Ejemplos con leemos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ellos más grandes de entre los santos de Dios, nueve en particular en la historia del Islam recitan el Corán no como lo hacemos nosotros que lo leemos de principio a fin sino que lo recitan con todos sus secretos y realidades internas.
De modo similar, en el prólogo de la Elberfelder Bibel original alemana leemos: Jehova.
Penosas y laboriosas fueron las gestiones que hubieron de vencer para conseguir un terreno apropiado donde instalar el campo de deportes, y vencidas aquéllas, leemos con satisfacción que el Candás C.
¿Esto es arte? ¿O más bien es una mistificación y el Salón de otoño ha querido sumar al atractivo de sus galerías la sorpresa de una broma pesada? leemos en La Liberté.
En un extremo las relaciones fueron proclamadas como de amor casto, mientras que en el otro lado del espectro leemos acerca de parejas acusadas de mantener sexo anal en todos sus roles.
Leemos la ética de la reciprocidad y la juzgamos como una brillante destilación de gran parte de nuestros impulsos éticos.
LEER ALMERÍA: LEEMOS LOS JUEGOS MORISCOS DE PURCHENA.
En Contradanza de pie y de barro se conserva un ritmo que rompe el alejandrino elegido, el poeta lo forza con el pie de la danza anunciada y no de pie forzado, con ello da en cada verso, un paso y luego otro, para que se vaya dibujando en la página que leemos el poema y su cadencia.
Reseña de Andrés Navarro del libro El Faro: lo que leemos son los contornos del poema, su periferia de sentido que señala un centro no explícito.
En otras palabras: estos mecanismos, que permiten saber qué escuchamos, leemos, miramos y producimos, e incluso impedirlo, están bajo el control de extraños, que por su intermedio nos controlan a nosotros.
De esta forma, un tercero tendrá información sobre qué, cómo y cuándo leemos, oímos música, escuchamos radio, vemos películas y accedemos a cualquier contenido digital.
pues leemos en las historias incontables ejemplos de hombres justos, fuertes, dotados de virutd, incluso sabios.
Por tanto, si leemos con PVSR el texto procede por si mismo, los movimientos oculares sacádicos y de barrido de retorno se reducen y el papel del receptor de la información o lector resulta menos apremiante.
Cuando, por ejemplo, leemos que un guerrero que está persiguiendo a alguien fue cruel, hasta que su sangre gotease o escuchamos que un hombre es elogiado por su crueldad, sabemos que este es un mundo en el que las virtudes cristianas de compasión y gracia son poco valoradas.
¿Para qué sirven los sabios? ¿Para qué sirven estos libros que leemos creyendo encontrar en ellos la verdad infalible?.
Ésta es una verdad que está escrita en el corazón humano como en un libro, y yo leo en él tan claro como leemos una noticia en.
—¡Así procedieron en todos tiempos las hembras creadas por Dios, ya que no las creadas o falsificadas por los poetas y los novelistas! ¡Así procedió nuestra primera madre en el Paraíso terrenal, cuando, segun leemos en el Génesis.
Todo esto he dicho, ama mía, porque veas la diferencia que hay de unos caballeros a otros, y sería razón que no hubiese príncipe que no estimase en más esta segunda, o, por mejor decir, primera especie de caballeros andantes, que, según leemos en sus historias, tal ha habido entre ellos que ha sido la salud no sólo de un reino, sino de muchos.
A propósito de mi artículo anterior, publicado en ''A Vida'', de Oporto, y para quien van destinados los que a continuación le siguen, como refutación a las gratuitas difamaciones que los adversarios del neo-malthusianismo de España me dirigen, un sin fin de protestas y lamentaciones ha llovido sobre mi mesa de trabajo manifestando las primeras su opinión contra los que, teniendo la misión de ilustrar al sencillo proletario sobre cuestiones tan serias y de tanta trascendencia como las concernientes a la procreación, higiene y ejercicio sexual, se encierran en un silencio criminal que sólo dos causas puede justificar: o bien se hallan influidos por atavismos religiosos-patriótico-burgueses, o bien, hallándose libres de estos prejuicios, no quieren prestar su cooperación para que el proletariado se vea libre del yugo de la natura, que le condena a morir de hambre por no morir de amor o viceversa, para así explotar mejor a la masa hambrienta dándole esperanzas de una gran revolución que dará satisfacción a los pobres en contra de los ricos, esperanzas idénticas a las que todos los sacerdotes de todas las religiones, dan a su crédulo rebaño, entreteniéndolos en su estado de resignación con la milagrosa frase: ¡tiembla, pecador, el día del juicio final se aproxima! –que equivale a la que a menudo leemos en los periódicos: ¡tiembla, burgués, el día de la revolución social!– sólo que estas últimas no tienen más eficacia que la de provocar la hilaridad de los explotadores, haciendo un gesto que expresado gráficamente quiere decir: tontos, aquí me las den todas.
Leemos:.
Desde luego puede asegurarse que no hay, ni ha habido sabio, ni escritor de nota, que haya tenido ni tenga método, ni orden, ni gobierno en el estudio, ni en la comida, ni para escribir, y rara es la obra que leemos y contemplamos con admiración, que no necesitara, como auxiliar poderoso en su nacimiento, alguna manía prosaica y hasta grotesca.
Por eso, al recibir un manuscrito, no leemos de él más que la portada.
Tanto que declamamos sobre nuestra sabiduría, tanto que leemos y estudiamos, ¿y para qué?.
La historia de cualquier hombre de esos que nos estorban el paso, es más complicada e interesante que muchos romances ideales que todos los días leemos con avidez, así como hay más chiste y más gracia circulando en este momento en el más humilde café, que en esos libros forrados en marroquín dorado, con que especula el ingenio humano.
Iaçia, commo leemos, çerca la mar poblada,.
De qui tantos miraclos leemos e probamos:.
Madre, bien lo leemos, diçelo la escriptura,.
Leemos de un clerigo que era tiest herido,.
Mas serien los sus nomnes que nos della leemos.
-Ha de saber el licenciado Zurita que nosotros no leemos libros, sino que «aprendemos en la propia reflexión, ante nosotros mismos, todo lo que hay puesto en la conciencia para conocer en vista inmediata, no por saberlo, sino por serlo».

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