Ejemplos con línea

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y se reprodujo la imagen emotiva que con línea ingenua y tintas translúcidas bosquejaron los santos melodas del Breviario.
Porque lo primero que hay que admirar en , y lo que desde luego la da conocida ventaja sobre las novelas anteriores de su autor, es el tener verdadera acción, y acción tan bien graduada, tan natural, tan sencilla, tan en línea recta, tan consonante con los datos psicológicos y fisiológicos de los personajes, tan a tiempo ligada, tan a tiempo resuelta, tan ajena de todo lo que parezca artificio, violencia o amaño, que el ánimo no puede menos de pararse gustosamente ante tan severa estructura y trama tan bien concertada.
Con todo eso, Pereda no ha pasado la línea en materia en que tan fácil era resbalar, siguiendo las huellas de otros naturalistas, y como su franco y bien nacido ingenio no le lleva a pintar lo excepcional y monstruoso, sino a mirar con amplitud la vida, no insiste en el imperceptible punto mórbido, y logra conservar a la heroína la más arrogante y señoril castidad desde el principio hasta el fin de la obra.
Mi paquidermo da un bote hacia adelante, y ya estoy en otra línea de observación: la de los horóscopos y astrologías, que es ciencia no por olvidada menos respetable.
Emprendieron su peregrinación, recorriendo la línea de vagones, en busca del departamento vacío.
Callada, se inclinó a la ventanilla y siguió la línea escabrosa de la sierra, que se recortaba en el cielo despejado.
Voydijoa telegrafiar a todas partes, a las principales estaciones de la línea, a Alsasua, a.
A la sazón, sus orejas parecían de cera, sus labios apenas cortaban, con una línea de rosa apagado, la amarillez de la barbilla, sus venas azuladas se señalaban bajo la piel, y sus encías, blanquecinas y flácidas, daban color de marfil antiguo a los ralos dientes.
Dilatadas praderías, donde pacían vacas y borregos, estaban limitadas al término del horizonte por una línea de chopos verde pálido, muy rectos y agudos, a la manera de los árboles contrahechos de las cajas de juguetes, los mimbrales, en cambio, eran rechonchos y panzones, como bolas de verdor sombrío rodantes por la pradera.
La familia seguía detrás, manifestando con gestos y palabras confusas la impresión que le causaba tanta miseria, pero en línea recta hacia la destrozada barraca, como quien toma posesión de lo que es suyo.
Como animado por tal agresión, todo el corro se lanzó contra el odiado intruso, pero encima de la línea de cabezas empezó a moverse un brazo nervudo empuñando un taburete con asiento de esparto, el mismo tal vez en que estuvo hasta poco antes.
Al frente, Burjasot, prolongada línea de tejados con su campanario puntiagudo como una lanza, más allá, sobre la obscura masa de pinos, Valencia achicada, liliputiense, cual una ciudad de muñecas, toda erizada de finas torres y campanarios airosos como minaretes moriscos, y en último término, en el límite del horizonte, entre el verde de la vega y el azul del cielo, el puerto, como un bosque de invierno, marcando en la atmósfera pura y diáfana la aglomeración de los mástiles de sus buques.
Piafaban los caballos con la boca llena de espuma, esparciendo en torno el pajizo olor de las cuadras, y de vez en cuando un relincho contagiaba a toda la línea de brutos briosos, que parecían contestar con nerviosos pataleos a este llamamiento de libertad.
La cara redondita y pálida, la nariz algo corta, pero con unos ojos hermosos, cobijados por las grandes cejas, que, pobladas de sobra, tendían a juntarse, formando una sola línea.
Al hacer la estadística de los abandonados ante la veleta de San Juan, don Eugenio García, fundador de la tienda de , figuraba en primera línea.
Un hedor repugnante de carne cruda impregnaba el ambiente, y sobre la línea de mostradores ostentábanse los rojos costillares pendientes de garfios, las piernas de toro con sus encarnados músculos asomando entre la amarillenta grasa con una armonía de tonos que recordaba la bandera nacional, y los cabritos desollados, con las orejas tiesas, los ojos llorosos y el vientre abierto, como si acabase de pasar un Herodes exterminando la inocencia.
Tocaba el piano como una profesora y se creía una pobre aficionada, dibujaba magistralmente, pintaba lindas acuarelas, frutas, flores, pájaros, paisajes, y no se daba cuenta de sus aptitudes artísticas, ni de que sabía robar a la naturaleza la línea, el tono, la expresión, el ambiente que aisla y destaca las figuras, el rasgo oportuno que anima los objetos, la tinta desvanecida, vaga, vaporosa, que hace resaltar las imágenes sin endurecer los contornos.
Contemplar el azul Mediterráneo, que se extendía a mi izquierda hasta donde una línea de azul más oscuro que el cielo y que el Mediterráneo marcaba, en los días muy claros, el contorno de la costa de Africa:.
La vela triangular de las embarcaciones, las casitas bajas y blancas, la ausencia de tejados puntiagudos y el predominio de la línea horizontal en las construcciones, traían al pensamiento de Santa Cruz ideas de arte y naturaleza helénica.
Las cejas negras formaban una sola línea recta.
Pañuelo a la cabeza, mantón bien recogido sobre los hombros, y a la calle Salió con rapidez y determinación, como quien sabe a dónde va y obedece a uno de esos formidables impulsos en línea recta que conducen a toda acción terminante.
Cuando los ladrillos rozaban ya la bellísima línea del horizonte, aún sobresalían las lejanas torres de Húmera y las puntas de los cipreses del Campo Santo.
Cada día, la creciente masa de ladrillos tapaba una línea de paisaje.
Lo deseaba, sí, pero como tenía su criterio formado y su invariable línea de conducta trazada, no daba un valor excesivo a lo que de la visita pudiera resultar.
¡Si la buena durara! ¡si yo pudiera ganarle de una vez para siempre y derrotar en toda la línea a las !.
Vio en aquel entrecejo la línea corta y sin curvas, la barra de acero trujillesca, y la pobre niña sintió miedo, ¡ay qué miedo! Bien conoció que su madre se había de poner como una leona, si ella se salía con la inocentada de querer más o menos.
¡Ah, la línea recta de los Trujillos!.
Todos los descendientes del extremeño aquel de los aparejos borricales se distinguían siempre por su costumbre de trazar una línea muy corta y muy recta entre la idea y el hecho.
Por un solo Dios, señor mío, que non se me faga tal desaguisado, y ya que del todo no quiera vuestra merced desistir de acometer este fecho, dilátelo, a lo menos, hasta la mañana, que, a lo que a mí me muestra la ciencia que aprendí cuando era pastor, no debe de haber desde aquí al alba tres horas, porque la boca de la Bocina está encima de la cabeza, y hace la media noche en la línea del brazo izquierdo.
¿Cómo puedes tú, Sancho dijo don Quijote, ver dónde hace esa línea, ni dónde está esa boca o ese colodrillo que dices, si hace la noche tan escura que no parece en todo el cielo estrella alguna?.

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