Ejemplos con insolencias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

era francamente insurreccional, para no hablar de de las insolencias de Don Quijote, que contribuían a enrarecer el ambiente.
Salió entonces Narcisa de un escondite con su librote debajo del brazo y en la boca un surtidor de insolencias.
Y si él no hubiera sido, la fatalidad se encargaría de buscar otro instrumento animado o inanimado para recordarme que este mundo es dolor, siempre dolor Unos ojos que me miran agresivos, impudentes, una faz congestionada por el alcohol, una lengua estropajosa que me suelta algunas insolencias rayanas en la injuria.
Las sesiones nocturnas en el fumadero, amoríos, golpes, el desafío de Río Janeiro, que por poco me cuesta un pie, millones en oro acuñado debajo de nuestras plantas, un cadáver de iluso echado al mar, quince noches pasadas junto a otro cadáver que también representa millones ¡qué novela! ¡Y yo que he pasado en Madrid meses y meses de casa al café, del café a la redacción y de la redacción a otros sitios sin que me ocurriese nada extraordinario! El único remordimiento que siento después de tantos sucesos es el de mis insolencias involuntarias con la pobre doña Matutina y los sustos que he dado a su guardián.
Oiga usted, mocito, ¿quiere usted repetirme ahora las insolencias que ha dicho en el papelucho de don Rosendo? Tendría mucho gusto en ello.
¡Santo Cristo de Rodillero, qué cúmulo de insolencias y procacidades! Desde el principio hasta el fin estaba consagrado a escarnecer, a herir y ridiculizar a los socios del Saloncillo.
No pudiendo soportar las insolencias de aquel miserable, le agarré por un brazo, y no sé lo que habría hecho con él, si en el instante mismo no resonara un clamor que nos notificó la entrada de Prim en la Alcazaba, escalados los muros de esta por los aguerridos.
El general experimentaba impulsos de ternura, nunca sentidos, escuchando referir o presenciando y oyendo rasgos y respuestas del chico, que no pasaban de meras insolencias infantiles y que a él se le antojaban claros indicios de ideas sanas, principios severos y voluntad enérgica.
Quitose la fiera con rápido movimiento su toca, sacudió las melenas y salió al corredor, echando por aquella boca insolencias terribles.
Como ella lleva los ojos lucientes de malicia y la boca rebosando picardía, los señoritos la miran con codicia, y entonces el chulo, porque vean que la muchacha es suya, la requiebra con insolencias que ella estima como madrigales dulcísimos.
Con su parlero trinar se decían aquellos tunantes las mayores insolencias, dándose de picotazos y agitando las alas, así como los oradores agitan los brazos cuando quieren hacer creer las mentiras que pronuncian.
Diego, y se mostraban escandalizados de los desafueros é insolencias de D.
¡Ay! Mis francesitos se ponen a decir no sé qué insolencias obscenas a la mujer de Gil, cuando salen los mozos, me los agarran y con morriones y todo.
Me quedé atónito, pero al punto comprendí que esto era invención de aquel inicuo tramposo embaucador, y en mi cólera le dije las más atroces insolencias que han salido de estos labios.
Advierte, Berganza, no sea tentacion del demonio esa gana de filosofar que dices te ha venido, porque no tiene la murmuracion mejor velo para paliar y encubrir su maldad disoluta, que darse a entender el murmurador, que todo cuanto dice son sentencias de filósofos, y que el decir mal es reprension, y el descubrir los defectos ajenos buen celo, y no hay vida de ningun murmurante, que si la consideras y escudriñas, no la halles llena de vicios y de insolencias, y debajo de saber esto, filosofa ahora cuanto quisieres.
Allí notó Tomas la autoridad de los comisarios, la comodidad de algunos capitanes, la solicitud de los aposentadores, la industria y cuenta de los pagadores, las quejas de los pueblos, el rescatar de las boletas, las insolencias de los bisoños, las pendencias de los huéspedes, el pedir bagajes mas de los necesarios, y finalmente la necesidad casi precisa de hacer todo aquello que notaba y mal le parecia.
Es pues el caso, que el atambor, por tener con que mostrar mas sus chocarrerías, comenzó a enseñarme a bailar al son del atambor, y hacer otras monerías tan ajenas de poder aprenderlas otro perro que no fuera yo, como las oirás cuando te las diga: por acabarse el distrito de la comision se marchaba poco a poco: no habia comisario que nos limitase: el capitan era mozo, pero muy buen caballero y gran cristiano: el alférez no habia muchos meses que habia dejado la corte y el tinelo: el sargento era matrero y sagaz, y grande arriero de compañías, desde donde se levantan hasta el embarcadero: iba la compañía llena de rufianes churrulleros, los cuales hacian algunas insolencias por los lugares do pasábamos, que redundaban en maldecir a quien no lo merecia: ¡infelicidad del buen príncipe! ser culpado de sus súbditos por la culpa de sus súbditos, a causa que los unos son verdugos de los otros, sin culpa del señor, pues aunque quiera y lo procure, no puede remediar estos daños, porque todas o las mas cosas de la guerra traen consigo aspereza, riguridad y desconveniencia.
