Ejemplos con modernas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estos objetos son una características de sociedades modernas y antiguas, y suelen hacerse para ganar el favor de fuerzas sobrenaturales, como atestiguan las fuentes históricas griegas y romanas, si bien actos parecidos se siguen haciendo en la actualidad, como por ejemplo en los pozos de los deseos.
Variedades modernas de recubrimientos alcalinos, de látex y pinturas son materiales por lo general tixotrópicos que no caen de la brocha del pintor pero se pueden aplicar fácil y uniformemente pues el gel se liquidifica cuando se aplica.
La Igesia es un edificio medieval reformado en el siglo XVI, con un retablo mayor churrigueresco de la primera mitad del siglo XVIII que es bello pero algunas imágenes han sido sustituidas por otras más modernas.
Desaparecieron las imágenes empleadas en la función del descendimiento y otras simplemente se renovaron o cambiaron por obras más modernas.
Aunque inicialmente favorecía el uso generalizado de la palabra Wicca para referirse a las distintas manifestaciones modernas de brujería, incluso las tradicionales, al sentirse incómodo con el híbrido ecléctico de la Neo-Wicca, se apartó de ella y cambió por completo su postura, delineando conexiones entre lo que prefirió llamar Stregoneria y paganismo.
El olvido y el óxido del abandono envejecían estas piezas modernas.
Dentro del arte, que es donde el sentido de lo selecto tiene su más natural adaptación, vibran con honda resonancia las notas que acusan el sentimiento, que podríamos llamar , del espíritu, en medio de las modernas condiciones de la vida.
La cabida de estos buques se marcaba por salmas, botas y cántaros, que equivalían a las modernas toneladas.
Pero su inteligencia viva y brillante reconoce y acepta las novedades modernas.
En este ambiente de lobreguez señorial, los objetos del pasado se amoldarían con facilidad, sin el grito de protesta que parecían lanzar al ponerse en contacto con las paredes blancas de las habitaciones modernas La histórica morada exigía cuantiosos desembolsos, por algo había cambiado de propietario muchas veces.
Habíase encargado una nueva y fina vajilla con la cifra de Belinchón, todo el aparato de las comidas modernas, cuchillos de hoja de plata, para la fruta, tenedores de ostras, tarjetas litografiadas para el y otros utensilios inusitados hasta entonces en las comidas de la casa.
Llevaba aprendidas unas cuantas tonterías, que representaban las ideas modernas y el otro alumno las rebatía y pulverizaba en un periquete, triunfando de este modo la fe sobre la impiedad de la falsa ciencia moderna.
El sofisma religioso, tolerando en la tierra la injusticia sin más consuelo que la esperanza en un mundo mejor, era demasiado grosero para las inteligencias modernas.
¿Acaso Inglaterra es España? Ya sé yo que se ríen de ellos en todas las naciones modernas y poderosas: únicamente Francia se rasca de vez en cuando para echárselos lejos.
Las había de todas las épocas: unas groseras y herrumbrosas, con las huellas del martillo, ostentando escudos cerca del agarradero, otras más modernas, pulidas y brillantes como si fuesen de plata, pero todas enormes y pesadas, de robustos dientes, cual convenía a la grandeza del edificio.
Existían ciudades tan populosas como las modernas capitales del mundo, poblaciones enteras eran inmensas fábricas de tejidos, se cultivaba todo el suelo de la Península.
Yo soy del catolicismo a la antigua, de aquella religiosidad española neta: un catolicismo castellano, como quien dice de panllevar, limpio de extranjerías modernas.
Le parecían populosas, y hasta experimentaba ese mareo que las grandes agitaciones modernas causan en los habituados a una vida sedentaria.
Pobre es, si piensa en aquellos tiempos, pero si se compara con el catolicismo de las naciones modernas, resulta, como en los siglos anteriores, la institución más favorecida y que mejor bocado se lleva del Estado.
A las once, el calor y la afluencia de gente hacían ya insoportable la estancia e imposible el tránsito por los salones del marqués de Butrón: hallábanse abiertas de par en par cuantas puertas y ventanas había en la casa, y más que concurso de gentes, parecía aquello un confuso revoltijo de joyas, plumas, flores, telas vistosísimas y mujeres medio desnudas, entre las que se destacaban las manchas oscuras de los hombres, revolviéndose entre ellas sofocados y sudorosos, como un enjambre de gusanos negros que hubiera fermentado aquella compacta masa de mundo, demonio y carne En el gabinete más próximo al vestíbulo, el marqués y la marquesa de Butrón recibían a sus convidados, viendo desfilar con la misma amable sonrisa grandes nombres y grandes vergüenzas, inocencias completas y malicias refinadas, honras sin tacha y reputaciones escandalosas, barajadas y confundidas en aquella casa, sin disputa alguna noble y honrada, por la impúdica y funesta tolerancia de las grandes sociedades modernas.
La , aquella mansión tan sagrada para el patriarca antiguo, para el ciudadano romano, para el señor feudal, para el árabe, la Casa, arca santa de los penates, templo de la hospitalidad, tronco de la raza, altar de la familia, ha desaparecido completamente en las capitales modernas.
El hombre que como ustedprosiguió don Evaristo, no se deja engatusar por las sabidurías modernas, está en disposición de hacer el bien, pero no el bien de cualquier modo, sino sublimemente ¡caramba!, mirando para el cielo, no para la tierra.
A derecha e izquierda, en cromos chillones de gran tamaño, los dos Sagrados Corazones, y sobre ellos se abrían dos ventanas enjutísimas, terminadas por arriba en corte ojival, con vidrios blancos, rojos y azules, combinados en rombo, como se usan en las escaleras de las casas modernas.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba