Ejemplos con meditación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando se arrancó a esta meditación comenzaba a caer la tarde ¡Seguiría su destino! Él sólo podía vivir en las alturas, aunque fuese con la humildad del mendicante.
Pero necesito una semana de meditación.
Dijérase que había pasado, no una semana de meditación, sino muchos meses de ayuno, la noble y aguileña faz, tan enjuta, que casi era traslúcida, el cuerpecillo, tan reducido y descarnado, que apenas gravitaba sobre el suelo.
Belarmino despertó de su meditación para besar y abrazar a su hija, silenciosamente, con ahinco y ternura, todavía más exagerados que de ordinario.
Al amparo de un recogimiento unánime se verificaba en el espíritu de todos ese fino destilar de la meditación, absorta en cosas graves, que un alma santa ha comparado exquisitamente a la caída lenta y tranquila del rocío sobre el vellón de un cordero.
Spencer agregaba que era necesario predicar a los norteamericanos el Evangelio del descanso o el recreo, e identificando nosotros la más noble significación de estas palabras con las del , tal cual lo dignificaban los antiguos moralistas, clasificaremos dentro del Evangelio en que debe iniciarse a aquellos trabajadores sin reposo, toda preocupación ideal, todo desinteresado empleo de las horas, todo objeto de meditación levantado sobre la finalidad inmediata de la utilidad.
Y preservándoos contra toda mutilación de vuestra naturaleza moral, aspirando a la armoniosa expansión de vuestro ser en todo noble sentido, pensad al mismo tiempo en que la más fácil y frecuente de las mutilaciones es, en el carácter actual de las sociedades humanas, la que obliga al alma a privarse de ese género de , donde tienen su ambiente propio todas las cosas delicadas y nobles que, a la intemperie de la realidad, quema el aliento de la pasión impura y el interés utilitario proscribe: la vida de que son parte la meditación desinteresada, la contemplación ideal, el antiguo, la impenetrable estancia de mi cuento.
La escuela estoica, que iluminó el ocaso de la antigüedad como por un anticipado resplandor del cristianismo, nos ha legado una sencilla y conmovedora imagen de la salvación de la libertad interior, aun en medio de los rigores de la servidumbre, en la hermosa figura de Cleanto, de aquel Cleanto que, obligado a emplear la fuerza de sus brazos de atleta en sumergir el cubo de una fuente y mover la piedra de un molino, concedía a la meditación las treguas del quehacer miserable y trazaba, con encallecida mano, sobre las piedras del camino, las máximas oídas de labios de Zenón.
En él soñaba, en él se libertaba de la realidad, el rey legendario, en él sus miradas se volvía a lo interior y se bruñían en la meditación sus pensamientos como las guijas lavadas por la espuma, en él se desplegaban sobre su noble frente las blancas alas de Psiquis Y luego, cuando la muerte vino a recordarle que él no había sido sino un huésped más en su palacio, la impenetrable estancia quedó clausurada y muda para siempre, para siempre abismada en su reposo infinito, nadie la profanó jamás, porque nadie hubiera osado poner la planta irreverente allí donde el viejo rey quiso estar solo con sus sueños y aislado en la última Thule de su alma.
Todo género de meditación desinteresada, de contemplación ideal, de tregua íntima, en la que los diarios afanes por la utilidad cedan transitoriamente su imperio a una mirada noble y serena tendida de lo alto de la razón sobre las cosas, permanece ignorado, en el estado actual de las sociedades humanas, para millones de almas civilizadas y cultas, a quienes la influencia de la educación o la costumbre reduce al automatismo de una actividad, en definitiva, material.
Yo sé bien que las notas de desaliento y de dolor, que la absoluta sinceridad del pensamientovirtud todavía más grande que la esperanzaha podido hacer brotar de las torturas de vuestra meditación, en las tristes e inevitables citas de la Duda, no eran indicio de un estado de alma permanente ni significaron en ningún caso vuestra desconfianza respecto de la eterna virtualidad de la Vida.
