Ejemplos con llamándola

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Algunos fanáticos han alabado la ciencia del filme, llamándola una sólida extrapolación del conocimiento actual acerca de Marte y la tecnología requerida para llegar allá.
Los caballeros de la iglesia se refieren a ella llamándola Pequeña Madre.
Junto a este ejército, reorganizó la Guardia Rural creada durante el gobierno de Morales y la convirtió en fuerza policial para todo el país, llamándola Guardia Republicana, también llamada popularmente como Guardia de Mon.
Helio también se enfrentó con un gran maestro de Judo, Kimura, este venció a Helio, rompiéndole un brazo y dejándolo inconsciente por estrangulación, la llave con la que fue vencido Helio, la aprendió y la incorporó al Jiu-Jitsu llamándola Kimura, en honor de quien lo había derrotado.
Llega la policía, y Ochs en su defensa presenta a Mariandel como su prometida llamándola Sophie de Faninal, pero en ese momento aparece Faninal, quien llama a Sophie para que refute la absurda pretensión del barón.
Les Guignols de l'info hicieron lo propio, llamándola Grand Président Malade.
La revista Billboard le dio una crítica bastante favorable a la canción llamándola una poderosa y afectiva balada.
El Reverendo Russell no la había visto trabajar pero la juzgo en base a su conformación y la compró inmediatamente, llamándola Trump.
Dos siglos tras la Caída de Valyria, Aegon Targaryen invade, somete y unifica Poniente bajo su bandera y construye una nueva capital en el lugar donde desembarcó su ejército, llamándola Desembarco del Rey.
Afirma que la religión es especialmente fecunda en malas ideas, llamándola uno de los más perversos desaprovechamientos de la inteligencia que nunca se han desarrollado.
Kennedy lo remarca llamándola diosa.
Freakshow tuvo un buen recibimiento, Margeaux Watson de Entertainment Weekly la llamó desvergonzada y escribió, refiriéndose a la cantante, que no es ninguna sorpresa que alardee de su cariño por sus tardías juergas nocturnas y concluyó su revisión llamándola una de las esponjosas pistas bailables de Blackout, Bill Lamb de About.
Los fans comenzaron a fastidiar a Stephanie, con insultos, llamándola sucia desagradable bruta culona Perdío el Last Man Standing contra Triple H en Fullly Loaded.
La tradición acabó llamándola Ruiseñor de Cristo.
Por otra parte, cuando Bart cambia las letras de los himnos, lo hace por In-A-Gadda-Da-Vida, de Iron Butterfly llamándola In the Garden of Eden.
Menos favorable, la revista de cine más vendida de Reino Unido Empire le dio dos de cinco estrellas, llamándola ridícula y aburrida, Hannibal es desdentada hasta el final.
¿Qué le importa a usted eso, Lucía?exclamó él, llamándola segunda vez por su nombre.
Creció su orgullo y aquella languidez señorial, imponente, que hacía morir de envidia y de rabia a las señoras y señoritas de la villa, quienes se vengaban de su desprecio llamándola, en sus horas de murmuración, la princesa del Bacalao.
Los cuartos se concluyen, y la infeliz mujer se ve arrastrada, trabajando para dar un pedazo de pan a sus hijos Y luego, ¿qué saben ellos de dar estimación ni un poco de gracia a la mujer? Si salen con ella un domingo por la tarde, se van parando en todas las tabernas del camino, dejándola, si se tercia, a la pobrecilla a la puerta, o llamándola para que oiga alguna sandez, que la pone más colorada que una amapola ¡Calle, calle, señora, si hay cada mostrenco que, como Dios me ha de juzgar, no vale el pan que come! El otro día encontró a Tomasina ya sabe, la del tío Rufo, que no hace tan siquiera un año que se casó con un oficial de Próspero Pues iba en aquel mismo instante a por dos reales en casa de su padre para comprar un pan, porque en todo aquel día no había comido un bocado.
Aquellos enemigos de la vida, la insultaban llamándola valle de lágrimas.
La Iglesia, que teme la irreligiosidad de la salud, ocupa, como usted dice, todas las avenidas de la vida, para que el hombre no se acostumbre a existir sin ella, llamándola únicamente a la hora de la muerte.
Aprovechando sus descuidos, arrojaban cosas infectas en la cesta de su comida, romperle la cazuela lo habían hecho varias veces, y no pasaban junto a ella en el taller sin que dejasen de empujarla sobre el humeante perol donde era ahogado el capullo, llamándola hambrona y dedicando otros elogios parecidos a su familia.
Soltó el cántaro, que se hizo pedazos, mojando a las muchachas más inmediatas, que protestaron a coro llamándola bestia.
No hay que decir que doña Manolita estuvo a los pocos minutos en el cuarto de doña Luz, la cual se echó en sus brazos, llorando con mucha ternura y besándola y llamándola su único consuelo.
Trajeron la leche, y cuando Encarnación se la servía a su ama, esta vio que habían caído dos moscas, le entró mucho asco y puso a la chiquilla como hoja de perejil, llamándola puerca y descuidada.
No le dejaba en su testamento más que algunos regalitos, llamándola , pero, por medio de un agente de Bolsa muy discreto, se hizo una operación en que la chulita figuraba como compradora de cierta cantidad de acciones del Banco, dándole además, de mano a mano, algunas cantidades en billetes.
Dos días después, don Evaristo no fue a verla, y en su lugar llegó el criado con una breve esquelita, llamándola.
Un individuo de los que la siguieron se aventuró a detenerla en toda regla, llamándola por su nombre.
—Allá irás, mentecato, trovador de Júdas, que pulgas te coman los ojos, y ¿quién diablos te enseñó a cantar a una fregona cosas de esferas y de cielos, llamándola lúnes, mártes y ruedas de fortuna? Dijérasla, noramala para tí y para quien le hubiera parecido bien tu trova, que es tiesa como un espárrago, entonada como un plumaje, blanca como una leche, honesta como un fraile novicio, melindrosa y zahareña como una mula de alquiler, y mas dura que un pedazo de argamasa, que como esto le dijeras, ella lo entendiera, y se holgara, pero llamarla embajador, y red, y moble, y alteza, y bajeza, mas es para decirlo a un niño de la doctrina, que a una fregona: verdaderamente que hay poetas en el mundo, que escriben trovas que no hay diablo que las entienda, yo a lo ménos aunque soy Barrabas, estas que ha cantado este músico, de ninguna manera las entiendo: miren qué hará Costancica, pero ella lo hace mejor, que se está en su cama haciendo burla del mismo Preste Juan de las Indias: este músico a lo ménos no es de los del hijo del corregidor, que aquellos son muchos, y una vez que otra se dejan entender, pero este, voto a tal, que me deja mohino.
¡Por cierto, que sería gentil cosa casar a nuestra María con un condazo, o con caballerote que, cuando se le antojase, la pusiese como nueva, llamándola de villana, hija del destripaterrones y de la pelarruecas! ¡No en mis días, marido! ¡Para eso, por cierto, he criado yo a mi hija! Traed vos dineros, Sancho, y el casarla dejadlo a mi cargo, que ahí está Lope Tocho, el hijo de Juan Tocho, mozo rollizo y sano, y que le conocemos, y sé que no mira de mal ojo a la mochacha, y con éste, que es nuestro igual, estará bien casada, y le tendremos siempre a nuestros ojos, y seremos todos unos, padres y hijos, nietos y yernos, y andará la paz y la bendición de Dios entre todos nosotros, y no casármela vos ahora en esas cortes y en esos palacios grandes, adonde ni a ella la entiendan, ni ella se entienda.

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