Ejemplos con licencia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Simón Cerojo, que acababa de recibir su licencia de soldado, que sabía un poco de pluma y había corrido media España con su regimiento, de cuyo coronel fue asistente cinco años, y era, además, un mocetón fresco y rollizo, se creyó con todas las condiciones exigidas por la vanidosa muchacha, y se atrevió a pretenderla, no sin llevar encima, por memorial y a mayor abundamiento, en su primera visita, un reloj de cinco duros y alguna de la ropa que, como prenda de una buena estimación y una fina amistad , le había regalado su coronel al despedirle.
De este modo, al tomar su licencia en Madrid, salió hacia su pueblo sin penas ni alegrías, y al mirar a la corte desde lejos, envióle una despedida que tanto podía significar adiós para siempre , como hasta la vista.
Pero habiendo recibido muchas heridas en sus campañas, heridas de las que todavía sufre, pidió su licencia para retirarse a descansar de los trabajos de la guerra, y sus jefes se la concedieron con muchas recomendaciones.
No volvimos a tener noticias de Pablo, hasta hace cinco meses, en que volvió a aparecer en el pueblo, se presentó al alcalde enseñando su pasaporte y su licencia absoluta, y pidiendo permiso para vivir y trabajar en un lugar de la montaña, a seis leguas de aquí.
Quizá desde el día en que te di parte de mi proyectada boda con Pepe Güeto, no he usado hasta hoy de la licencia que tengo de venir aquí de mañana.
Aquel rebaño sucio, miserable y asustado, con la palidez del hambre en las carnes y la locura del terror en los ojos, era la piratería del Mercado, los parias que estaban fuera de la ley, los que no podían pagar al Municipio la licencia para la venta, y al distinguir a lo lejos la levita azul y la gorra dorada del alguacil, avisábanse con gritos instintivos, como los rebaños al presentir el peligro, y emprendían furiosa carrera, empujando a los transeúntes, deslizándose entre sus piernas, cayendo para levantarse inmediatamente, abriendo agujeros en la masa humana que obstruía la plaza.
Este se hizo extravagante, después vulgar, luego rígido y severo con los preceptistas, o libre y desenfrenado con la licencia, pero nunca natural, como el de Cervantes, ni conciso y claro como el de Melo y fray Luís de Granada, con el natural progreso de tiempos é ideas modernas y distintas.
Con esta licencia, se acomodó Sancho lo mejor que pudo sobre su jumento, y, sacando de las alforjas lo que en ellas había puesto, iba caminando y comiendo detrás de su amo muy de su espacio, y de cuando en cuando empinaba la bota, con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero de Málaga.
Diole el duque licencia, y mandóme que le acompañase.
Y luego, habilitado con aquella licencia, hizo mutatio caparum y puso su jumento a las mil lindezas, dejándole mejorado en tercio y quinto.
Con esta licencia, que don Quijote se tomara aunque no se la dieran, se llegó a la cadena, y al primero le preguntó que por qué pecados iba de tan mala guisa.
Dadme vos, señora, que yo alcance la licencia que digo respondió don Quijote, que, como yo la tenga, poco hará al caso que él esté en el otro mundo, que de allí le sacaré a pesar del mismo mundo que lo contradiga, o, por lo menos, os daré tal venganza de los que allá le hubieren enviado, que quedéis más que medianamente satisfechas.
Sábete que la fortaleza de Camila está ya rendida y sujeta a todo aquello que yo quisiere hacer della, y si he tardado en descubrirte esta verdad, ha sido por ver si era algún liviano antojo suyo, o si lo hacía por probarme y ver si eran con propósito firme tratados los amores que, con tu licencia, con ella he comenzado.
Ellos, señor, la sobresaltaron, como has dicho dije yo a su padre, mas, pues ella dice que yo me vaya, no la quiero dar pesadumbre: quédate en paz, y, con tu licencia, volveré, si fuere menester, por yerbas a este jardín, que, según dice mi amo, en ninguno las hay mejores para ensalada que en él.
¡Pecadora de mí! dijo a esto Maritornes, que estaba delante: primero que vuestra merced alcance esa licencia que dice, estará ya mi señor en el otro mundo.

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