Ejemplos con lúgubres

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El mito es similar en casi todas partes, siempre relacionadas con lugares lúgubres, oscuros y acuáticos: cuevas, pozos, rios.
Habitan lúgubres cuevas o antros oscuros, junto al resto de criaturas nocturnas.
Alfonso Sastre escribió también cuentos de terror, género al que era muy aficionado, que toca ocasionalmene en su teatro y poesía y que recopiló en Las noches lúgubres.
Sin embargo, en el siglo XVIII el erudito teatral Judith Pascoe cuestionó esta conclusión, señalando detalladamente en el manuscrito indicaciones para su puesta en escena: Ceres y sus compañeros están alineados a un lado esperando impacientemente, de la cueva del otro lado entra a escena Proserpina, asistida por varias oscuras y lúgubres formas que portan antorchas, entre las que se encuentra Ascálafo.
Las cosas no fueron siempre tan lúgubres entre ellos.
Las novelas La isla de Bornholm y Sierra Morena marcan un cambio de estilo decidido hacia el Romanticismo a causa del exotismo de los ambientes y los países lejanos, los lúgubres castillos, los personajes misteriosos y las pasiones volcánicas, entre otros elementos típicos de esta estética.
Los motivos escultóricos más llamativos de este conjunto son los de las arquivoltas de los ventanales de la cripta, donde proliferan los aspectos lúgubres de la vida terrenal y de ultratumba, mezclados con escenas profanas y seres fantásticos en actitudes violentas.
Transforma la habitación de tu Sim gótico en un reflejo de su alma oscura, con muebles lúgubres como un aparador rojo y negro y sillas forradas de tela aterciopelada.
Al asomarse las mujeres al porche, dominadas por los más lúgubres pensamientos, esperaban presenciar un cuadro horroroso: la torre destruida y colgando sobre sus ruinas el cadáver del señor.
Desecha esas ideas lúgubres, Tristán.
Pero Ferragut reía, haciendo indicaciones lúgubres a los oficiales que estaban en el puente, para que resaltase mejor su seguridad profesional.
A través de las verjas pasaban miles y miles de corceles, hombres con el pecho forrado de hierro y cabelleras pendientes del casco, lo mismo que los paladines de remotos siglos, cajas enormes que servían de jaula a los cóndores de la aeronáutica, rosarios de cañones estrechos y largos, pintados de gris, protegidos por mamparas de acero, más semejantes a instrumentos astronómicos que a bocas de muerte, masas y masas de kepis rojos moviéndose con el ritmo de la marcha, y filas de fusiles, unos negros y escuetos, formando lúgubres cañaverales, otros rematados por bayonetas que parecían espigas luminosas.
Todos conocían al capitán Ferragut por el suceso de Marsella, y hablaban de su persona con lúgubres reticencias.
En mí, la verdad de las cosas lúgubres, contenida, emborrachada día tras día, comenzó a vengarse, y ya no tuve más nervios retorcidos que echar por delante a las horribles alucinaciones que me asediaban.
¡Dios mío, al cementerio viejo! ¡Qué ideas tan lúgubres revolotearon por el cerebro de don Pedro Miranda mientras caminaba hacia allá! No es posible compararlas sino con las que asaltaron a don Rudesindo en el mismo trayecto.
Unos gatos flacos y espeluznados rodaban en torno de la mujer, esperando que cayese algo de la olla: unos animales lúgubres, de mirada feroz, tigres empequeñecidos que parecían alimentarse con el hambre que sobraba a sus amos.
Era una selva de maderos poblada de bestias lúgubres que vivía olvidada en el interior de la bóveda craneal del templo.
Al grito de los murciélagos se unían chillidos lúgubres de pájaros que, asustados, cortaban el aire, chocando con las pilastras.
La noticia corrió de un extremo a otro de la corte, sin hacer derramar una lágrima, pero despertando por todas partes la admiración, el espanto y, sobre todo, la curiosidad, la curiosidad ansiosa y hasta, por decirlo así, rabiosa de conocer los pormenores de aquel drama misterioso, más interesante que los lúgubres episodios de Ana Radcliffe y las dramáticas aventuras de Clara Harlowe.
Estaba en las Alamedas de Serranos, y marchaba con la cabeza inclinada, los brazos a la espalda: la misma expresión de los tipos casi lúgubres que acostumbraban a pasear allí.
Después un coro de voces lúgubres entonaron la primera estrofa del.
Y aquí, y allá, y más allá, y por todas partes, en sabanas, vertientes y rastrojos, áureo centelleo de amarillas flores, precursoras de los días lúgubres y melancólicos de la primera semana de noviembre.
No desconocemos que después estas de son torcidas, escépticas, lúgubres, desconfiadas.
A cada bestia le llega su San Martín repetía, con otras frases que habrían sido humorísticas, si las circunstancias no las hicieran lúgubres.
Al salir, acompañado hasta la puerta por las dos señoras, les dijo: Le voy a dar la , o , que es maravilloso para combatir el abatimiento del ánimo, causante de las ideas lúgubres y de la manía religiosa.
Los pasillos de su gran casa le parecían lúgubres, sólo porque no sonaba en ellos el estrépito de las pataditas infantiles.
Su principal, que le conocía bien, hacía lúgubres profecías del porvenir comercial de Plácido, trabajando por su cuenta.
Lo único que en el castillo recordaba los Pazos actuales era el majestuoso escudo de armas, pero aun en este mismo existía diferencia notable, pues Julián distinguía claramente que se habían animado los emblemas de piedra, y el pino era un árbol verde en cuya copa gemía el viento, y los dos lobos rapantes movían las cabezas exhalando aullidos lúgubres.
Asistía Julián a la velada, entretenido y contento, porque la alegría y el humor de los cazadores le disipaba las ideas congojosas de algunos días atrás, el miedo a la Sabia, a Primitivo, a los Pazos, los lúgubres presentimientos acrecentados por la comunicación de los terrores nerviosos de Nucha.
Los hombres, lúgubres y callados, constituyen a lo sumo la reserva.

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