Ejemplos con intermitencias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En todo este período es constante la preocupación para seguir las obras, tanto por parte de los reyes como del pueblo de Málaga, pero a pesar de ello no se consigue hacerlo más que con intermitencias, pues el dinero de las obras, que era escaso, había que aplicarlo muchas veces a corregir las inundaciones del Guadalmedina o el artillado de la costa.
Cuenta para ello con sus invenciones y una pandilla integrada por Pucho y Serrucho, a la que con intermitencias se suma Larguirucho.
El fútbol acompaño con algunos intermitencias toda la vida deportiva, se fueron sumando con singular éxito el tenis, el básquetbol, las bochas, la natación , el ciclismo, la gimnasia, la pelota a pelota, el ajedrez, el billar, el golf, el atletismo, el paddle, la danza, el yudo, el Karate, el tae Kwon do, el vóley, a los que debemos agregar la realización de carreras de auto, en las que el club fue pionero y las carreras de caballo.
Yo tengo la seguridad de que cuando Valleumbroso compone sus poesías el acceso creador se manifiesta siempre en él instantáneo, inconsciente y con intermitencias.
¿Verdad, amigo Valleumbroso? ¿verdad que padece usted intermitencias?.
Jadeaba con desmayo y acopiaba sus escasas fuerzas para suspirar de continuo: Claro, claro, ¿qué duda coge? Luego, con intermitencias, como un reloj arbitrario, producía enérgicamente, al concluirse las frases del invisible conferenciante, una a manera de rítmica onomatopeya: tris-tras, tris-tras, tris-tras.
Y lo peor es que no me ha enriquecido, sólo me dió para vivir con intermitencias de locos derroches y largas penurias.
A lo lejos brillaba con intermitencias la luz roja del Cabo Higuer.
Se llevaba una mano a la frente, como si quisiera arrancarse un recuerdo tenaz para arrojarlo al Océano ¡Los crueles engaños del arte! ¡Las intermitencias del talento, que en unos apunta como flor seductora con los días contados y en otros tiene la inmovilidad grandiosa de la montaña!.
En lo alto del cielo, un astro poderoso centelleaba con intermitencias, rasgando la obscuridad.
Estaba en pie sobre uno de los asientos adheridos al pretil del paredón, con unos enormes anteojos de mar dirigidos hacia la lucecita verde que brillaba con intermitencias allá a lo lejos.
Le había cogido una mano y se la apretaba y acariciaba con intermitencias nerviosas.
¿Quiénes serían el caballero y la dama que tan misteriosamente se amaban? ¿No podía suceder también que don Quintín fuese rico y buscara medio de evitar mayores gastos, atribuyendo al capricho de otro lo que él fraguase para su seguridad y regalo? Su proceder autorizaba las sospechas: le había dado dinero con gran desigualdad de plazos y desproporción de cantidades, sus regalos fueron muy rogados o imprevistos, sus intermitencias y variaciones tenían marcado tinte de tacañería.
¡Y le ocurrían cosas tan raras! Su pena tenía las intermitencias más extrañas, y después de largos periodos de sosiego se presentaba impetuosa y aguda, como un mal crónico que está siempre en acecho para acometer cuando menos se le espera.
Con estos diferentes estados de su espíritu se relacionaban ciertas intermitencias de manía religiosa.
Los accesos de delirio se habían renovado con largas intermitencias de postración.
Cuando sintió los labios del joven posados sobre la piel de su mano, tembló toda, se puso pálida y roja con intermitencias casi instantáneas, y una corriente de calor ardientísimo y una ráfaga de frío nervioso circularon alternativamente por su santo cuerpo, no acostumbrado al contacto de labios humanos.
En el centro se alzaba una fuente de piedra, compuesta de un tazón y cuatro delfines que vertían con intermitencias chorros de agua turbia y gruesa que, sin embargo, recogían afanosos los aguadores negros en barriles para venderla por la ciudad a razón de medio real de plata uno.
Cuando las intermitencias del aguacero lo permitían, yo cambiaba algunas palabras con Camilo Arias, que estaba casi pegado a mi lado.
Desfilábamos, el huracán bramaba, tronchando los árboles, las baterías eléctricas fulminaban la negra esfera, con rápidas intermitencias, el rayo serpenteaba horizontalmente, de arriba abajo, en líneas rectas y oblicuas, descubriendo entre sombras y luz algunas remotas estrellas, el bronco trueno, en incesante repercusión, conmovía la masa aérea impalpable y el alma de los nocturnos caminantes se replegaba sobrecogida sobre sí misma, como cuando signos materiales visibles le auguran un peligro cercano.
Mochi y su protegida habían mudado de posada, lo cual en aquel pueblo sólo era mudar de dolor, pero en el hotel Principal, allá al extremo de la Alameda Vieja, les habían llegado a perder el respeto por las intermitencias en el pago del pupilaje, la Compañía de ópera seria acababa de disolverse por motivos económicos e incompatibilidades de caracteres, y el empresario, la tiple y Minghetti, el barítono, se habían quedado en la ciudad, según unos, porque no tenían por lo pronto contrata ni lugar adonde ir, porque más valieran allá, según otros, porque querían servir de núcleo a una nueva Compañía, para constituir la cual andaba Mochi en tratos.
En cambio, los rumores que desde adentro se percibían lejanos y con intermitencias, desde allí resultaban continuos, más acentuados y más próximos.
Así, con muy pequeñas intermitencias, pasaron ocho años.
Los ruidos de la ciudad alta llegaban apagados y con intermitencias de silencio profundo.
«Ella también iba a renacer, iba a resucitar, ¡pero a qué mundo tan diferente! ¡Cuán otra vida iba a ser de la que había sido! se preparaba a sí misma una vida de sacrificios, pero sin intermitencias de malos pensamientos y de rebelión sorda y rencorosa, una vida de buenas obras, de amor a todas las criaturas, y por consiguiente a su marido, amor en Dios y por Dios».
Casi siempre se veían en casa de Vegallana, allí eran sus cariños furtivos, precipitados, pero el reposado dominio de horas y horas de voluptuosa intimidad no era posible conseguirlo, si no se buscaba lugar menos expuesto a sobresaltos, intermitencias y disimulos.
Continuaban la calma sofocante y el cielo cargado de nubes como peñascos, con unas intermitencias de sol que levantaba ampollas, los desperfectos del Sur, en tejados y cerrajas, iban poco a poco reparándose, y hasta se consolaban las gentes, unas a la fuerza y otras como podían, pero no se olvidaba un punto la anunciada invasión de los de Rinconeda, y hacia el camino de Rinconeda miraban todos los ojos de Cumbrales desde huertas, callejas y tejados, y a voces de Rinconeda sonaban todos los rumores en los oídos de la gente de arriba.
Estando así las cosas y reinando otra vez el Sur, aunque con intermitencias de chubascos, porque, al cabo, asomaba diciembre, restablecido Pablo por completo y terminados los pertrechos de boda, don Juan de Prezanes.
Dormían los habitantes, y la noche serena, parecía guardar su tranquilo sueño: el fresco ambiente susurraba entre los árboles, al paso que la luna plateaba sus copas, y los pajizos techos del caserío, mudos yacían los pajarillos, y de tarde en tarde se percibía el nocturno cantar del gallo, en cuyas intermitencias resonaban los pasos de nuestro personaje, al caminar por la empedrada senda, que a la verde campiña le guiaba.
Y así siguieron aquellas relaciones, con grandes intermitencias de viajes, cada vez más largos.

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