Ejemplos con irregulares

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El club se hallaba inmerso en una profunda crisis económica que desde el club se achacaba a un desentendimiento de las instituciones políticas alavesas que habían dejado de apoyar económicamente al club, mientras que desde estas se achacaba la crisis a prácticas irregulares de la directiva del club.
Se estructura ya en torno a un patio y los muros son de escasa calidad, compuestos de piedras irregulares trabadas con argamasa de barro.
En los verbos irregulares que presentan -i en la primera persona, se cambia esta -i en yo foi, pero no en yo bió.
El disco de material circundante, de muy baja luminosidad superficial, presenta rasgos irregulares.
Las fuerzas irregulares afrikáners procedieron a cercar las guarniciones militares británicas presentes en el territorio del Transvaal.
Existen dos murallas documentadas, la Norte y la Transversal, que tienen la misma morfología: un muro simple formado por dos paramentos de mampuestos calizos irregulares grandes y medianos, extraídos de la zona, que se asentaban directamente sobre la roca, con cara vista al exterior, y un relleno de piedras pequeñas y medianas y arcilla como elemento de cementación.
Se corre en caminos angostos, curveados, arenosos e irregulares en las montañas que rodean la ciudad de Porto Cervo.
Algunos diseños novedosos - curvos e irregulares, se ven en aposentos de estilo Barroco en palacios del norte de Italia, Alemania y Austria.
El tipo mariposoide, en cambio, es de forma lenticular, aplanada, con células de la testa hexagonales o irregulares con engrosamiento secundario en sus paredes celulares externas.
Las semillas son irregulares o planas y con su cubierta reticulada, endospermadas.
También habría que notar que muchos luchadores armenios irregulares murieron las regiones como Armenia occidental durante el genocidio.
¿Qué estaba publicando la prensa peruana en ese momento? Decisiones irregulares de compras de armamento chatarra.
Las clases de verbos irregulares se denominan según la consonante en la que acaba su raíz.
Formaba parte de las fuerzas irregulares comandadas por Francisco Villa, con el puesto de artillero.
Los generales del período final de la República, como Lúculo, Cayo Mario, Sila, Julio César o Pompeyo, recurrieron al expediente de contratar auxilia irregulares de entre los pueblos aliados de Roma en las provincias, e incluso alistaron unidades de otros pueblos, como germanos, galos o hispanos no conquistados.
Este subgrupo se especializa en proveer los medios humanos y materiales para ofrecer a los inmigrantes irregulares los cuidados médicos y/o alimenticios básicos cuando estos llegan a las costas Españolas por medio de embarcaciones irregulares mal llamadas por la prensa cayucos, pateras y/o barcos negreros.
Entre las azuladas piedrecitas veíanse fragmentos de barro cocido: pedazos de asas, superficies cóncavas de alfarería, con vestigios de remotos adornos que tal vez habían pertenecido a panzudas vasijas, pequeñas esferas irregulares de tierra gris, en las que parecía adivinarse, a través de las roeduras del agua salitrosa, rostros informes, fisonomías crispadas por el paso de los siglos.
Sobre un montículo de peñas rojas, cortado a trechos por manchas obscuras de matorrales, destacábase una torre ancha y amarilla, un cilindro achatado, sin más huecos por la parte del mar que una ventana, negro agujero de contornos irregulares.
Escríbanse todas las formas irregulares de.
Escríbanse todas las formas irregulares de los verbos siguientes:.
Las brisas dulces é irregulares giraban con el sol en algunas épocas del año.
Don Jerónimo de la Fuente, maestro de primeras letras de la villa, que había estudiado por los métodos modernos y sabía algo de Froebel y Pestalozzi, hombre ilustrado, que había escrito un prontuario de los verbos irregulares y tenía un telescopio en el balcón de su casa siempre apuntando al cielo, se levanta de la butaca, y sonriendo con mucha lástima dice:.
Vinieron gentes nuevas, y como que el monte es corto y de forma bella, y desde él se ve a la ciudad, con sus casas bajas, de patios de arbolado, como una gran cesta de esmeraldas y ópalos, limpiaron de piedras y yerbajos la tierra que, bien abonada, no resultó ingrata, y de la mejor parte del monte hicieron un jardín que entre los pueblos de América no tiene rival, puesto que no es uno de esos jardinuelos de flores enclenques, y arbustos podados, con trocitos de césped entre enverjados de alambre, que más que cosa alguna dan idea de esclavitud y artificio, y de los que con desagrado se aparta la gente buena y discreta, sino uno como bosque de nuestras tierras, con nuestras propias y grandes flores y nuestros árboles frutales, dispuestos con tal arte que están allí con gracia y abandono, y en grupos irregulares y como poco cuidados, de tal manera que no parece que aquellos bambúes, plátanos y naranjos han sido llevados allí por las manos de jardinero, ni aquellos lirios de agua, puestos como en montón que bordan el estrecho arroyo cargado de aguas secas, fueron allí trasplantados como en realidad fueron: antes bien, parece que todo aquello floreció allí de suyo y con libre albedrío, de modo que allí el alma se goza y comunica sin temor, y no bien hay en la ciudad una persona feliz, ya necesita ir a decírselo al montecito que nunca se ve solo, ni de día ni de noche.
Pero esas buenas fortunas, que en el primer instante llenan el corazón de los efluvios trastornadores de la primavera, y dan al hombre la autoridad confiada de quien posee y conquista, esos amoríos de ocasión, miel en el borde, hiel en el fondo, que se pagan con la moneda más valiosa y más cara, la de la propia limpieza, esos amores irregulares y sobresaltados, elegante disfraz de bajos apetitos, que se aceptan por desocupación o vanidad, y roen luego la vida, como úlceras, solo lograron en el ánimo de Juan Jerez despertar el asombro de que, so pretexto o nombre de cariño, vivan hombres y mujeres, sin caer muertos de odio a sí mismos, en medio de tan torpes liviandades.
La frente, abombada y saliente, parecía aplastar con su peso las facciones morenas e irregulares, alteradas por la huella de las viruelas.
Los pueblos y caseríos, compactos y apiñados hasta el punto de parecer de lejos una sola población, matizaban de blanco y amarillo aquel gigantesco tablero de damas, cuyos cuadros geométricos, siendo todos verdes, destacábanse unos de otros por sus diversas tonalidades, a lo lejos, el mar, como una cenefa azul, corríase por todo el horizonte con su lomo erizado de velas puntiagudas como blancas aletas, y volviendo la vista más a la izquierda, los pueblos cercanos: Godella con su obscuro pinar, que avanza como promontorio sombrío en el oleaje verde de la huerta, y por encima de esta barrera, en último término, la sierra de Espadan, irregular, gigantesca, dentellada, mostrando a las horas de sol un suave color de caramelo, surcada por las sombras de hondanadas y barrancos, decreciendo rápidamente antes de llegar al mar, y ostentando en la última de sus protuberancias, en el postrer escalón, el castillo de Sagunto, con sus bastiones irregulares, semejantes a las ondulaciones de una culebra inmóvil y dormida bajo el sol.

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