Ejemplos con llamé

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Incluso llamé a mi hija Rowling Arantes en honor a ella.
Lo que traducido al español dice: Gente de mi pueblo, los llamé por que se aproximan las fiestas del pueblo, fiesta de la Virgen del Rosario, ¿Qué dicen, habrán corridas de toros, si o no?, contestan: ¿Por qué no? Deben de haber toreadas es fiesta de todo el pueblo, es fiesta de la Virgen.
De aquí se desprenden éxitos como No hace falta, Te llamé y Si yo fuera él.
Solo la llamé Sexy Sadie,, con la línea: Maharishi what have you done, you made a fool.
Pero luego pensé que tenía como un sentimiento etéreo, de modo que la llamé Into the Mystic.
Una vez los llamé perros verdes como un elogio a la difencia, a la rareza.
Al respecto, Carlos Goñi comentó: Yo llamé a la compañía y les dije: Voy a empezar a grabar la semana que viene, y sin haber oído nada me dijeron que vale.
Unas dos horas más tarde, terminé la canción y la llamé Surfin'.
Empezaba a conceptualizar, en este hecho, lo que posteriormente llamé Programa de Vida:.
Creo que con esto empezaba a intuir lo que luego llamé Programa de Vida.
Los hice esperar mientras terminaba, llamé a Maud, para avisarle.
Antes de acostarnos le llamé aparte y le dije confidencialmente: Pepe, el estanciero y la gente que aquí tiene no me inspiran confianza.
Polque telía tugal tomigo, y yo, hi, hiii, no telía tugal ton ella, y y y la llamé piojosa.
Llamé, vino una mujer, a quien pregunté si podía comer algo, me dijo que esperara un momento.
Cuando terminé de escribir, salí de la biblioteca, metí la carta en un libro, llamé a la criada y le encargué que diera aquello a la hija del capitán.
Llamé, y se presentó la muchacha rubia, ¡mi prima! Tenía los cabellos despeinados por el viento, la ropa mojada por la lluvia, en sus ojos se leía una decisión huraña y melancólica, que me sorprendió.
Dejé una noche que se acostase antes que yo, esperé a que se durmiese, y al cabo de dos horas, cuando estaba en el más profundo sueño, teniendo antes cuidado de poner la luz de modo que le iluminara de lleno el rostro, le llamé a grandes voces gritando ¡Pepe, Pepe El dinero de Gozalvez, Gozalvez, Gozalvez su dinero! Despertó preso de un sobresalto indecible, y sin tiempo para reponerse, sorprendido como criminal por astucia del juez, preguntó fuera de sí enrojecido de rabia: ¿Dónde está Gozalvez? ¿Cómo lo sabes? ¿Quién te lo ha contado?.
Por fin salió nerviosa, excitadísima, blanca de cólera, y desde la puerta de la escalera, tragándose las lágrimas dijo: ¡Ojalá, si tiene usted hijos que paguen lo que hace con el mío! Me quedé aterrada, volví al gabinete, llamé a Faustina mi doncella, en quien sabe usted que tengo absoluta confianza, y mostrándole desde el balcón a la mujer que en aquel instante salía del portal le dije: Coge el mantón, síguela y averigua quien es y donde vive.
Le llamé, le puse por condición que nos fuésemos a viajar, que me llevase a París, y nos entendimos, por su parte me exigió que permaneciésemos en Madrid ocho días y que durante ellos no pusiera Pepe los pies en mi casa.
En mi vida llamé a ninguno La alopatía es un cañón Armstrong, y la hemopatía la carabina de Ambrosio: con que vete a freír monas con tus médicos y medicinas, que yo me curo solo.
Linillaasí la llamé en lo de adelanteno volvió a tocar el punto, y siempre se mostró conmigo afable y satisfecha.
¿Y si mi buen maestro, si el no me recibía cariñosamente? Eché calle arriba, y llamé a la puerta de la.
Yo, la verdad, como aún no sabía que era hermano del señor Pepe Vamos, que me despaché a mi gusto: le llamé , , lo que ocurrió.
Pero pronto me llamé andana porque me habían hecho contrata de medio duro diario, y los rumbeles solutamente no paicían.
Pero puesto que le llamé a usted, no quise dejar de recibirle porque no perdiera el viaje.
Llamé, abrieron, y la señora Adela y yo entramos.
Si la llamé por el nombre de Adela, mejor dicho, si en mi exclamación solté ese nombre, fue porque me figuré que era ella su hermana de Vd.
Esto dijo la Camacha a tu madre al tiempo de su muerte, como ya te he dicho: tomólo tu madre por escrito y de memoria, y yo lo fijé en la mia para si sucediese tiempo de poderlo decir a alguno de vosotros, y para poder conoceros, a todos los perros que veo de tu color los llamo con el nombre de tu madre, no por pensar que los perros han de saber el nombre, sino por ver si respondian a ser llamados tan diferentemente como se llaman los otros perros, y esta tarde como te vi hacer tantas cosas, y que te llaman el perro sabio, y tambien como alzaste la cabeza a mirarme cuando te llamé en el corral, he creido que tú eres hijo de la Montiela, a quien con grandísimo gusto doy noticia de tus sucesos y del modo con que has de cobrar tu forma primera, el cual modo quisiera yo que fuera tan fácil como el que se dice de Apuleyo en , que consistia en solo comer una rosa, pero éste tuyo va fundado en acciones ajenas, y no en tu diligencia.
Esto me contaron dentro de la galeota de mi amo, donde me habian puesto sin que yo lo sintiese, mas cuando volví de mi desmayo, y me vi solo en la galeota, y que la otra tomando otra derrota, se apartaba de nosotros, llevándose consigo la mitad de mi alma, o por mejor decir toda ella, cubrióseme el corazon de nuevo, y de nuevo maldije mi ventura, y llamé a la muerte a voces, y eran tales los sentimientos que hacia, que mi amo enfadado de oirme, con un grueso palo me amenazó que si no callaba me maltrataria: reprimí las lágrimas, recogí los suspiros, creyendo que con la fuerza que les hacia reventarian por parte que abriesen puerta al alma, que tanto deseaba desamparar este miserable cuerpo, mas la suerte, aun no contenta de haberme puesto en tan encogido estrecho, ordenó de acabar con todo, quitándome las esperanzas de todo mi remedio, y fué que en un instante se declaró la borrasca que ya se temia, y el viento que de la parte de mediodía soplaba y nos embestia por la proa comenzó a reforzar con tanto brio, que fué forzoso volverle la popa y dejar correr el bajel por donde el viento queria llevarle, con harto riesgo de los que en él llevaban puesta la confianza de sus vidas.
Llamé a mi criada, para que en la tierra acompañase a los testigos del cielo, tornó don Fernando a reiterar y confirmar sus juramentos, añadió a los primeros nuevos santos por testigos, echóse mil futuras maldiciones, si no cumpliese lo que me prometía, volvió a humedecer sus ojos y a acrecentar sus suspiros, apretóme más entre sus brazos, de los cuales jamás me había dejado, y con esto, y con volverse a salir del aposento mi doncella, yo dejé de serlo y él acabó de ser traidor y fementido.

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