Ejemplos con moños

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los machos en celo tienen grandes gorgueras de plumas y moños auriculares, que varían individualmente en colores y en diseño.
Lleva un uniforme con falda y moños de color morado y granate, el cual, en su forma inicial, es diferente de los de las demás.
Proviene del planeta Mercurio y lleva un uniforme con falda de color azul y moños celestes.
Cada cosa usada en la danza desde los trajes, los moños, arcos, sonajas, y demás cosas son bendecidas por el cura, quien acepta que se lleven a cabo estas danzas simbólicas, los pasos de baile de los Matachines simbolizan las oraciones del creyente.
Cuando adoptaron el traje de los recién desaparecidos, agregaron el coton de jantetelcos adornos con perlas, listones y moños multicolores, cambiaron los huaraches por tenis con moños de colores, multiplicaron pañoletas sustituyéndolas por los gaznes bordados.
Lucían peinados con bucles y arreglos de plumas o moños.
Los soldados llevaban en los sombreros una cucarda con los colores amarillo y encarnado, en las bocas de los fusiles moños de cintas celestes y blancas, y una escarapela con el retrato de Fernando VII.
Un peinado consistente en moños parecidos a dango en algún lado de la cabeza se conoce a veces como odango.
Como escribió Isabel Drumond Braga: Su los fanchonos identificación era facilitada por la manera extravagante en la que se presentaban, el uso exagerado del color, los elementos femeninos en la ropa, el maquillaje, el recurso a la depilación y el uso de cabellos largos con moños y flecos.
Como yo la mirase con sorpresa, al verla por primera vez en aquella guisa, ella, con sus graciosas despachaderas, me dijo: ¿Qué miras ahí, papanatas? ¿Es que nunca has visto una mujer en la cama y sin vestir? ¿O es que te parece mal que las viejas cuidemos de sostener y realzar los restos de belleza que nos quedan? Y no vayas a figurarte, ya que como cura serás malicioso, que sois como mulas resabiadas, y los resabios del mal pensar los habéis adquirido en el confesonario, en donde de la gente no aprendéis sino lo malo y lo feo, y eso que no os lo dicen todo, no vayas a figurarte que me pongo estos moños por vanidad, ¡a buena hora! Lo hago por decoro, y por algo más.
No se veían sino dijes y prendas graciosas abandonadas sobre sillas y mesas, sombrillas largas, de seda, muy recamadas de cordoncillo de oro, cabás y estuches de labor, ya de cuero de Rusia, ya de paja con moños y borlas de estambre, aquí un chal de encaje, allí un pañuelo de batista, acá un ramo de flores que agoniza exhalando su esencia más deliciosa, acullá un velito de moteado tul, y encima las horquillas que sirven para prenderle.
¿Si pensarás, si pensarás tú que me la das con tus lagoterías? Anda, déjame en paz te llevo porque es preciso, preciso, si no ¿quién te aguanta en invierno? Pero a ver cómo somos formales, formales o te quemo esos moños malditos al fin nunca vas sino hecha una cursi, una cursi.
Hija mía, no te metas con Roma, ni creas que amansarás a las apostólicas damas, poniéndote todos los moños del catolicismo y del papismo.
La noble estampa del caballo resulta atrozmente desfigurada con aquellos moños de riquísimas plumas que les ponen en la cabeza, y su fiereza y gallardo juego de manos se pierden en el fúnebre recogimiento con que los llevan.
Cierto que María Cristina cerdea, pero ya se quitará los moños la señora napolitana cuando vea que la popularidad de D.
Cuantos historiadores han descrito el acto de la entrega de la Infanta hacen mención del contraste que ambas Cortes formaron: las damas francesas se presentaron ataviadas con exquisita elegancia, las nuestras afeadas por sus ridículos guardainfantes y tontillos, en cambio los caballeros de Luis XIV iban sobrecargados de lazos, cintas y moños mientras los españoles vestían el airoso traje de seda y terciopelo negros, esmaltado el pecho por alguna venera verde o roja de las Órdenes Militares.
Suelen vestir bien, es cierto, pero no porque despilfarran en trapos y moños lo poco que ganan.
He preparado cosas muy bonitas: cortinas, ramilletes, moños, y otras mil chucherías, todo nuevo.
De la iglesia, de las tiendas, vendrán de comprar perendengues y moños.
Las tres damas estaban con los moños al aire, hablando a un tiempo en alta voz, con ese desparpajo y esa independencia de modales que caracterizan a los vendedores ambulantes que viven siempre al aire libre, y tienen la voz hecha a la gritería de los pregones.
Vi asimismo objetos de un orden enteramente distinto, es decir, trajes hermosísimos de mujer, arrojados en desorden por el suelo, y también escofietas, moños, lazos, abanicos, quirotecas, zapatillas de raso y luengos encajes de aquellos finísimos y hereditarios, que eran, como los diamantes, orgullo y riqueza de las familias.
Por otro lado, descollaban las pelucas blancas, las casacas bordadas y las camisas de chorrera, allí una dama con un perrito que enderezaba airosamente el rabo, acullá una vieja con un peinado de dos o tres pisos, fortaleza de moños, plumas y arracadas, en fin, la galería era un museo de trajes y tocados, desde los más sencillos y airosos hasta los más complicados y extravagantes.
Las Cutres no eran ricas cuando perdieron a su madre, por cierto una de las mujeres más hermosas de la provincia, muy pretendida después de viuda y muy aficionada a trapos y moños, algo casquivana, en resumen.
¿Qué me importa a mí si en casa de usted nunca se come a la hora, ni si hay madres de tres hijos que pasan el día haciendo moños y ensayando pasos al espejo para ir por la noche al baile, que no saben en dónde están los calcetines del marido, ni los pañales del último retoño que está gimiendo a los pies de la cama de la nodriza, mientras ésta despide a un primo que va a la Isla de Cuba, ni si hay mujeres que aprecian más un vestido que al padre de sus hijos? No, amiga, esas cosas no las oigo yo nunca de boca de una mujer así.
El viejo, ¡qué maravilla!, se abonó a landó y palco, señaló cantidades para trapos y moños, despidió a la cocinera por guisar mal -Ignacia solía dejar en el plato la blanqueta de gallina- y declaró a voces:.
- Sí, ponte moños.
Por aquel entonces acababa yo de hacer la quinta experiencia, no más feliz que las otras cuatro, de cruzar la casta ''padua'' con la ''cochinchina'', de tal modo y con precauciones tales, que me diera una nueva especie de siete moños rojos, dos charreteras amarillas y calzas de color lagarto, cuando me dicen que el ejemplar que yo busco con tanto empeño le tiene el cura de Caminucos.
Silenciosa, avanzó hacia el jergón donde yacía el cuerpo, pero lo rodeaban las mocitas, admirando la gorra de moños y el traje con tiras bordadas.
Acababa de fijar ahincadamente la vista en el jergón donde reposaba el cuerpecito, amortajado con el traje de los días de fiesta y la marmota de lana blanca y moños de colores.

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