Ejemplos con mandón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Inclusive se llegó a decir que la Presidencia de Bolivia tenía su sede en la cabalgadura del mandón de turno y en el lugar donde el mandatario sofocaba una revolución o asonada.
Los notables santiagueños pensaron en Ibarra solamente como el mandón militar necesario.
A partir de la octava temporada, ha sido representada como un personaje bastante mandón, lo que a veces puede hacer difícil el trabajo con ella.
De suerte, murmuró, que la vida civilizada de nuestro hemisferio empieza por una injusticia, por un acto de favoritismo, por el abuso de un mandón.
Algo debió de pasarle aquella mañana, que le sacudió los nervios, le encendió la sangre, y desató la mal enfrenada bestia de su genio mandón y arbitrario.
No tardó en revelar su carácter mandón y autoritario: lo estrenó desbaratando un nuevo plan casamentero de su padre, que aún se sentía, con senil ilusión, llamado a enriquecer el censo.
Narváez supo ser el primer mandón de su época, porque tuvo prendas de carácter de que los otros carecían, porque su tiempo, falto de extraordinarias inteligencias y de firmes voluntades, reclamaba para contener la disolución un hombre de mal genio y de peores pulgas.
El mandón más fuerte, el señorito, el de Manín, salió con la suya.
¿En qué manifiesta corresponder a la buena amistad que usted le guarda? En casos como el presente, no le ayuda: en otros parecidos, le combate a muerte, si usted dice que blanco, allí está él para sostener que es negro, hasta en los puntos de menor cuantía, y si a creer vamos lo que rutan las gentes, no tienen ustés día de paz completa, por oponerse a todo su genio mandón y riguroso.
»Sobre el pucho, el mandón lo mandó trair a Miseria y, en presencia de todos, le largó un discurso:.
El señorito era el mandón de la villa, el cacique de cuyo bando era Manín, que tenía dinero suyo a réditos y en arrendamiento cierta tierruca de hombre tan poderoso.
-Ustedes son forasteros ¿no? -inquirió el mandón.
Pero esa gente, acomodada como un ejército, parecían estar a la orden de un mandón con corona.
Algo debió de pasarle aquella mañana, que le sacudió los nervios, le encendió la sangre, y desató la mal enfrenada bestia de su genio mandón y arbitrario.
No tardó en revelar su carácter mandón y autoritario: lo estrenó desbaratando un nuevo plan casamentero de su padre, que aún se sentía, con senil ilusión, llamado a enriquecer el censo.

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