Ejemplos con intrepidez

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La ciudad está muy bien comunicada internamente, el transporte colectivo llega a casi toda la ciudad, donde hay muy pocos problemas con el transporte, entre los pocos que hay están: el aumento de las tarifas, la intrepidez excesiva de los conductores, y las malas condiciones de las unidades.
El cielo es luminoso y claro, al tiempo que la maravillosa fábrica del muro adivina la intrepidez de Goya al representar espacios.
Cañoto fue artífice de innumerables conflictos con los realistas por sus escaramuzas, tenía como algo característico la valentía y la intrepidez.
Duguay-Trouin no mostró más intrepidez, sino circunstancias desgraciadas hicieron que fracasaran sus proyectos.
Las incidencias del combate fue un espectáculo excepcional, ambos adversarios hicieron un derroche extraordinario de pericia e intrepidez, que estremeció y emocionó a los soldados, tanto bolivianos como paraguayos, quienes desde sus respectivas trincheras contemplaron absortos cada detalle de este enfrentamiento.
Goya refrenda aquí su intrepidez para captar las expresiones faciales y caracterológicas.
El plata significa inocencia, blancura y virginidad, del mismo modo que el oro es señal de riqueza, fuerza, fe, pureza y constancia, y el rojo de gules equivale a valor, atrevimiento e intrepidez.
El Comandante Sucre destacó en su parte la intrepidez de la que habrá raros ejemplos, del mayor Lavalle y su pelotón.
Ojeda no supo si fue él quien avanzó por instinto, o ella con la varonil intrepidez de su raza, pero sus codos se tocaron en la barandilla y sus cabezas quedaron separadas únicamente por una pequeña lámina de atmósfera.
Las mismas olas parecían inclinarse respetuosas ante la intrepidez de aquellos hombres.
De eso ya me he enterado, sin molestarme en ir a la Alamedacontestó el primo echando a Rita una miradaza que ella resistió con intrepidez notoria, y pagó sin esquivez alguna.
José, al oír tan lamentables antecedentes, sintió que aflojaba un poco su intrepidez.
Su artillería hizo grandes estragos en nuestra gente, mas con tanta intrepidez se lanzó esta sobre las lomas que ocupaba el enemigo entre el camino y el río Guadiel, con tanta bravura y desprecio de la vida afrontaron los soldados de línea la mortífera bala rasa y las cargas de la caballería del general Privé, que llegaron a dominar tan fuerte posición.
Dios, por dicha, no le había negado la capacidad de amar, sólo que las mujeres con quienes hasta allí había tropezado, o habían cedido a la fogosidad de sus afectos, a la intrepidez de sus pocos años, o a la influencia de su.
Muy pronto y con mucho ardor pareció haberse aplicado Temístocles a los negocios públicos, y muy vehemente se mostró también su anhelo por la gloria, por la cual, aspirando desde luego a ser el primero, se atrajo con intrepidez los odios de los poderosos, que ocupaban el primer lugar en la ciudad, y más especialmente luchó con Arístides el de Lisímaco, que en todo le hacía siempre oposición, sin embargo, la enemistad con éste tuvo, al parecer, un motivo y origen del todo pueril, porque ambos habían estado enamorados del hermoso Estesileo, natural de Teos, según la relación de Aristón el Filósofo, y desde entonces siempre estuvieron también encontrados en las cosas públicas.
- Mis impresiones de aquel día me parecieron verdaderamente extrañas, porque lejos de sentirme lleno de compasión por la muerte de un amigo, le encontraba digno de envidia al ver su tranquilidad y escuchar sus discursos, la intrepidez que demostraba ante la muerte me persuadía de que no dejaba esta vida sin la ayuda de alguna divinidad que le llevaría a otra para ponerle en posesión de la mayor dicha que los hombres puedan disfrutar.
Húbose menester toda la serenidad de Losada y toda la intrepidez de Diego Paradas para salir bien de aquel conflicto y ponerse en estado de vencer otro que les estaba prevenido de no menor consideración.
