Ejemplos con moroso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los Martilleros Públicos pueden desempeñarse también como auxiliares de justicia en los procesos en donde el juez necesita saber el valor de una propiedad o decide el remate de un bien mueble o inmueble de un deudor moroso, por ejemplo.
Para ser reconocido legalmente como moroso debe obrar en poder de ambas partes un documento legalmente reconocido donde el deudor esté obligado a efectuar dichos pagos por ejemplo: contratos de créditos, contratos de tarjetas de crédito, contratos de servicios telefónicos, escrituras hipotecarias y escrituras de crédito con garantías hipotecarias, letras de cambio, cheques o pagarés impagados.
Moroso es la persona física o jurídica que está legalmente reconocido como deudor , en el ámbito bancario español se suele aplicar a partir del tercer recibo impagado.
Y por último, la nueva ley permitía renegociar las deuda del fútbol que en ese entonces acarreaba Quintero Unido para lo cual, el club siendo moroso tendría un año para suscribir un convenio de pago con la Tesorería.
De factura humilde esta iglesia forma parte de los tres únicos ejemplos de arquitectura de repoblación existentes en Cantabria junto a Santa María de Lebeña y la ermita de San Román de Moroso, también esta última en el valle de Iguña.
Se cree que fue construido probablemente en el siglo X y formaba parte del monasterio de Moroso, de gran importancia en la Alta Edad Media.
Junto a él otro de los máximos exponentes es la ermita de San Román de Moroso, en Bostronizo.
Debemos hacer constar, aunque sea obvio que si no hay ningún documento que sea capáz de demostrar la citada deuda, legalmente la deuda no existirá y no se podrá efectuar ningún tipo de acción legal contra el moroso.
Tras, tras, tras, sonaban los cascabeles, con lento giro, consumiendo en forma de hilo moroso la abultada y sucia madeja de las horas nocturnas, que forzosamente había que hilar y devanar.
Todos, sin saber lo que hacían, se habían arrojado al mar, envueltos en el sonambulismo moroso que flotaba en el buque.
—Y, cuando habia procesion o castillo de fuego que ver, nunca faltaba un balcon de tal o cual deudor moroso, cuyo domicilio tuviese puerta falsa a alguna solitaria calleja, por donde entrar con el debido recato.
Ya por el moroso Idomeneo supimos cómo la perseverancia en una alta idealidad, cómo el fervor de un gran designio, puede hermanarse con un tierno interés por las demás cosas bellas y buenas que abarca la extensión infinita del mundo.
Bonifacio era un hombre pacífico, suave, moroso, muy sentimental, muy tierno de corazón, maniático de la música y de las historias maravillosas, buen parroquiano del gabinete de lectura de alquiler que había en el pueblo.
Don Juan, que era sumamente moroso y tranquilo, había cambiado mucho con las enseñanzas y excitaciones de Marta.
Y Grano de Coral contestó: ¡Oh ama mía! Sólo sé de un hombre capaz de acompañarnos y defendernos, y es el negro Moroso, uno de los esclavos más corpulentos del rey Omar Al-Nemán.
En seguida Grano de Coral fué en busca del negro, y le dijo: ¡Oh Moroso! he aquí que ha llegado el día de tu suerte.
Y el negro Moroso, apenas vió a la reina, se adelantó y besó la tierra entre sus manos.
Y a pesar de todo el horror que sentía, le habló de este modo: ¡Oh Moroso! ¿eres capaz de ayudarnos en las contrariedades del tiempo y de auxiliarnos en nuestros infortunios? Si te revelara mi secreto, ¿serías bastante prudente para no divulgarlo?.
Y el negro Moroso, que al ver a Abriza había sentido inflamarse su corazón, dijo: ¡Oh mi señora! haré todo lo que me mandes.
Y como no pudiese aguantar más, dijo al negro: ¡Oh Moroso! ayúdame a apearme, porque mis dolores me anuncian que esto ya llega al fin.
Luego empezaron a girar sobre las arenas en moroso círculo, al compás de.
Pero cuando los tres se hubieron apeado, el negro Moroso, al ver los encantos de la reina, llegó al límite de la excitación, y su herramienta se enderezó terriblemente, y le levantaba el ropón.
A semejante pauta obedeció el entendimiento crítico de Villemain, llevado, como por declive suave y moroso, a seguir el impulso de las ideas que llegaban con el nuevo tiempo, sin conceder sensiblemente en nada, pero quedando, al fin, a considerable espacio del punto de partida, a manera de esas aldeas asentadas sobre tierras movedizas y pendientes: que, fundadas cerca de la altura, un día amanecen en el valle.
, modo de saber de sí que no es prurito exasperador, ni deleite moroso, sino obra viva en favor de nuestro perfeccionamiento, que no nos incapacita, como el otro, para el ejercicio de la voluntad, sino que, por lo contrario, nos capacita y corrobora, porque consiste en observarse para reformarse: en sacar todo partido posible de nuestras dotes de naturaleza: en mantener la concordia entre nuestras fuerzas y nuestros propósitos, y descender al fondo del alma, donde las virtualidades y disposiciones que aún no han pasado al acto se ocultan, volviendo de esa profundidad con materiales que luego la acción aplica a su adecuado fin y emplea en hacernos más fuertes y mejores, como quien alza su casa con piedras de la propia cantera, o como quien forja, con hierro de la propia mina, su espada.
Todos sin saber lo que hacían, se habían arrojado al mar, envueltos en el sonambulismo moroso que flotaba en el buque.
El fundador del mayorazgo pudo disponer de su hacienda, pero no del caudal de los artesanos, impidiendo con la vinculación, que no cobren lo que el poseedor, moroso y gastador, dejo de pagar en vida.
Para efectuar el préstamo había que esperar a que pagara un cliente moroso, que ya tenía fuera de tino al Sr.
Porque yo, mi buen amigo, podré ser algo moroso en saldarlas, por no andar siempre en mí los medios y los buenos propósitos a un mismo nivel, pero de eso a no reconocerlas, o a aceptar lo que usted pretende, hay una distancia enorme.
Entonces el negro Moroso se apresuró a apoderarse de los mulos, cargados con las riquezas y con los bienes de Abriza, y llevándoselos por delante, huyó rápidamente hacia las montañas.
Cuando el negro Moroso hubo oído estos versos, su cara se congestionó de odio, sus facciones se agitaron convulsivamente, sus narices se hincharon, sus gruesos labios se contrajeron, y todo su ser trepidó de furor.

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