Ejemplos con mosquetería

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero cuando la comitiva se aproximaba a la ciudad portando bandera blanca, Tejedor fue muerto por disparos de mosquetería hechos desde una azotea.
No faltaba ninguno, allí estaba el vidriero de la calle de la Sartén, uno de los más ilustres capitanes de la mosquetería, allí el vendedor de libros de la Costanilla de los Ángeles, hombre perito en las letras humanas, allí , cuyo fuerte pulmón hizo acallar él solo a todos los admiradores de , allí el hojalatero de las Tres Cruces, esforzado adalid, que traía bajo la ancha capa algún reluciente y ruidoso caldero para sorprender al auditorio con sinfonías no anunciadas en el programa, allí el incomparable Roque Pamplinas, barbero, veterinario y sangrador, que con los dedos en la boca, desafiaba a todos los flautistas de Grecia y Roma, allí, en fin, lo más granado y florido que jamás midió sus armas en palenques literarios.
Sobre esta descarga, siguió desde los palos una nueva granizada de tiros de mosquetería que hicieron un notable daño matando e hiriendo muchos marineros.
Si habían sostenido guerras con las tribus de sus comarcas, desconocían absolutamente la fabricación y uso de armas cortantes y matadoras, sus numerosos ejércitos ignoraban la táctica y estrategia de los movimientos, sus victorias se las daba el número y el valor, no los recursos artificiales de los ejércitos europeos, y el uso de la mosquetería y artillería, el de la caballería, y los recursos de los movimientos militares, eran para los peruanos cosas muy superiores en aquel siglo a lo que hubiesen ellos ni siquiera podido concebir en el arte de la guerra.
En efecto, empezando a evolucionar los españoles, el valiente Huascar miraba con asombro la brillantez de las armas, la velocidad de los caballos, y la unidad y conformidad de los movimientos de los masas: pero a las descargas de la mosquetería y al estampido del cañón, el terror se apoderó de sus miradas, y con rudos rendimientos se despidió de Pizarro, y marchó a su corte sepultado en melancólicos presentimientos.
Cual un torrente, los Peruanos se precipitaron sobre las lanzas españolas, y aunque el fuego del cañón y de la mosquetería asolaba las líneas, caían valientes, pero no se daban a la fuga, volvían a rehacerse, cargaban de nuevo y escuchaban las órdenes del bizarro Huascar.
con todas las fuerzas, usando de la artillería y mosquetería, que con tantos esfuerzos logró.

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