Ejemplos con labrando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si observamos con detenimiento las sutiles huellas del tiempo en el paisaje amazónico, veremos grandes ríos labrando sus cauces y bosques lluviosos expandiéndose y contrayéndose al ritmo de los cambios climáticos y los procesos evolutivos de los grandes ecosistemas que definió, desde siempre, el mayor sistema fluvial de la Tierra.
el mosaico, labrando el cuero a modo de taracea, con incrustaciones de otros cueros de diferente color,.
Pasaron muchos después de aquel momento trascendental de la fundación de la Comarca, y los descendientes de aquella tribu semi - salvaje, siguieron labrando la tierra como una forma de subsistir.
Cuenta la leyenda, que un agricultor llamado Perot de Granyana, encontró la imagen labrando sus tierras.
Fueron cuarenta las familias que se ubicaron en una extensión de cien hectáreas, labrando las tierras, dedicándose también a la silvicultura y ganadería.
Ibamos labrando por la noche cuatro ranuras en forma de cuadro, que al terminar el trabajo se cubrían con alquitrán.
Nosotros mismos vamos adonde vamos porque los apóstoles de la nueva religión nos han abierto un camino y nos empujan por él sin que nos demos cuenta Usted que es poeta, acuérdese, Ojeda, de lo que dio la vieja España a estos países americanos Les dio el conquistador un héroe grande como los de la , un superhombre, que en menos de un siglo exploró medio globo, labrando su vivienda en las alturas andinas a cuatro mil metros, junto a los nidos de los cóndores, o en valles ecuatoriales que son ollas de fuego.
El choque de mi hijo político con los canallas que pretenden insultarle Mire usted, Duque, si toma a mal la súplica que acabo de hacerle, se equivocará mucho Nosotros estamos tan honrados con su estancia en nuestra casa, que nada nos ha causado tanto orgullo como esa preferencia Mi marido la ha solicitado con empeño, y ha recibido gran alegría cuando supo que usted había aceptado su invitación ¿Cómo puede nadie figurarse que yo no me encuentre satisfecha teniendo en mi casa a una persona tan elevada, yo que soy una pobre mujer del pueblo, hija de un marinero, nieta de un sereno, a quien toda la villa llama la Serena, como llamaron a mi madre y a mi abuela? Verdad que si hubiera sido hace algunos años, estaría más orgullosa Los desengaños, las tristezas, van labrando la soberbia Pero de todos modos estoy muy contenta, y sólo el temor a los grandes disgustos que pueden venir a mis hijos, me ha obligado a dar este paso que usted me perdonará.
Doña Leandra dirigiose con su marido a la casa, sentáronse los esposos con Perantón en un poyo a tomar la fresca, y llegaron los mozos de mulas que labrando las tierras habían estado de sol a sol, y mientras unos abrevaban a los animales, reuníanse los otros en torno a los amos a contar las faenas del día.
Cinco o seis generaciones de habían pasado su vida labrando la misma tierra, volviéndola al revés, medicinando sus entrañas con ardoroso estiércol, cuidando que no decreciera su jugo vital, acariciando y peinando con el azadón y la reja todos aquellos terrones, de los cuales no había uno que no estuviera regado con el sudor y la sangre de la familia.
Mejor era dejarle solo con su conciencia, en la cual la verdad iba labrando el hondo surco.
El domingo, primero que allí pasaba el sacerdote, salió muy temprano de casa, dijo misa, dio un paseo largo, comió más tarde que de costumbre, y poco antes de concluir, cuando al levantar el mantel le trajo el ama los fósforos y el bote de picadura, oyó que comenzaba a resonar al principio aislado y débil, luego nutrido y fuerte, el ruido que producían los canteros picando y labrando piedra en el solar vecino.
Pero de seguro que ningún campesino ni cortesano me ha oido mentar nunca como , ni tiene el más leve barrunto de que yo haya pasado años enteros de mi vida labrando la dura tierra, sembrando, regando, escardando, segando, podando, etc.
Todas las horas que nos dejaban libres escuelas y colegios, las pasábamos con el azadón o el escardillo en la mano, o sacando agua del pozo, o haciendo estanques y acequias, o construyendo pozos en el paseo que corría entre las dos series de huertecillas, o pintando verjas en las tapias, con almagra y almazarrón, o labrando encañados para acotar cada propiedad y defenderla de los gatos, o cambiando entre nosotros tales o cuales frutos o semillas, cuando no convidándonos recíprocamente a comer , y hasta en la mata, las lechugas, las habas o los pimientos que habíamos criado.
En el principal vivía, al comenzar este relato, un pañero, contratista de vestuario de presidios, en cuyos tratos, por quedar clavado, hacía de redentor el fisco, ocupaba el segundo un sastre de gente chula, que era además teniente de , como entonces se llamaba a los milicianos nacionales, y se recogía de noche en la bohardilla un matrimonio, sospechado de no serlo, que pasaba el día en los soportales de la calle de Toledo labrando cucharas de palo y vigilando un puesto en que se vendían ligas, bolsillos de punto, castañuelas, navajas y tinteros de cuerno.
