Ejemplos con miríadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En su ensayo acerca de la vida de las ostras, Gaillon determina, por observaciones microscópicas, que el color verde que caracteriza a ciertas épocas del año a las depositadas en los parques, ese gusto particulr que adquieren en ese estado tan deseable para los gastrónomos se debe a animalículos infusorios del género Vibrion que pululan por miríadas en ciertos periodos del año, y donde se alimentan las ostras.
Rebecca, Reverenda Madre salvaje de los judíos, transmisora de las miríadas de memorias recogidas por Lucilla en extremis durante la destrucción del planeta escuela Lampadas.
Las moscas acudían a miríadas a los sacrificios de Molloch y los judíos consideraban de feliz agüero que no se viera jamás una mosca en el templo de Salomón.
Y la familiaridad con las ciencias y subsecuente visión por miríadas de imágenes se obtiene profesando, por vocación y con fe, en una casa de huéspedes.
No era posible que con aquel traje nadie le detuviese, y, en efecto, lejos de detenerle, la gente le seguía, le arrastraba en su torrencial flujo, le llevaba en volandas, en hombros, en brazos, en alto, en improvisado palanquín, no sabía él mismo cómo, pero ciertamente bogando por cima de un océano de farolitos tembladores y oscilantes, entre cuyas olas, acribilladas de luz, se anegaba a veces, viniendo las miríadas de puntos luminosos a inundar su cabeza, a quemar con reiterado picor de brasas su cuerpo, a deslumbrar y cegar sus pupilas resecas de calentura.
Fueron en lo antiguo veinticuatro miríadas de soldados que desertaron a los etíopes con la ocasión que referiré.
El tiempo de las guerras que después sostuvo y de las campañas con que domó la Galia, como si hubiera tenido un nuevo principio y se le hubiera abierto otro camino para una vida nueva y nuevas hazañas, le acreditó de guerrero y caudillo no inferior a ninguno de los más admirados y más célebres en la carrera de las armas, y, antes, comparado con los Fabios, los Escipiones y los Metelos, con los que poco antes le habían precedido, Sila, Mario y los dos Luculos, y aun con el mismo Pompeyo, cuya fama sobrehumana florecía entonces con la gloria de toda virtud militar, las hazañas de César le hacen superior a uno por la aspereza de los lugares en que combatió, a otro, por la extensión del territorio que conquistó, a éste, por el número y valor de los enemigos que venció, a aquel, por lo extraño y feroz de las costumbres que suavizó, a otro, por la blandura y mansedumbre con los cautivos, a otro, finalmente, por los donativos y favores hechos a los soldados, y a todos, por haber peleado más batallas y haber destruido mayor número de enemigos, pues habiendo hecho la guerra diez años, no cumplidos, en la Galia, tomó a viva fuerza más de ochocientas ciudades y sujetó trescientas naciones, y habiéndosele opuesto por partes y para los diferentes encuentros hasta trescientas miríadas de enemigos, acabó con un millón en las acciones y cautivó otros tantos.
Florecen suavemente, miríadas se mezclan, se contraen,.
Un vapor sofocante, húmedo y miasmático, difundidor del tifus, de la viruela y del paludismo, brotaba de las márgenes, entre cuyo boscaje chirriaban miríadas de insectos.
En el cielo, lustrosamente negro, brillaban miríadas de estrellas titilando en el agua.
orilla del mar, el cielo verde se oxidaba en los ladrillos del muro, y en las paredes de las torres rojas, las olas entrechocaban miríadas de peces gordos y tuertos, monstruosos peces ventrudos enfermos de lepra marina, mientras que un negro hidrópico amenazaba con el puño a un ídolo de sal.

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