Ejemplos con llévalo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

L-S-T-O: Lisa se ha olvidado su proyecto de ciencias, así que llévalo al colegio y hazle una carrera al director Skinner.
Llévalo con paciencia, niña mía, y no dudes de la completa felicidad del suceso.
Menéndez Pelayo, que ha tratado magistralmente cuanto se refiere a nuestros escritores didácticos de bellas artes, dice, después de copiar más extensamente aquellos párrafos: Este profundo sentido religioso, o más bien ascético que hace de Pacheco en la teoría un predecesor del espiritualismo de Owerbeck, le mueve a quitar todo valor propio a la pintura considerándola sólo como una manera de oratoria que se encamina a persuadir al pueblo y llévalo a abrazar alguna cosa conveniente a la religión.
Cógelo tú, Fortunata, y llévalo.
- Magnífica idea ha brotado de tu corazón, pero ¿Por qué has escondido todo tu botín en tu cueva? Llévalo a tu comunidad y repártelo también, como lo has decretado.
-José -ordenó al vaquero don Simón Antonio-, llévalo por el camino real para que todo el mundo vea a este sinvergüenza y sepan el engaño que andaba haciendo.
La joven llamó a una de sus doncellas, y en lengua griega le dijo: Toma ese caballo, llévalo a las cuadras y cuida de que nada le falte.
Soborna, pues, un mago a otro, Patizites a Esmerdi, ofrécele allanar las dificultades todas, llévalo consigo de la mano y le coloca en el trono real de Persia.
Llévalo con paciencia, niña mía, y no dudes de la completa felicidad del suceso.
Y radiante cual si fuese el amo de la tierra y de sus dependencias, fue el pescador a llevárselo en triunfo al mono de los ojos hermosos, que le dijo: ¡Ya lo ves! Ahora ve a coger hierbas buenas y frescas, ponlas en el fondo de tu cesto, coloca el pez encima, cúbrelo todo con una nueva capa de hierbas, échate el cesto al hombro y llévalo a la ciudad de Bagdad, dejándonos a los dos monos atados a este árbol.
llévalo a la tintorería.
-Y dirigiéndose a Aischa, ordenó-: Llévalo a la sala de abluciones.

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