Sólo el ventero porfiaba que se habían de castigar las insolencias de aquel loco, que a cada paso le alborotaba la venta.
Yo he satisfecho agravios, enderezado tuertos, castigado insolencias, vencido gigantes y atropellado vestiglos, yo soy enamorado, no más de porque es forzoso que los caballeros andantes lo sean, y, siéndolo, no soy de los enamorados viciosos, sino de los platónicos continentes.
Contra otros garitos de menor cantía podrá vuestra merced mostrar su poder, que son los que más daño hacen y más insolencias encubren, que en las casas de los caballeros principales y de los señores no se atreven los famosos fulleros a usar de sus tretas, y, pues el vicio del juego se ha vuelto en ejercicio común, mejor es que se juegue en casas principales que no en la de algún oficial, donde cogen a un desdichado de media noche abajo y le desuellan vivo.
después de sus insolencias,.
- El gobierno no puede dejarlo en libertad, para que se permita nuevas insolencias.
Pues si yo viera vuestras maldades, vuestras tiranías, vuestras insolencias, vuestros robos, ¿no dijera más? Dijera más y más, y dijera tanto que enmendárades el refrán, diciendo: «Más_dijera_Mateo_Pico».
Y por último, habiendo sido mi provincia, durante dos siglos, fronteriza con el reino de Granada, ha debido tener y ha tenido para custodia y defensa de sus lugares fuertes, y para tomar el desquite de cualquier ataque, entrando en algarada por los dominios del alarbe, talando sus mieses y haciendo otras mil insolencias y diabluras, una población de hombres recios y valerosos,.
Tenían los bancos profundas incisiones: desvergüenzas de los estudiantes, cortajeadas en la madera con ayuda de sus navajas de bolsillo, otras escritas o garabateadas con lápiz en la pared, a la altura de la mano, insolencias, injurias contra maestros, versos en boga, canciones sucias, de esas que suelen andar de boca en boca en las eternas corrientes de la humana estupidez.
«Sufre que tu mujer oiga insolencias a la que quisiste hacer tu concubina.
¡Ya veo que quieres sentir los latigazos en tu trasero! ¡Si no cesa tu llanto y sigues con tus insolencias, te arrancaré la lengua y te la hundiré en esa cosa que tienes entre los muslos! ¡Y esto te lo juro por mi gorro!.
Veinte y dos años ha que vivo con ella mártir, sin haber sido jamás confesor de sus insolencias, de sus voces y de sus fantasías, y ya va para dos años que cada día me va dando vaivenes y empujones hacia la sepultura, a cuyas voces me tiene medio sordo, y, a puro reñir, sin juicio.
- Oíd, señora doña Guiomar, aquí, delante destos señores, os quiero decir esto: ¿por qué me hacéis cargo de que sois buena, estando vos obligada a serlo, por ser de tan buenos padres nacida, por ser cristiana y por lo que debéis a vos misma? ¡Bueno es que quieran las mujeres que las respeten sus maridos porque son castas y honestas, como si en sólo esto consistiese, de todo en todo, su perfección, y no echan de ver los desaguaderos por donde desaguan la fineza de otras mil virtudes que les faltan! ¿Qué se me da a mí que seáis casta con vos misma, puesto que se me da mucho, si os descuidáis de que lo sea vuestra criada, y si andáis siempre rostrituerta, enojada, celosa, pensativa, manirrota, dormilona, perezosa, pendenciera, gruñidora, con otras insolencias deste jaez, que bastan a consumir las vidas de doscientos maridos? Pero, con todo esto, digo, señor juez, que ninguna cosa destas tiene mi señora doña Guiomar, y confieso que yo soy el leño, el inhábil, el dejado y el perezoso, y que, por ley de buen gobierno, aunque no sea por otra cosa, está vuesa merced obligado a descasarnos, que desde aquí digo que no tengo ninguna cosa que alegar contra lo que mi mujer ha dicho, y que doy el pleito por concluso, y holgaré de ser condenado.
Pero las tales palabrejas estaban ya muy gastadas en Coteruco, y no causaron el efecto que de ellas esperaba el orador, antes bien sirvieron de pretexto a nuevos y más crudos reparos, y hasta insolencias, que pusieron en apuro grave al presidente.

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