Ejemplos con medianero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aunque actualmente no existen accesos entre ellas, las naves mayores, en origen, estuvieron comunicadas según se aprecia en la impronta de una puerta hoy cegada situada aproximadamente en el punto central del muro medianero.
Por el contrario, la tercera y única estancia interior que en época precedente estaba delimitada al fondo por el muro medianero a otras viviendas contrapuestas, se compartimenta en dos o tres habitaciones longitudinales que a su vez pueden encontrarse divididas transversalmente.
La zona de clausura se organiza alrededor de un pequeño patio que hace las veces de claustro, siendo uno de sus lados medianero con el coro de la iglesia.
Hemos podido documentar un muro medianero hecho de adobes y posteriormente enlucido, con restos de pintura roja.
Horcajo Medianero es un municipio en la provincia de Salamanca, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, España.
Luego sintió run-run de voces tras del tabique medianero.
Algunas mañanas, en los ratos que mediaban entre un despertar alegre y un desayuno de inaudita frugalidad, hacía volatines sobre las enjalmas y tapices del camastro, y elevando sus extremidades inferiores de inmaculada blancura, daba pataditas en el techo, o bien se deslizaba por un hueco alto del tabique medianero entre la alcoba-sala y el comedor-cocina, no más grandes que un confesonario de mi tierra, realizando el prodigio de adelgazar su cuerpo hasta lo increíble, y de imitar las ondulaciones de la culebra.
- Y voy con lo urbano y apacible, con lo que mi mujer llama comedia, y es la trama vulgar y descolorida de la existencia, mundo medianero entre la risa consoladora y el llanto dolorido, entre el sainete y el drama.
Pasó Calpena a donde se le mandaba, y fue introducido en una habitación pequeña con luces al patio medianero, en la cual había dos mesas y un solo empleado, viejo, que escribía con la cara tocando al papel.
Por la ventana del comedor que daba a un patio medianero, veíase otra ventana igual con visillos en los cristales.
En una habitación interior, mejor dicho en una caverna, estaba el dormitorio de la tía y la sobrina, y en el fondo del pasillo y junto a la cocina se abría mi cuarto, el cual era una vasta pieza como de tres varas de largo por dos de ancho, con una espaciosísima abertura no menos chica que la palma de mi mano, por esta claraboya entraban, procedentes del patio medianero, algunos intrusos rayos de luz, que se marchaban al cuarto de hora después de pasearse como unos caballeros por la pared de enfrente.
El infeliz Carnicero no vio nada de esto, librándose así de una impresión horrorosa, no oyó tampoco el estruendo de las alimañas en el techo, retirándose al través de los tabiques y haciendo saltar bajo su paso débil innumerables pedazos de yeso, no pudo ver cómo cayó de pronto enorme porción de cascote en medio del pasillo, ni cómo algunos de los puntales se movieron y otros se rompieron cediendo al fin al peso de la techumbre podrida, no vio la primera oscilación de esta sobre la sala, ni la inclinación del tabique medianero, ni el vacilar de los de carga, ni la pavorosa lentitud con que las vigas del tejado cayeron sobre las del techo plano, aplastando la bohardilla como un bizcocho, ni oyó los crujidos de las maderas resistiendo todo lo posible el peso, ni el quebrantamiento de algunos tabiques, ni el cuartearse de los yesos, salpicando chinitas menudas que luego fueron piedras, ni vio desprenderse polvo de las alturas, precediendo a una lluvia de cal que luego fue pedrisco de guijarros, ni presenció la desviación de la pared maestra, que empezó haciendo una cortesía a la pared frontera por la calle del Duque de Alba, y luego se rompió por las ventanas y en la parte más frágil.
Cecilia, con Nemesia y Clara, la mujer de Uribe, ocupaba un asiento de frente para la calle, en el lienzo de pared medianero entre la puerta del comedor y la del aposento, y siempre que lo permitían los grupos de hombres que acudían a saludarla, podían oírse las exclamaciones de admiración que su peregrina belleza excitaba en las personas del portal.
Las otras casas exentas, a saber: las del bagazo, la de batir el barro para la purificación del azúcar, y otras de menos importancia, se hallaban erigidas en el espacio medianero entre la de calderas y la de purga.
amén de otra cantidad muy respetable para levantar un hastial medianero.
Algunas mañanas, en los ratos que mediaban entre un despertar alegre y un desayuno de inaudita frugalidad, hacía volatines sobre las enjalmas y tapices del camastro, y elevando sus extremidades inferiores de inmaculada blancura, daba pataditas en el techo, o bien se deslizaba por un hueco alto del tabique medianero entre la alcoba-sala y el comedor-cocina, no más grandes que un confesionario de mi tierra, realizando el prodigio de adelgazar su cuerpo hasta lo increíble, y de imitar las ondulaciones de la culebra.
Concluida por el medianero esta ceremonia, entonces el que contrae el pacto de alianza o amistad presenta y recomienda a sus amigos el extranjero, o el ciudadano, si con un ciudadano lo contrae, y los amigos por su parte miran como un deber solemne guardar religiosamente el pacto convenido.
-¿Cudiao con quién, con el Pipiolo? Vamos, señora, ¡por Dios y por su Santísima Madre! Mire usté, pa que usté se desengañe lo vamos a ver ahora mismito, no digo yo aseparaos por el pozo medianero, en una grillera encerraos los dejaba yo a dambos y me diba a las Baleares.
Entre las dos personas que quieren hacer un legítimo convenio, sea de amistad o sea de alianza, preséntase un medianero que con una piedra aguda y cortante hace una incisión en la palma de la mano de los contrayentes, en la parte más vecina al dedo pulgar, toma luego unos pedacitos del vestido de entrambos, con ellos mojados en la sangre de las manos va untando siete piedras allí prevenidas, invocando al mismo tiempo a Dioniso y a Urania, o sea a Baco y a Venus.
En su gloria, el joven, besaba de vez en cuando el gollete de un porrón medianero, y no olvidaba chiste, entre los lucidos fraseos de barajar.

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