Ejemplos con latían

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Insistía en que las arterias latían por sí mismas, independientemente del corazón, y de nuevo Herófilo refutará esta doctrina en su tratado Sobre los pulsos.
Pero allí su agitación fue en aumento, tenía toda la sangre acumulada en las mejillas, latían sus sienes, temblaban sus manos, sonaban en sus oídos aquellos requiebros delicados en la superficie, en el fondo desvergonzados.
El corazón comenzó a palpitarle fuertemente, las sienes le latían como si su cabeza fuese a estallar: emprendió la carrera hacia su casa.
Y en el tono con que dijo estas palabras latían una expresión de odio y un deseo de venganza que impresionaron a los dos oyentes.
Al llegar a este punto estaba yo medio loco, las sienes me latían, mis orejas echaban lumbre, el corazón se me quería saltar del pecho.
Sentado estaba mal, y mal estaba en pie y mal también paseándome de un ángulo a otro en la reducida estancia: el pulso y las sienes me latían con furia, y aquel violento y acompasado golpear determinó bien pronto en mí una viva calentura que me inflamaba todo.
El señor Saint-Merán padecía muchísimo desde hacía algunos días, sin embargo, la idea de ver a mi querida Valentina le animaba, y a pesar de sus dolores quiso partir, cuando a seis leguas de Marsella se apoderó de él, después de haber tomado sus pastillas habituales, un sueño tan profundo que no me parecía natural, sin embargo, yo no quería despertarle, cuando me pareció que su rostro se amorataba, que las venas de sus sienes latían con más violencia que de costumbre.
Las venas latían rápidamente.
Con violencia latían mis venas cuando llamé.
A cada una de mis preguntas contestó con elegante sencillez y en cada una de sus respuestas latían compresiones.
Y Lina, fuera de la calenturienta atmósfera del estudio, sentía una extraña impresión de acobardamiento, pese a la cual latían siempre en ella sus heroicas resoluciones.
Mis piernas se negaban a sostenerme, y las sienes me latían, la luz ofendía a mis ojos, y mis manos abrasaban.
Serafinita notó que sus sienes latían violentamente y que su respiración era fatigosa.
Saltábale el corazón en el pecho, sus sienes latían y los oídos le zumbaban.

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