Fueron los primeros movimientos de la sorpresa de Losada dirigidos a pedir consejo a sus capitanes, pero presentándole su intrepidez mayores riesgos en la dilación, y la disputa la dirimió desbaratando él mismo con la caballería la vanguardia de los bárbaros, su gran número y el conocimiento del terreno les permitió volver a reunirse y dejar dudoso el éxito de la acción, si Francisco Ponce, cortándoles por la retaguardia, y Losada acudiendo con su denuedo a animar a los que flaqueaban en el centro, no hubiesen hecho en ellos tal carnicería que los obligó a dejar franco el paso a costa de una completa derrota por su parte y de muy pequeña pérdida por la de los españoles.
Sintiólo Alcibíades, y recogiendo muchos vestidos y otras ropas los echó en el fuego, y rodeándose a la mano izquierda su manto, con la diestra desenvainó la espada, y pasando con la mayor intrepidez por encima del fuego antes que se hubiesen encendido las ropas, con sólo presentarse dispersó a los bárbaros, porque ninguno de ellos tuvo valor para aguardarle ni lidiar con él, sino que desde lejos le lanzaban saetas y dardos.
Vivía entonces también un tal Hipérbolo de Peritidas, el cual, además de que Tucídides hace mención de él como de un hombre malo, dio materia a todos los poetas cómicos para zaherirle en escena, pero él era inmoble e inalterable a los dicterios y a las sátiras, por un abandono de su opinión, que, siendo en realidad desvergüenza y tontería, algunos le graduaban de intrepidez y fortaleza, y éste era de quien se valía el pueblo cuando quería desacreditar y calumniar a los que estaban en altura.
Repetidas veces se vio en la última prueba el valor de Galeas, la fidelidad de Aricabacuto, y la intrepidez de Garci González con el impertérrito Tamacano, que no paró hasta presentar con sus mariches a los españoles una batalla en las orillas del Guayre.
Y Píndaro dice: Allí de los ancianos el consejo, la intrepidez de juventud brillante, los coros, y las musas, y el contento: porque a un tiempo los representan muy músicos y muy guerreros, Que andar suelen al lado uno de otro, usar bien del acero y de la lira, como dice el poeta espartano.
Dinos, pues: ¿cómo podremos pasar por medio de ellos? —¿Cómo? responde Darío, ¿no sabes, Otanes, que la intrepidez hace ver ejecutadas muchas cosas antes que la razón las mire como posibles? ¿Que otras al contrario da por hechas la razón que no puede cumplir el brazo más robusto? Creedme, fuera reparos y temores, nada más fácil para nosotros que penetrar por medio de esos centinelas apostados, parte porque ni uno de ellos habrá que no nos ceda el paso, siendo los personajes que somos en la Persia, pues los unos lo harán por respeto, y otros quizá por miedo, parte por no faltarme un especioso pretexto con que logremos el paso libre con decir que recién llegado de Persia traigo de parte de mi padre un importante negocio que tratar de palabra con el soberano.
No se le reconoce menos en el día de una batalla a la despejada intrepidez que a la destreza y al valor.
Del recelo nace luego el temor, que destierra criminalmente la intrepidez, con que se deslucen y aun se pierden la acción y la razón.
No hablo aquí de aquella natural superioridad que señalamos por singular realce al ''Héroe'', sino de una cuerda intrepidez, contraria al deslucido encogimiento, fundada, o en la comprensión de las materias, o en la autoridad de los años, o en la calificación de las dignidades, que en fe de cualquiera de ellas puede uno hacer y decir con señorío.
Pronto el nido del águila estuvo en poder del Mimbre, sin que felizmente ni la hembra ni el macho hubiesen acudido en su defensa, y, ya con él en el pecho, antes de confiarse de nuevo al espacio, arrojó el mozo una mirada en el fondo del abismo, no sin que no obstante su reconocida intrepidez dejara de estremecerse al contemplar el profundo precipicio.
Y finalmente, por su intrepidez para arrostrar el peligro, su compañía no fue jamás un estorbo en las situaciones difíciles.
Nada comprendo de toda esta aventura, pero ¡ojalá hubiese muchos guerreros de tal intrepidez!.
Esta nación, heredera del odio que Guaicapuro juró en sus últimos momentos a los españoles, estaba acaudillada por Conopoima, cuya intrepidez y valor podía sólo reconocer superioridad en Garci González.

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