Ejemplos con moscardón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Municipios: Albarracín, Bezas, Bronchales, Calomarde, Frías de Albarracín, Gea de Albarracín, Griegos, Guadalaviar, Jabaloyas, Monterde de Albarracín, Moscardón, Noguera de Albarracín, Orihuela del Tremedal, Pozondón, Ródenas, Royuela, Rubiales, Saldón, Terriente, Toril y Masegoso, Torres de Albarracín, Tramacastilla, Valdecuenca, El Vallecillo y Villar del Cobo.
Además es considerado un virtuoso instrumentista sobre todo debido a su innovadora técnica de mano derecha la cual le permitió ser el primer bajista eléctrico en el mundo en grabar El vuelo del moscardón de Nikolái Rimski-Kórsakov.
La prueba consiste en tocar El vuelo del moscardón de Nikolái Rimski-Kórsakov lo más rápido posible, sin fallos y de manera que siga siendo reconocible la melodía.
Al cerrar la noche iban acudiendo por distintos caminos los del cortejo, unos en grupos, canturreando con acompañamiento de relinchos y cloqueos, otros solitarios, haciendo vibrar en su boca el zumbido del , un instrumento compuesto de dos laminillas de hierro que gruñía como un moscardón y les hacía olvidar la fatiga de la marcha.
Pepet abría la marcha con el en los labios, que le acompañaba en su caminata con un zumbido de moscardón.
A pesar del ambiente húmedo, un moscardón de zumbido pegajoso cruzó varias veces sobre los dos visitantes.
Después ha tornado a describir el medio círculo, y como el moscardón se estuviese quedo, se ha lanzado contra él audazmente.
Entonces el moscardón se ha movido, y Ron ha desandado el camino recorrido.
Luego, cuando el moscardón se ha amansado, Ron, que estaba a su derecha, ha descrito un perfecto medio círculo y se ha colocado frente a frente de su adversario.
Azorín ha soltado en la caja un moscardón fuerte y voluminoso.
Mucho trabajo le costó aquel día sacudirse el pesado moscardón, pero al fin se fue Manolita sin obtener lo que deseaba, lamentándose de su mala suerte.
El año marchaba con apagados pasos a su fin, sin grandes sucesos, sin más ruido que el de los ejes chillones y desengrasados de la máquina gubernamental, y el zumbar unísono del moscardón, o sea , monólogo de un pueblo que se aburre y se despereza en los albores de la desesperación.
Del conjunto de ellas resultaba un zumbido de inmenso moscardón que vagaba con vuelo de ondas inciertas, aquí más tenue, allá más profundo.
Como ruido de moscardón sonó en sus oídos la voz del Oficial, refiriéndole el fin de la página histórica de aquel día.
No le dejé concluir: ya el sonsonete de su voz, que había empezado festiva, volviéndose gradualmente cavernosa y lúgubre, retumbaba en mi cerebro como el insufrible aleteo del moscardón.
Saturno embistió al Ministro y a mi suegro con su salmodia de moscardón, sin darles respiro, de lo que me alegré mucho, porque así pudimos tener Eufrasia y yo algunos apartes, y comunicarnos las respectivas instrucciones y consignas.
Y sí Amparito no pensaba esto mismo que suponía el antiguo novio, era algo parecido lo que expresaban sus miradas fieras y sus gestos desdeñosos para espantar a aquel moscardón molesto, que no la dejaba ni a sol ni a sombra.
La mamá le dijo con muy buenas palabras que no volviese por aquí, que no pensase más en mi persona, pero ¡que si quieres! Me asomo al balcón, y ¡cataplum! allí está en la esquina mi hombre, con una cara tan desmayada, que da risa, salgo a paseo, y siempre que vuelvo la cabeza veo tras de mí al moscardón, con un aspecto que no parece sino que cualquier día va a subir al Miguelete para tirarse de cabeza, ¡Pero, hombre, tú que tienes amistad con él y te hace caso, dile que no sea tan pesado! Dile que yo le querré siempre como un buen amigo, pero que no me importune más, pues su testarudez la pago yo.
Desde aquel instante las palabras del Marqués no fueron para mí sino un zumbido de moscardón.
Uno me cogía por el pie derecho, otro por el izquierdo, y otro más feo que Barrabás atome una cuerda al cuello, con cuyo tren y el tirar por aquí y por allí me llevaron volando a mi pueblo para que viese a Dorotea hablando con el sargento Moscardón.
Un moscardón zumbaba en torno a la bombilla eléctrica, al través de la puerta cerrada, se oían confusos los mil rumores del hotel, y llegaban hasta ellos graves, sonoras, contundentes, diez campanadas que el reloj de la Puerta del Sol descargaba como mazazos sobre el yunque del nocturno silencio.
¡Oh! el moscardón embriagado en el mingitorio de la posada, enamorado de la borraja y al que disuelve un rayo de luz.
Mucho trabajo le costó aquel día sacudirse el pesado moscardón, pero al fin se fue Manolita sin obtener lo que deseaba, lamentándose de su mala suerte.
Saturno embistió al Ministro y a mi suegro con su salmodia de moscardón, sin darles respiro, de lo que me alegré mucho, porque así pudimos tener Eufrasia y yo algunos apartes, y comunicarnos las respectivas instrucciones y consignas.
Esta última hacía en la casa los oficios del moscardón.
No podía su voluntad librarse de ambas visitas espectrales: a Pertusa le tuvo en su retina toda la noche, y no cesaba de oír el insufrible moscardón, repitiendo su oratorio zumbido: «¿Qué pretende el corifeo de los libres? La dictadura, tras de la cual vendrá el satánico reinado de la diosa Razón.
A la manera de un moscardón impertinente, cruzábala de un lado a otro, tropezando en las sinuosidades deteniéndose como cansada en las hondonadas de tan singular cabeza, en forma de cono, semejante a la cresta del Cotopaxi, más parecida acaso a la proa abollada de un buque náufrago.
Al mismo tiempo, don Roque andaba febril, azoradote, inapetente y desatinado, cobardón y turulato delante de los de Madrid, «por no saber qué decirles,» y a la vez buscándolos y persiguiéndolos, y hocicándose con ellos en todas partes como moscardón deslumbrado con la llama de un candil.
Yo no quisiera que entrase en la sala ese terrible moscardón del aburrimiento que ensarta todas las cabezas por un hilo tenue de sueño y pone en los ojos de los oyentes unos grupos diminutos de puntas de alfiler.

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