Ejemplos con malandrín

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sylvester es un malandrín que le roba los bocadillos a Bert y cuando Fluke se da cuenta lo muerde.
Quedó don Quijote acribado el rostro y no muy sanas las narices, aunque muy despechado porque no le habían dejado fenecer la batalla que tan trabada tenía con aquel malandrín encantador.
Primero quiso el malandrín y desalmado vagamundo granjearme la voluntad y cohecharme el gusto, para que yo, mal alcaide, le entregase las llaves de la fortaleza que guardaba.
Tomó el mandamiento el cura, y vio como era verdad cuanto el cuadrillero decía, y cómo convenía con las señas con don Quijote, el cual, viéndose tratar mal de aquel villano malandrín, puesta la cólera en su punto y crujiéndole los huesos de su cuerpo, como mejor pudo él, asió al cuadrillero con entrambas manos de la garganta, que, a no ser socorrido de sus compañeros, allí dejara la vida antes que don Quijote la presa.
No hay para qué, señora respondió Altisidora, usar dese remedio, pues la consideración de las crueldades que conmigo ha usado este malandrín mostrenco me le borrarán de la memoria sin otro artificio alguno.
La buena señora, que quizá conciliaría difícilmente el sueño, agitada por espectros y fantasmas, despierta al retumbante ruido, levántase, despavorida, corre presurosa de una a otra parte, ve en los aposentos desiertos alguna luz, por la sencilla razón de que nadie cuidó de cerrar las ventanas, y por ellas penetran los rayos de la luna, por fin llegan a sus oídos las voces misteriosas, que no debieron de ser más que los silbidos del viento, los crujidos de alguna puerta mal segura y tal vez el remoto maúllo del malandrín, que, salido por la buhardilla, se va a trabar refriegas por la vecindad, sin pensar que sus maldades tienen en congojosa cuita a su dueña y bienhechora.
del enredo malandrín que asfixia el aire,.
De fijo, lector mío, que muchas veces has oído decir: Puneña, zurrón-currichi aplicado a las hijas de San Carlos de Puno, apóstrofe que, francamente, es la mayor injuria que hacerse puede a las allí nacidas, porque equivale a llamarlas brujas, y harían muy bien en beberle la sangre a sorbos al malandrín que tan pícaramente las agravia.
Don Juan Manrique permaneció ojo avizor sobre las cuatro esquinas de la plaza, esperando que asomase algún malandrín infiel a quien acometer lanza en ristre.
Cuando un malandrín que le va a dar una puñalada en el pecho a un consocio, le dice: te voy a dar un punta¬zo en la persiana, es mucho más elocuente que si dijera: voy a ubicar mi daga en su esternón.
Y el buen muchacho era el que le ponía alfileres en el asiento al maes¬tro, pero sin que nadie lo viera, el buen muchacho era el que convencía al maestro de que él era un ejemplo vivo de aplicación, y en los castigos colectivos, en las aventuras en las cuales toda la clase cargaba con el muer¬to, él se libraba en obsequio a su conducta ejemplar, y este pillete en se¬milla, este malandrín en flor, por a, por b o por c, más profun¬damente inmoral que todos los brutos de la clase juntos, era el único que convencía al bedel o al director de su inocencia y de su bondad.
¿Te acuerdas del jayán que me tocó en suerte mientras peleabas con aquel malandrín a quien llaman don Pelayo? Pues bien, era mi compadre el ermitaño de Arlanza, al que, en verdad sea dicho, reputaba por hombre más de pro, pero esos gañanes si de algo sirven para andar con el puño o el garrote, no valen un cuerno para correr una lanza.
-¡Cobardes! gritábales medio corrido don Pelayo: arrancad la dama que oprime aquel malandrín contra su pecho, y yo castigaré después su alevosía.
-Ea, pues, abreviad si os place, puesto que tanto os urge la marcha, ca en negocios de tal monta, ocioso fuera entraros en detenimiento, y penoso por demás faceros andar desasosegado e mustio, e por ende asaz desabrido como un cuitado o como un malandrín de cierto jaez.
-¡Por el siglo de mi abuela! ¡Lléveme el diablo si ese malandrín de capitán no anda en regodeos con la muchacha y si no es por ella su resistencia a devolver la honra a mi hermana!.
no quiere decir que la oda sea buena, ello es preciso defenderla de este malandrín que la pone de malísima.

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