Ejemplos con jacinto

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Jacinto Lara cuenta que a las nueve de la noche se me presentó el general Sucre con la mayor tristeza, porque creyó perdida la división, todo el parque y toda la caballería del ejército, cuando fue informado por mí de lo que había pasado.
Sus obras eran abigarradas y con un gran efectismo, en su época consiguió una gran popularidad con numerosos encargos oficiales, que le hicieron montar un enorme taller con decenas de ayudantes entre los que se encontraba Coullaut Valera y Jacinto Higueras.
Jacinto Arauz es una localidad del departamento Hucal, provincia de La Pampa, Argentina.
Es un rayo de particulas hipercargadas alimentada por Imulsion una sustancia compuesta por energia sintetizada, que se encuentra en la Hondonada o bajo la ciudad Jacinto.
Desde Montevideo Gaspar de Vigodet envió al capitán de navío Juan Ángel de Michelena por el río Uruguay y a Jacinto Romarate por el Paraná.
Lo dirigieron en ese difícil periodo Liberto Callejas, Jacinto Toryho y José Viadiu.
Entre sus ilustres habitantes, estuvieron Pedro Casaballe, Jacinto Trápani, Ildefonso Pereda Valdés, Serafín J.
La flora característica del municipio la comprenden distintas especies, siendo las más representativas las que a continuación se mencionan: charagallo, cedro, primavera, roble, guanacaste, chicha, mangle blanco, mangle rojo, mango, nance, naranja, almendra, guayaba, guanaba, limón, cacao, cocotero, coyol, cuchunuc, guapinol, morro, palo mulato, quebracho, jacinto de agua, madre de sal y zapote de agua.
Los nombres de plantas: kyparissos 'ciprés', hyakyntos 'jacinto' y akantha 'acanto'.
Leonor quería un nombre muy español para su creación, por lo que no dudó en consultar a los amigos y compañeros de tertulia de su marido Manuel de Góngora, escritor y redactor jefe de la revista Blanco y Negro, entre los que se encontraban intelectuales de la talla de Luis Escobar, comediógrafo y director teatral, Jacinto Guerrero, músico y autor de zarzuelas, Felipe Sassone, novelista y diplomático, Eugenio d'Ors, filósofo y académico y Victor de la Serna, periodista.
Entre los contertulios se encontraba Jacinto Guerrero, músico y compositor de zarzuelas, que fue el encargado de componer la música al piano.
Ha sido profesor de piano del Conservatorio Jacinto Guerrero de Toledo además de profesor y creador del Curso de Verano de Técnica e Interpretación Pianística Ciudad de Toledo.
Jacinto de Sierra, religioso sacerdote recoleto de dicha orden, hijo del convento del Abrojo, y de los oficiales que la concluyeron, entre muchos que trabajaron, fueron Tomás Rey, Manuel Villa, Manuel Mazariegos, Juan de Paredes, Manuel Conde, José García y yo Ventura Pérez.
En aquella botica concurrían: Venegas, espíritu fuerte, liberal de la nueva echada, republicano incipiente, muy enconado contra el malaventurado ensayo imperial, Jacinto Ocaña, monarquista hasta la médula de los huesos, que siempre que hablaba de Maximiliano, se descubría respetuosamente, y que a cada instante trababa disputas con Venegas, sacando a bailar la Saratoga y el Tratado Mac-Lane, el doctor don Crisanto Sarmiento, retrógrado por los cuatro costados, que vivía suspirando por el régimen colonial, que se hacía lenguas de Revillagigedo, que de buena gana viera restablecido en México el Santo Tribunal de la Fe, y que cuando alguno hablaba de la Independencia, decía, echándola de agudo:.
Los rivales de mi maestro, Jacinto Ocaña, el director de la Escuela del Cura , y Agustín Venegas, el de la Escuela Nacional , creyeron que el sonetista era el pomposísimo , y al domingo siguiente, cuando esperaba yo elogios y aplausos, salió en La Voz de Villaverde un articulejo desentonado y cáustico, en que ponían a don Román de oro y azul.
Pablo Ortiz y Santa Cruz, ¡Obispo in pártibus de Malvaria! El mejor día, luego que me deje el reuma, le largo un artículo morrocotudo, en latín, en latín crespo y ciceroniano, y entonces ya veremos, ya veremos si es capaz de entender una palabra ¡una sola! ¡Y el otro! ¡otro que bien baila! ¿Ocaña, Jacinto Ocaña, el que vino de Pluviosilla tan sabio como un guardacantón, y que ahora regenta la Escuela del Cura? Este no habla mal de mí en los mentideros, ni me insulta en los periódicas, ni se burla de mis canas en la botica de Meconio, no, pero un día, en El Puerto de Vigo , en la tienda de mi compadre don Venancio, cuando ya se acercaban los exámenes, dijo que no quería que yo fuese de sinodal a su escuela porque mi método es anacrónico.
¡Eh, Jacinto, por Dios, una palabra!dijo D.
Jacinto alzaba los hombros, respondiéndole con benevolencia quejumbrosa.
Hombre, he visto a Jacinto Villalonga, he hablado largamente con él.
de Feijoo, que era amigo suyo y había sido su pretendiente, y tenía gran amistad con don Jacinto Villalonga, íntimo del Ministro de la Gobernación.
¿Sería sueño, o ficción vana de los sentidos de su amigo? La portera de la casa indicada por Jacinto se prestó a dar cuantas noticias se le exigían, mas lo único de provecho que Juan obtuvo de su indiscreción complaciente fue que en la casa de huéspedes del segundo habían vivido un señor y una señora, guapetona ella durante dos días nada más.
De buena escapó el país Bien, Jacinto, supongo que almorzará usted con nosotros.
Jacinto esperó en el gabinete, y su tocaya entró a anunciarle.
Las noticias más remotas que tengo de la persona que lleva este nombre me las ha dado Jacinto María Villalonga, y alcanzan al tiempo en que este amigo mío y el otro y el de más allá, Zalamero, Joaquinito Pez, Alejandro Miquis, iban a las aulas de la Universidad.
Dicen que Jacinto será un gran defensor de pleitos.
Hoy por hoy, Jacinto merece mucho más que esa niña loca.
Andan por las calles esos zánganos de soldados con unos humos ¡Jacinto, Jacinto!.
Jacinto, ruégale a este caballero que te enseñe las matemáticas sublimes, que te instruya en lo concerniente a los filósofos alemanes, y ya eres un hombre.
Y subiéndose mas en cólera, dijo: que mirasen en ello, y verian que de muchos santos, que de pocos años a esta parte habia canonizado la Iglesia y puesto en el número de los bienaventurados, ninguno se llamaba el capitan don fulano, ni el secretario don tal de don tales, ni el conde, marqués o duque de tal parte, sino fray Diego, fray Jacinto, fray Raimundo, todos frailes y religiosos, porque las religiones son los Aranjueces del cielo, cuyos frutos de ordinario se ponen en la mesa de Dios.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba