Ejemplos con monísimo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Antes de repetir en mi presencia lo que a su padre había dicho respecto a su nuevo estado, quiso mostrarnos a los dos los diferentes regalitos que le había hecho su tío putativo: unos zapatitos de charol muy monos, todavía no estrenados, un vestido de merino negro muy honesto y apersonado, para ir a la iglesia, otro de percal sin colorines, pero adornado con mucho aquél, varias alhajillas de poco precio, de oro fino, que no llamaban la atención ni por sus dimensiones ni por su riqueza, medias negras de semiseda, zapatillas de abrigo para dentro de casa, peines y avíos de tocador, un rosario hecho con huesos de aceitunas del Huerto de las Olivas donde oró el Señor en Jerusalén, y, por último, un devocionario monísimo, con sus tapas de nácar y broche dorado para cerrarlo.
¡Y qué monísimo estará llorando por su Lolita, que el otro reclama! Lo que es mujer de talento, vaya si lo es.
! ¡Monísimo! ¡Y pensar que hace tres semanas bailábamos todas en su casa! ¡Vamos! Si después de todo, resulta que cuando se trata de divertirse perdemos todas la vergüenza.
El blanco albornoz de la incógnita pasó rozando el terciopelo granate del abrigo de Currita, y una frase alemana, que esta pudo oír y no pudo entender: Ahí la tienes , pareció caer entonces de la nariz corva y afilada, y ambos fantasmas desaparecieron entre el gentío precedidos de un monísimo que apenas contaría doce años.
Y besó con piedad filial a la marquesa, con amor fraterno a la de Bara, estrechó la mano de Butrón con infantil afecto, y tuvo una cariñosa sonrisa para el general Pastor y un saludito protector y monísimo para el señor Pulido.
Un monísimo, el que había visto Currita en el Teatro Real la noche del estreno de , se hallaba a la puerta: preguntóle ella si las estaban en casa y el chico contestó afirmativamente, haciendo entrar a las damas en un saloncito de la planta baja.
Lo primero que él hizo al despertar fue ver si le habían quitado su tesoro, y como extrañase no hallar el puñal, díjole su mujer: El puñal lo he guardado yo Es monísimo.
La línea de su perfil no era pura, ni sus ojos pardos eran muy grandes, ni su boca muy chica, pero el conjunto del rostro resultaba monísimo: las pupilas parecían estrellas adormiladas, la boca un nido de sonrisas inquietas, el mirar y el sonreír formaban juntos un mohín delicioso.
Ustedes dirán lo que quieran pero yo Es que no se fijan bien Y en último caso, vamos a ver, ¿me negarán que es monísimo?.
Y él insistiendo siempre, pesadito, monísimo.
Esto era monísimo, sobre todo si se completaba tan lindo artificio con la cadena a la y broche a la sujetando el cabello.
-No, no, es usted monísimo -dijo Elena con malicia-, pero yo estoy por los feos.
¡Voto a Rus dijo Sancho, no dé yo un ardite porque me digan lo que por mí ha pasado!, porque, ¿quién lo puede saber mejor que yo mesmo? Y pagar yo porque me digan lo que sé, sería una gran necedad, pero, pues sabe las cosas presentes, he aquí mis dos reales, y dígame el señor monísimo qué hace ahora mi mujer Teresa Panza, y en qué se entretiene.
En cuanto supe yo que tenía convulsiones, ¡cosa perdida! Así se nos quedó muerto un sobrinito monísimo, que era mi encanto.
-¿Sobre Peleches también? -preguntó Nieves frunciendo un poco el entrecejo monísimo.
- Verá usted qué monísimo está y qué gracia tiene visto de cerca.
¡Y qué monísimo estará llorando por su Lolita, que el otro reclama! Lo que es mujer de talento, vaya si lo es.
¡Esposo de la Flaviani, a quien adoraba, padre de Felipe, que era monísimo, loco por el arte, con una inteligencia para la música!.

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