Después fue con su tía a casa de Samaniego, y mientras duró la tertulia, permaneció apartado de ella, labrando y puliendo su idea.
Las rudas acusaciones del Comendador durante la fatal entrevista, acusaciones contra las cuales se había ella defendido con valor y tino, terminada aquella lucha de palabras, acudían a su mente con mayor fuerza, sin que las dijera el Comendador, sin que se pudieran rechazar merced al calor de la disputa, y labrando en su ánimo como una honda llaga.
Oigan ustedes: ¡Cordobeses: los reinos de Andalucía se ven acometidos por los asesinos del Norte, vuestra patria va a verse oprimida bajo el yugo de un tirano, vosotros mismos seréis arrancados de vuestros hogares y de vuestras casas! ¡Cuarenta argollas está labrando el lascivo Murat para conduciros al Norte como a los animales más inmundos!.
¿Qué te está labrando allá dentro? Antes tomaste una de las niñas Gamboa por Cecilia Valdés, ahora te pones bravo porque, para ganar tiempo, pruebo la casaca del hermano en tu cuerpo.
Sí, respondió la gallega, tenedle el pié al herrar, bonita es la niña para eso: par Dios, señor, si ella se dejara mirar siquiera, manara en oro: es mas áspera que un erizo: es una traga avemarías, labrando está todo el dia y rezando: para el dia que ha de hacer milagros, quisiera yo tener un cuento de renta: mi ama dice que trae un silicio pegado a las carnes, y que es una santa.
¿Por ventura hay dueña en la tierra que tenga buenas carnes? ¿Por ventura hay dueña en el orbe que deje de ser impertinente, fruncida y melindrosa? ¡Afuera, pues, caterva dueñesca, inútil para ningún humano regalo! ¡Oh, cuán bien hacía aquella señora de quien se dice que tenía dos dueñas de bulto con sus antojos y almohadillas al cabo de su estrado, como que estaban labrando, y tanto le servían para la autoridad de la sala aquellas estatuas como las dueñas verdaderas!.
Pero lo que a mí más me fatigaba era el ver ir a pie a Zoraida por aquellas asperezas, que, puesto que alguna vez la puse sobre mis hombros, más le cansaba a ella mi cansancio que la reposaba su reposo, y así, nunca más quiso que yo aquel trabajo tomase, y, con mucha paciencia y muestras de alegría, llevándola yo siempre de la mano, poco menos de un cuarto de legua debíamos de haber andado, cuando llegó a nuestros oídos el son de una pequeña esquila, señal clara que por allí cerca había ganado, y, mirando todos con atención si alguno se parecía, vimos al pie de un alcornoque un pastor mozo, que con grande reposo y descuido estaba labrando un palo con un cuchillo.
-Pues ¿cómo había de salir?, vayan ustedes y le encontrarán allí, donde está desde muy temprano, el pobrecito estaba labrando ahí.
En tanto que así platicaba y trataba con los tracios, íbase labrando una habitación subterránea, y lo mismo fue quedar concluida, que desaparecer Zamolxis de la vista de sus paisanos, metiéndose bajo de tierra en su sótano, donde se mantuvo por espacio de tres años.
¡Ay, Fernandito, qué desgraciada soy, qué martirios han destrozado y destrozan el alma de tu hermanita! Mis ojos, que eran tan preciosos, tú me lo has dicho, están secos de tanto llorar, y llorando he de seguir, pues mi pena no se acaba, me va labrando por dentro y comiéndome las entrañas, y si no quiero morirme es por esto que nos dicen de que somos eternos.
Lejos de restablecerse de su pánico, la fatiga y quebranto del viaje la pusieron en mayor desazón, la cual iba labrando la ruina en su ánimo más que en su cuerpo.
Inútiles habían sido los remedios, vana la resistencia: poco a poco, sin crisis agudas, la ambición había ido labrando en Felipe, y ya le absorbía por completo, de la cabeza a los pies, a pesar del último y casi desgarrado velo de recato que aún intentaba poner entre su voluntad y los hechos.
El color de su rostro era malísimo, color de América, tinte de fiebre y fatiga en las ardientes humedades del golfo mejicano, la marca o insignia del apostolado colonizador que, con la vida y la salud de tantos nobles obreros, está labrando las potentes civilizaciones futuras del mundo hispano-americano.
Por estado de ministral entiendo plateros, ferreros, texedores, pintores e los otros que por menester público, labrando de sus manos e vendiendo su labor, alcançan de comer.
-Yo -explicó el ebanista- me hallaba en mi taller, labrando, por encargo del Pretor, un triclinio, y nada supe hasta que un tumulto de gente pasó por delante y oí el patear de los caballos y un ruido sobre las losas de la calle, como si arrastrasen un leño.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba