Ejemplos con invisibles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Ay! En la otra población situada a corta distancia, apretada, silenciosa, comprimida en sus casitas blancas entre sombríos cipreses, los habitantes invisibles eran cuatrocientos mil, seiscientos mil, tal vez un millón.
Medio millón de seres vivos agitábanse en las calles, creyendo ser solos en el dominio y la dirección de la existencia, sin acordarse ni conocer a cuatro, seis u ocho millones de semejantes que permanecían invisibles en los inmediatos cementerios.
Obedece ciegamente sus tirones, sin saber dónde termina el cabo de la cuerda amarrado a su alma, cree todos sus actos¡pobre autómata!producto de su voluntad, cuando no son más que imposiciones de los omnipotentes invisibles.
La vida de un hombre era corta, y no bastaba para batirse con centenares de miles de vidas que habían existido antes de ella y parecían espiarla invisibles, oprimiéndola entre creaciones materiales que eran recuerdo de su paso por la tierra, abrumándola con sus pensamientos, que llenaban el ambiente y eran aprovechados por todos los que nacían sin fuerza para discurrir algo nuevo.
Él mismo sentía que uñas invisibles le despojaban de su carne, sanguinolentos andrajos que, por haber estado adheridos a él toda una vida, le arrancaban alaridos de dolor al despegarse.
El hombre era libre y podía escaparse del tirón de los muertos, organizando su vida con arreglo a sus deseos, cortando el lazo de esclavitud que le soldaba a estos déspotas invisibles.
Recordé lo que él me había dicho la noche anterior: que su padre, Apolonio, creía, de conformidad con la sapiencia búdica, que cada hombre lleva su destino escrito en la frente, con caracteres invisibles.
Decía mi padre, siguiendo la sapiencia búdica: Cada hombre lleva su destino escrito en la frente con caracteres invisibles.
Así que asoma el señor Colignon en el jardín, los viejos, desparramados de un lado y otro, acuden a él, con paso vacilante y premioso, como entre sueños, cuando los movimientos están entorpecidos por rémoras pesadas e invisibles.
Acaso, pensaba yo, los caracteres que don Guillén lleva escritos en la frente no son por entero invisibles, y la diversidad de sus nombres bautismales indica correspondiente diversidad de personalidades.
No han incorporado a las adquisiciones de la ciencia una sola ley general, un solo principio, pero la han hecho maga por las maravillas de sus aplicaciones, la han agigantado en los dominios de la utilidad, y han dado al mundo en la caldera de vapor y en la dínamo eléctrica, billones de esclavos invisibles que centuplican, para servir al Aladino humano, el poder de la lámpara maravillosa.
El aire era musical, como si en sus ondas vibrasen las cuerdas de invisibles arpas.
Las sepias y calamares, al verse perseguidos, se hacían invisibles dentro de una nube, lo mismo que los encantadores de los libros de caballerías, enturbiando el agua con la tinta almacenada en sus glándulas.
El silencio poblado de chasquidos de maderas y correteos de animales invisibles, la caída inexplicable de un cuadro o de unos libros apilados, le hacían paladear una sensación de miedo y de misterio nocturnos bajo los chorros de sol que entraban por los tragaluces.
El aire silencioso temblaba con exagerada sonoridad, repitiendo la caída de un remo en las barcas, pequeñas como moscas, que se deslizaban abajo por la copa del golfo, prolongando las voces femeninas é invisibles que se perseguían en las arboledas de las alturas.
El joven de la noche anterior estaba junto a la puerta, al lado de su compañero, que ceñía ahora la diadema auricular y golpeaba la manecilla del aparato, oyendo y contestando a los buques invisibles.
Todos pensaban en los submarinos invisibles.
Don Sebastián miraba al suelo con ojos duros, contrayendo sus manos como si quisiera agarrar a los invisibles enemigos.
Eso que llamáis estrellas son otros soles como el nuestro, rodeados de planetas semejantes a la Tierra, y que por su pequeñez resultan invisibles.
El cantero rompe la piedra con su martillo, y al vencerla se envenena tragando el polvo en invisibles partículas, cada martillazo se lleva un fragmento de su vida.
Y adoptando el cálculo más hábil del disimulo, el de apropiarse de la ingenuidad y disfrazarse con la sencillez y la franqueza, refirió con toda verdad al padre Cifuentes el escándalo de su vida, la trágica muerte de Jacobo, la calumnia difundida por aquellos enemigos invisibles, la imposibilidad en que estaba de acusarlos a ellos y defenderse ella misma ante los tribunales, y la necesidad que tenía de , de alguna por su santidad y su prestigio que sacase la cara por ella, perdonándole las faltas verdaderas y defendiéndola de los , concediéndole su protección y su amistad, y rehabilitándola por este solo hecho a los ojos del mundo Y no pedía esto por ella misma, que nada merecía y así lo confesaba, pedíalo por caridad de Dios, por lástima, por compasión hacia sus propios hijos.
Sonaban a lo lejos, como una tela que se rasga, los escopetazos contra las bandas de golondrinas que volaban a un lado y a otro en contradanza caprichosa, silbando agudamente, como si rayasen con sus alas el cristal azul del cielo, zumbaban sobre las acequias las nubes de mosquitos casi invisibles, y en una alquería verde, bajo el añoso emparrado, agitábanse como una amalgama de colores faldas floreadas, pañuelos vistosos.
En el fondo, sobre las obscuras montañas, coloreábanse las nubes con resplandor de lejano incendio, por la parte del mar temblaban en el infinito las primeras estrellas, ladraban los perros tristemente, con el canto monótono de ranas y grillos confundíase el chirrido de carros invisibles alejándose por todos los caminos de la inmensa llanura.
Se me antojaban esquifes, gondolillas maravillosas en que bogaban seres invisibles.
Arrimado a la torre, en su rollo grietado y leproso, el cascado reloj virreinal, con su esfera de mármol y sus agujas doradas, invisibles para quien las viese de lejos, porque las ocultaba el ramaje de soberbios ahuehuetes, a cuya sombra se refugiaban los lechuguinos que cada domingo, después de la misa de doce, se instalan allí para ver a las muchachas que salen de misa muy emperifolladas y de ataque.
—¡Magnífico!—exclamaba fuera de sí el veterano, blandiendo la palmeta sobre invisibles enemigos.
Su mente se dejó ir en alas de aquella sublime idea, perdiéndose en los espacios invisibles y sin confines.
Estas llegaron a ser para ella invisibles, como lo es para todos los seres el fundamental medio de nuestra vida, la atmósfera.
Hombre apercebido, medio combatido: no se pierde nada en que yo me aperciba, que sé por experiencia que tengo enemigos visibles e invisibles, y no sé cuándo, ni adónde, ni en qué tiempo, ni en qué figuras me han de acometer.
Así es respondió don Quijote, y no hay que hacer caso destas cosas de encantamentos, ni hay para qué tomar cólera ni enojo con ellas, que, como son invisibles y fantásticas, no hallaremos de quién vengarnos, aunque más lo procuremos.

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