Ejemplos con monte

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ir al monte con sus sabuesos, seguir la pista del oso, llegar a verle, apuntarle, herirle, ¡oh placer!, y, sobre todo, rematarle a puñaladas, luchando con la fiera cuerpo a cuerpo, brazo a brazo, solo, sin más testigos que sus perros, sin otro auxilio que el de su corazón impávido, su puño de bronce y su puñal de acero.
En cuanto al corazón de la duquesa, emplearé una frase de mi padre: todo de miel hiblea y más grande que el monte Olimpo.
Aquí se había ofrecido un juzgado de primera instancia, allá, una carretera, en el otro pueblo, la aprobación de sus cuentas municipales, ¡que ya tenían que ver!, en el del otro lado, la tala de un monte, y en el de enfrente, el repartimiento, entre los vecinos, de ciertos terrenos de propios.
¡Los lobos en el monte tienen más hermandad que vosotros! ¡Nacidos sois de un mismo vientre, y peleáis como fieras que por acaso se hallan en un camino!.
Para hacer penitencia iríase al monte, donde tiene un gran pazo.
Me acosan como perros, quieren que viva fuera de las ciudades, me acorralan, empujándome hacia el monte, hacia el desierto, donde no existen seres humanos.
Eran aventureros que querían la guerra por la guerra, ilusos deseosos de fortuna, mozos del campo que, en su ignorancia pasiva, habían ido a las partidas como se hubieran quedado en casa a tener otros consejeros, almas sencillas que creían firmemente que en las ciudades quemaban y devoraban a los ministros de Dios, y se habían lanzado al monte para que la sociedad no cayese en la barbarie.
Erguíase bajo el artístico dosel del Monte Tabor, sobre cuatro escalones, para que le viesen bien todos los del coro y se convencieran de que era su príncipe.
Las familias huían al monte al ver en lontananza a los representantes del rey, los pueblos quedaban desiertos y caían en ruinas.
Bajo el medallón grandioso que sirve de respaldo al Monte Tabor, obra de Berruguete, se abre la capillita de la Virgen de la Estrella.
Le habían arrancado a la monótona ocupación de cuidar las reses en el monte, y lo conducían a Valencia para hacer suerte , o más bien, por librar a la familia de una boca insaciable, nunca ahíta de patatas y pan duro.
Y pensando esto, su mirada iba instintivamente hacia el mármol de una consola, donde antes se exhibían unos magníficos candeleros de plata guardados ahora en el Monte de Piedad, y miraba igualmente los cromos baratos que adornaban las paredes del salón, sustituyendo a dos grandes cuadros heredados de su padre, obra de Juan de Juanes, por los cuales le habían dado lo preciso para vivir durante un mes.
¡Para hombres bonitos está el tiempo! Con que resignarse, hijas mías, que por ser cabras no ha de abandonaros vuestro pastor, tomad ejemplo de las ovejas con quien vivís, y tú, Fortunata, agradéceme sinceramente el bien inmenso que te doy y que no te mereces, y déjate de hacer melindres y de pedir gollerías, porque entonces no te doy nada y tirarás otra vez al monte.
Él se empeñaba en que yo fuera de otro modo, pero la cabra siempre tira al monte.
¡Al monte, hija, al monte! Bueno, allá se entenderá usted con Dios.
¿Qué te crees tú? Tiene millones escondidos en el Banco y en el Monte.
Y yo digo que es menester acantonar a Madriz, pegarte fuego a las Cortes, al Palacio Real, y a lo judíos ministerios, al Monte de Piedad, al cuartel de la Guardia Cevil y al Dipósito de las Aguas, y luego hacer un racimo de horca con Castelar, Pi, Figueras, Martos, Bicerra y los demás, por moderaos, por moderaos.

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