Ejemplos con majaderías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Iba cantando, en voz de falsete, plañídera y, tenaz, una extraña canción hecha con refranes y majaderías.
Pero ¿qué se le había de hacer? En cambio, se declaró aquella casa, desde entonces, el centro de la buena sociedad del pueblo, y a doña Juana se le caía la baba de placer con las atenciones de que era objeto: sinceras unas, es verdad, por tratarse de gentes no mucho más avisadas que ella, e hijas otras de la diabólica intención de dar pábulo a las majaderías de la encumbrada lugareña, pero interesadas todas, porque, al cabo, en aquella casa se bailaba mucho y se cenaba bien, lo cual en ninguna parte se desdeña en estos tiempos.
Ya sabía decir , , , y otras majaderías usuales.
En su viaje al África vio la inspiración del Cielo, o , como dicen los historiadores y los políticos cuando quieren dar calidad de cosa divina a sus majaderías pomposas.
Hemos empleado el tiempo discurriendo barbaridades: secuestrar a don Sebastián y exigirle un millón de rescate, entrar en el palacio una noche, ¡y qué sé yo qué más! Todo majaderías ideadas por tu sobrino.
El caso era prodigioso, y de entonces dató la fama de hombre de talento que había de gozar el marqués futuro de Villamelón, hasta que los repetidos esfuerzos de sus majaderías dieron con ella al traste.
Esta noticia pareció afectar muy poco al caro esposo de la dama y al duque de Bringas, al ministro de la Gobernación hízole, por el contrario, malísimo efecto, dando a sospechar, por sus muestras de disgusto, que algo que la ausencia de Currita chasqueaba por completo le había traído allí y héchole aguantar con paciencia las majaderías culinarias del héroe del combate de Cabo Negro, como Butrón temía, el nombramiento de camarera mayor comenzaba a mover la cola.
Todas estas y otras majaderías por el estilo leía Currita con ávido deleite, mirando con desdén, desde la altura de su triunfo, a Metternich y a Pitt, a Cavour y a Bismarck.
La multitud agolpábase ante los altares para oír mejor a los actores, granujillas del barrio, roncos de tanto vocear los versos, orondos en sus trajes de ropería, orgullosos de lucir el bonete con pluma y tirar de la espada cuando lo requería el , y era de ver la atención con que escuchaba la predicación de San Vicente, representado siempre por un muchacho paliducho, pedante y melancólico, y las carcajadas con que celebraba las majaderías del motilón, personaje bufo que pasaba el tiempo tragando pan, sorbiendo rapé, sonándose las narices en un pañuelo como una sábana y agujereado como una criba, y diciendo estupideces subidas de color, todo para mayor edificación de los devotos del santo.
A partir de aquella noche, no hubo trapero literario de los que surten de majaderías propias y ajenas a los teatros de último orden, en cuyas cavilaciones no entrasen como elemento dramático los encantos corporales de Cristeta.
Estas y análogas majaderías se repetía mentalmente por vigésima vez, cuando sintiendo pasos tras la puerta de la escalera, abrió antes que llamasen.
Antes, todo cuidado les parecía poco para él: ayer se quejó de que el café, por ser barato, era malo, y mi madre, con una calma espantosa, le respondió que peor estaría el cáliz de la amargura, y no lo dijo con intención dañina, sino porque oye a Tirso majaderías por el estilo.
Quedamos en que no volverás a las andadas ni me escribirás majaderías: no merecen otro nombre las cosas que dices.
—En fin, ¡majaderías! ¡cuestiones de ochavos, que nada tienen que ver con Dios ni con la felicidad de nuestra alma en este mundo ni en el otro, y que a tu buen padre no le importaron nunca un comino!—Por consiguiente, ¡á ser bueno, a engordar, a vestirse como las personas regulares, y a no hacer más tonterías!—Ahí te tiene preparada Polonia una ropa nueva, no del todo mala, para que celebres hoy tu décimosexto natalicio.
-En tantos años que llevo de residencia en Orbajosa -dijo el clérigo, frunciendo el ceño- he visto llegar aquí innumerables personajes de la Corte, traídos unos por la gresca electoral, otros por visitar algún abandonado terruño o ver las antigüedades de la catedral, y todos entran hablándonos de arados ingleses, de trilladoras mecánicas, de saltos de aguas de bancos y qué sé yo cuántas majaderías.
Inocencio -dijo- ha tomado por lo serio estas majaderías que he dicho.
Dirigían anónimos a graves personas ponían motes a todo viviente de Orbajosa, desde el obispo al último zascandil, tiraban piedrecitas a los transeúntes, chicheaban escondidas tras las rejas para reírse con la confusión y azoramiento del que pasaba, sabían todos los sucesos de la vecindad, para lo cual tenían en constante uso los tragaluces y agujeros todos de la parte alta de la casa, cantaban de noche en el balcón, se vestían de máscara en Carnaval para meterse en las casas más alcurniadas, con otras majaderías y libertades propias de los pueblos pequeños.
No me podía detener a contestar sus majaderías, porque un pensamiento fijo me atormentaba, y dirigida mi voluntad a un punto invariable con arrebatadora fuerza, nada podía apartarme de aquella corriente por donde se precipitaba impetuosamente todo mi ser.
-Si las Cortes no salen adelante -añadió Quintana- lo deberán a la perfidia y mala fe de sus enemigos, pues estas majaderías de vestir a la antigua y convertir en sainete las más respetables cosas, es vicio muy común en los españoles de uno y otro partido.
-Amaranta con sus majaderías le ha amoscado a usted.
Gabriel: ¿para qué mientes? ¿O eres tú también de los que creen las majaderías y simplezas de Santurrias?.
-¿Quién le ha contado a usted esos despropósitos? -preguntó la Diplomática, avergonzada de que los dos forasteros oyeran tales majaderías.
¿a ver qué majaderías traes hoy?.
-No me vengas acá con majaderías -dijo doña Leoncia, alzando en su derecha mano una badila de cobre que en aquellos momentos le servía-: lo que hay es que como una es mujer de opinión, ha de estar todo el mundo ocupándose de una para decir lo que se le antoja.
Usted es de los que creen que esto va a seguir, y que va a haber libertad, y Constitución, y todas esas majaderías.
Por otra parte, hijo mío, ¿quién atendería esto mejor que tú que eres su dueño y que te duele? Mira, cada vez que me acuerdo que por debilidad mía No tal, por majaderías de tu padre, se dejó tanto tiempo de Mayoral de esta finca a don Liborio, a ese bandolero, cara de hereje, me da cólera de mí misma.
Que es una manera de burla que a menudo se hacen los muchachos en nuestras calles, como diciendo: ¡Ah! ¡que te engañé! ¡Ah! que me escapé de tus majaderías.
Se retiraba éste despacio y de mala gana, e Isabel, que quedaba pensativa apoyada en el barandal del pórtico, llamole luego, diciendo:Pedro, ¿ya lo ves? Por tus interrupciones y majaderías se me iba o olvidar una de las cosas que tenía más presente.
¿Cómo no he de llorar y lamentarme, si tras de verme perseguida injustamente, hecha la piedra de escándalo de las mujeres de esta casa, que me atosigan con sus preguntas y majaderías, por remate de cuenta viene Vd.
-¡Lagrimitas! ¡Peor que peor! ¡Ah, señora doña Angustias! ¡Con usted hay que tener mucho cuidado! ¡Usted se ha propuesto hacerme decir ridiculeces y majaderías impropias de un hombre de carácter, para reírse luego de mí, y declararse vencedora!.

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