Ejemplos con insultantes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ustedes me han informado sobre una serie de hechos que ponen en evidencia una severa e injustificable actitud del Gobierno contra el Listín, como es la abrupta suspensión total de la publicidad oficial en nuestras páginas y la exigencia de que yo fuese removido de la dirección del diario, así como de las desmedidas e insultantes expresiones que un alto funcionario del Gobierno uso contra ustedes para quejarse de la forma en que el Listín dispone de sus noticias.
Educar al público acerca de los estereotipos del autismo que consideran insultantes o simplemente incorrectos.
Las expresiones proferidas son tan claramente insultantes o hirientes que el ánimo específico se encuentra ínsito en ellas.
Los enfrentamientos religiosos entre judíos y romanos estos últimos habían aplicado algunas medidas insultantes para los judíos como la presencia de una estatua de Zeus en el Templo de Jerusalén- terminó con una de las mayores persecuciones religiosas, la destrucción del Templo, el saqueo de Jerusalén y la diáspora judía.
La llamada del gorrión blanco coronado tiene muchos dialectos, pero los sonidos de la subespecie del pugetensis son insultantes para otros animales.
Sin embargo, a su regreso, se comportó peor que nunca, confiriendo incluso insultantes apodos a algunos de los más grandes nobles.
En el contexto de la época y siguiendo el estilo imperante en los diferentes movimientos políticos y socioculturales, sus discursos políticos eran directos y frecuentemente insultantes.
En el Drowned World Tour Madonna presentó una versión punk-rock y al final dirige unas palabras insultantes al público.
Llevose ambas manos a las orejas para cortar el paso de las voces fieras, insultantes, provocativas que querían penetrar en su cerebro.
Así es, que reponiéndome al cabo de algún tiempo de mi primitivo susto, arrebaté un palo que al alcance de la mano vi, y haciendo pie firme sobre el tonel, comencé a descargar golpes a todos lados, increpando a mis enemigos con todos los vocablos insultantes, groseros y desvergonzados de la lengua española.
Y pasando de lo abstracto a lo concreto, llegaron a proferirse de la una y la otra parte palabras insultantes y feas.
Por todos lados presenciaba luchas insanas y oía los vocablos más insultantes de aquellas dos lenguas que peleaban con sus injurias como los hombres con las armas.
Nuestros patrimonios serán convertidos en hoteluchos o en insultantes residencias sin las alturas de la culta Francia.
Mendrugos y harapos, dádivas insultantes y compasiones cáusticas, he ahí lo que siempre alcanzarás con actitud y medios tan tristes.
Ahora le veía de cerca, vulgar, grosero, hasta cobarde, puesto que soportaba riendo las insultantes chanzas de sus compañeros que lastimaban hondamente a la mujer que amaba.
Quizá por ello adoptaba en cualquier lugar poses insultantes que muchas veces terminaban en escándalos.
Los gestos de burla entre la muchachada roquera marcada con tatuajes para indicar su pertenencia a alguna pandilla, como ganado, no se dejaban esperar ni las palabrotas engreídas de juventud que vocife-raban pestes contra el ruco, también los adoradores de las tropicalerías trompeteras soltaban sus descargas insultantes al pinche viejo aburrido del fondo que diario ensayaba sus anticuadas melodías sin inmutarse, sin prestar atención a las feroces críticas de la barriada por interferir con sus antiguallas musicales.
Y el emparedado comenzó a reírse, clavando insultantes miradas en su adversario.
Llenos, primero, los versos, de saludos amables y de alabanzas excesivas, pronto resbalaron en alusiones irritantes, contestadas con enojo contenido, en ese lenguaje pintoresco que para el que lo entiende, hace más hirientes las agudezas, hasta que subiendo de tono, se cruzaron desafíos insultantes.
Pocas palabras se cambiaron, amenazadoras, insultantes, se deslizó del carro el tropero, echando sigilosamente la mano a la cintura, y antes que el jinete hubiera podido ni sospechar su intención, le hundió en el vientre la cuchilla.
En la antesala, pendientes de una soga, unas medias de color de carne se balanceaban insultantes, impúdicas, semejantes a dos piernas de prostituta tras un postrer espasmo.
Recordaba el viajero perfectamente el gesto de odio, desprecio y desafío con que se miraban las dos primas cuando la casualidad las hacía encontrarse, las frases insultantes que se decían, las hablillas del pueblo, exaltado por la historia, hecho un hervidero de chismes.
La acción de lanzar a la publicidad la noticia de una boda, estando concertada otra para la misma mujer, y siendo el propalador de la noticia de su enlace con otro hombre el mismo que tenía dispuesto casarse con ella, recibía los calificativos más insultantes y duros, y en el párrafo final, Felipe María anunciaba al pintor la visita de dos caballeros que irían, no a debatir la ofensa, sino a ponerse de acuerdo para la reparación.
-¡Chis!, ¡chitón!, ¡silencio!, ¡esas toses! -gritaba, y clavaba unos ojos insultantes en un pacífico espectador que buscaba su butaca inútilmente cerca de las nuestras.
Llevose ambas manos a las orejas para cortar el paso de las voces fieras, insultantes, provocativas que querían penetrar en su cerebro.
Seguían después rameras seleucienses entonando canciones insultantes y ridículas contra la cobardía y afeminación de Craso, y de este espectáculo gozaron todos.
Los encuentros que en aquellas gargantas se tuvieron con las naves de los bárbaros, nada tuvieron de decisivos respecto del todo de la contienda, pero sirvieron muchísimo a los Griegos para ver por las obras que en los peligros ni el número de las naves, ni el adorno y brillantez sobresaliente, ni los gritos provocativos, ni los cantares insultantes de los bárbaros tienen nada imponente para los hombres que saben venir a las manos y que combaten con denuedo, sino que, despreciando todo esto, lo que hay que hacer es arrojarse sobre los enemigos y luchar con ellos a brazo partido.
Diez cabezas curiosas se habían apoyado en los tapices y palidecían de furia, porque sus orejas pegadas a la puerta no perdían sílaba de cuanto se decía, mientras que sus bocas iban repitiendo las palabras insultantes del capitán a toda la población de la antecámara.
Entonces Alí-Nur les dijo: Acabáis de oír las palabras insultantes de este hombre, y os tomo a todos por testigos de ello.
A ella lo que le interesaba era hablar a solas con el Pupa, varón irresoluto, en el que hacían honda mella sus consejos, algo insultantes, de hembra enérgica enviada por Dios.

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