Ejemplos con invitara

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Lennon se mostró de acuerdo en acudir a la cita sólo en el caso de que él invitara formalmente al concierto a su esposa, Yoko Ono.
Kuramoto empezó a salir con su compañera de clase, Yoshimi Yahagi, después de que se encontraran en la calle y éste la invitara al cine.
Pronto Powell pasó a ser miembro después de Ronnie Van Zant notara su talento y lo invitara a unirse.
Kielbania llevó a Payne ante Morrison, esperando que éste le invitara a unirse al grupo, y tras dejar que Payne participase en un concierto, alternando la flauta con el saxofón, Morrison le invitó formalmente a unirse al grupo.
Ni me invitó a subir a la habitación del señor Halconero, ni habría yo subido aunque me invitara.
El coche entró al fin en la casa, haciendo retemblar los cristales de la gran mampara, y se detuvo al pie de la anchurosa y alfombrada escalera También estaba esta vacía, y sólo vio el niño al pie de ella al grave oso de Noruega, , como le llamaban en casa, abriendo su gran boca armada de dientes enormes y presentándole la bandeja, como si le invitara a depositar en ella sus premios.
No faltó quien las invitara, y ellas, en son de marcha, se pusieron a bailar con más gusto que nunca.
Y le hizo la zalema, y se inclinó entre sus manos, y formuló sus votos, sin que Juder se levantase en honor suyo o le guardara consideraciones o le invitara a sentarse.
Ni Mita me invitó a subir a la habitación del señor Halconero, ni habría yo subido aunque me invitara.
Dijo el rey: ¡Que se le invite! Y el gran visir dio orden a un emir llamado el emir Othmán que fuera en busca de Juder y le invitara, diciéndole: ¡El rey desea verte entre sus huéspedes de hoy! Y añadió el propio rey: ¡Y no dejes de venir con él!.
El gaucho que lo invitara a cantar, se acercó entonces a Moreira y ofreciéndole una copa con bebida, le dijo sencillamente.
Ya iba conociendo la vida de aquella ciudad, que despreciaba al principio, ya le interesaban las comidillas de la murmuración, hacía alarde de conocer la vida y milagros de ésta y la otra señora, y un día tuvo un gran disgusto porque Bonis no consiguió que se la invitara el Jueves Santo a sentarse en cualquier parroquia en la mesa de petitorio.
testigos, y si la invitara a comer sola conmigo mañana, a las.

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