Si Lucía y Pilar estuviesen fuertes en Historia, ¡a cuánta meditación convidaba la vista de tanto ebúrneo cuello, ornado de collares de diamantes o de estrechas cintas de terciopelo, y probablemente segado más tarde por la cuchilla, ni más ni menos, que el pescuezo del rey que presidía melancólicamente aquella corte! La cerámica era el primor de la colección.
Era el campo en domingo, cuando los trabajadores están en sus casas y el suelo parece reconcentrarse en silenciosa meditación.
Sí, francés Quedó el oficial en hostil meditación, sintiendo la necesidad de hacer algo contra este enemigo.
Freya, como si temiese los efectos de la meditación del capitán, la cortó de pronto con su charla apasionada.
Dejose caer en una butaca y clavó en las luces la mirada fija y vacía de los que se absorben en penosa meditación.
Yo ¡ay de mí! al pensar que me hallaba, en este día solemne, en medio del silencio de aquellos bosques majestuosos, aun en presencia del magnífico espectáculo que se presentaba a mi vista absorbiendo mis sentidos, embargados poco ha por la admiración que causa la sublimidad de la naturaleza, no pude menos que interrumpir mi dolorosa meditación, y encerrándome en un religioso recogimiento, evoqué todas las dulces y tiernas memorias de mis años juveniles.
Transcurrían diez minutos de meditación.
La esposa debe escogerse después de la oración, de la meditación, del examen atento, y especialmente, ¡fíjate bien en esto, criatura!, después del consejo maduro y reiterado de vuestros amigos prudentes, de vuestros maestros, y sobre todo, de vuestro director espiritual.
Venido al mundo en la mala época, cuando flaquea la fe y la Iglesia no puede imponerse por la violencia, el buen don Antolín había quedado obscurecido en la baja administración de la catedral, ayudando al canónigo Obrero en la partición y señalamiento de las pesetas que el Estado daba a la Primada, dedicando una larga meditación a cada puñado de céntimos, y esforzándose por que la santa casa, como las familias arruinadas, conservase su buen exterior, sin revelar la miseria.
Habíase mientras tanto rezado el rosario, y un jesuita subía en aquel momento al púlpito, para exponer la meditación que correspondía, según el orden establecido en los Ejercicios de san Ignacio.
A pesar del estado de mi ánimo y del abatimiento de mi espíritu, cuando tejía con ella la red de viva plática, recobraba yo mi buen humor de otro tiempo, y me volvía alegre y jovial, y me olvidaba de esas enervantes melancolías que han sido, y acaso todavía lo son, nota sombría de mi carácter, de este carácter mío soñador y lánguido, dado a la pereza y al fantaseo, al delirio vago y a la meditación sin objeto.
Maximiliano permanecía largas horas en su despacho o en la alcoba, sin salir ni siquiera a los pasillos, sumergido en una meditación que más bien parecía somnolencia, por lo común echado en el sofá, la vista fija en un punto del techo, al modo de penitente visionario.
Maximiliano la distrajo de esta meditación, dando quejidos profundos.
En aquella meditación, lo que descollaba, después de vueltas mil, era un vivo deseo de ser no sólo igual, sino superior a la otra.
Vuelta a la meditación, tomando el hilo de ella en el mismo punto en que lo había soltado Y aunque el Sr.
La meditación y el zurcido no le impedían mirar de vez en cuando a la calle, y la del Ave-María es mucho más que la de Raimundo Lulio.
La meditación era mucho más honda y eficaz si la señora tenía metida toda la mano izquierda, hasta más arriba de la muñeca, dentro de una media, y si las claraboyas de esta eran bastante anchas para poder tener sobre ellas enrejados como los de una cárcel.
No comprendía Maximiliano a cuenta de qué era aquello, pero tenía su espíritu admirablemente dispuesto para recibir toda sutileza que se le quisiera echar, estaba hambriento de cosas ideales, y la meditación, el estudio y la soledad habíanle dado una receptividad asombrosa para todo lo que procediera del pensamiento puro.
Feijoo había cerrado los ojos, y se sonreía en las tinieblas de su meditación.

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