Ejemplos con inmortalidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su continua búsqueda del Doctor, su falta de respuestas sobre su situación actual, las consecuencias negativas de la inmortalidad como ver envejecer y morir a sus seres queridos y su papel de líder le han hecho volverse más distante.
La inesperada popularidad del personaje en Reino Unido condujo a la creación de su propia serie Torchwood, en la que Jack ha perfeccionado su faceta de héroe de acción y ha desarrollado algunos poderes sobrenaturales obtenidos durante su etapa en Doctor Who, siendo el principal de ellos una aparentemente absoluta inmortalidad.
Puesto que Aristóteles rechaza la inmortalidad del alma, lo mismo que la existencia de un mundo de las ideas subsistente, se hace necesario explicar cómo es posible el conocimiento de las formas.
Pero tras ver la poca ayuda que le ofrecen, Raiden pierde su inmortalidad al hacerse humano para poder luchar junto a Liu Kang y compañía.
Susurros de inmortalidad, Teatro Helénico.
Muestran poderes de Hechicería, Telepatía y Teletransportación además de inmortalidad.
La vida de Connor MacLeod cambia cuando conoce a Juan Sánchez Villalobos Ramírez, quien se convierte en su mentor, le enseña a pelear con espada y le explica las reglas del Juego por el cual los inmortales deben buscarse a través del tiempo y del espacio y pelear en combate singular, intentando cortar la cabeza del contrincante -única forma de matar a un inmortal y adquirir la esencia de su inmortalidad-, hasta que sólo uno quede con vida.
Por otra parte, comparte caracteres con los dioses y semidioses de la Antigüedad clásica, como la inmortalidad, la fuerza y agilidad extraordinarias, la resistencia a la fatiga, la pronta recuperación de las heridas, etc.
Este concepto del tiempo, muy extendido en todas las épocas y regiones, tiene sus raíces, por una parte, en las ideas de eternidad e inmortalidad del Antiguo Egipto, donde el escarabajo era considerado símbolo de la renovación eterna de la vida.
En estos poemas se refleja claramente las teorías griegas de la organización de la materia, de la inmortalidad del alma, de sus transmigraciones, de la constitución de todos los seres de este Universo.
Novela en la que se funde el mito de la Sibila de Cumas, que no podía morir, con las actuales especulaciones de la genética y en particular con la posibilidad de lograr la inmortalidad a partir de un cuerpo clonado y un chip de memoria.
Pero no creo que tengan queja de nosotros los borriquitos de España si saben que en la obra de arte mayor que el espíritu español ha producido, uno de su especie, el rucio de Sancho, ha ganado la inmortalidad ni más ni menos que Sancho mismo, Rocinante y Don Quijote.
Así, la más preciosa y fundamental de las adquisiciones del espírituel alfabeto, que da alas de inmortalidad a la palabranace en el seno de las factorías cananeas y es el hallazgo de una civilización mercantil, que, al utilizarlo con fines exclusivamente mercenarios, ignoraba que el genio de razas superiores lo transfiguraría convirtiéndole en el medio de propagar su más pura y luminosa esencia.
Si, por desdicha, la Humanidad hubiera de desesperar definitivamente de la inmortalidad de la conciencia individual, el sentimiento más religioso con que podría substituirla sería el que nace de pensar que, aun después de disuelta nuestra alma en el seno de las cosas, persistiría en la herencia que se transmiten las generaciones humanas lo mejor de lo que ella ha sentido y ha soñado, su esencia más íntima y más pura, al modo como el rayo lumínico de la estrella extinguida persiste en lo infinito y desciende a acariciarnos con su melancólica luz.
Su concepción de la justicia los llevaría a substituir, en la historia, la inmortalidad del grande hombre, bien con la identidad de todos en el olvido común, bien con la memoria igualitaria de Mitrídates, de quien se cuenta que conservaba en el recuerdo los nombres de todos sus soldados.
“¡Salve, oh, tú, el más grande de los hombres, hijo predilecto de las Musas, foco de intensa luz que alumbrará a los mundos, salve! Loor a tu nombre, hermosa lumbrera, en cuyo derredor girarán en lo futuro mil inteligencias, admiradoras de tu gloria! ¡Salve, grandiosa obra de la mano del Potente, orgullo de las ESPAÑAS, flor la más hermosa que ciñe mis sienes, yo te saludo! ¡Tú eclipsarás las glorias de la antigüedad, tu nombre escrito en letras de oro en el templo de la Inmortalidad, será la desesperación de los demás ingenios! ¡Gigante poderoso, serás invencible! Colocado como soberbio monumento en medio de tu siglo, todas las miradas se encontrarán en tí.
Dioses y diosas: la JUSTICIA los cree iguales, doblad, pues, la frente, y demos a HOMERO la trompa, a VIRGILIO la lira y a CERVANTES el lauro, mientras que la FAMA publicará por el mundo la sentencia del DESTINO, y el cantor APOLO entonará un himno al nuevo astro, que desde hoy brillará en el cielo de la gloria y ocupará un asiento en el templo de la inmortalidad.
Pensamientos de gloria, vagos deseos de inmortalidad agitaron la mente del ilustre fundador de al tiempo de meterse en la cama.
Se echó un mundo a la espalda y con él se le vio, radioso y fatigado, camino de la inmortalidad.
De no estar el millonario, hubiera hecho la cuestión personal y en nombre de la inmortalidad del alma y de la moral cristiana, hubiese atizado unos cuantos puñetazos al impío, luciendo ante las señoras sus energías de apóstol.
La inmortalidad del alma era una ilusión del orgullo humano, que explotaban las religiones, haciendo de esta mentira su fundamento.
, y, por último, de la inmortalidad del alma!.
El alma carece de edad, y, mientras caen deshechos los ídolos de barro que erige la soberbia del hombre, el espíritu se purifica en el destierro para asistir al banquete de la Inmortalidad.
, siento creer en la inmortalidad del alma.
irónicamente venir, , luego que muriese, a darme la razón, , en nuestra constante polémica acerca de los destinos de la humanidad, de la existencia del espíritu, de la inmortalidad del alma.
Se le ocurrían cosas tan extravagantes como aprovechar los pocos momentos de distracción de las madres para secretearse con su amada y decirle que no creyera en aquello de la Pentecostés, figuración alegórica nada más, porque no hubo ni podía haber tales lenguas de fuego ni Cristo que lo fundó, añadiendo, si podía, que la vida contemplativa es la más estéril que se puede imaginar, aun como preparación para la inmortalidad, porque las luchas del mundo y los deberes sociales bien cumplidos son lo que más purifica y ennoblece las almas.
Respecto a la inmortalidad y a la redención, sus primeras ideas eran muy confusas.
Si no, dígame vuesa merced: ¿por cuál de las mentecaterías que en mí ha visto me condena y vitupera, y me manda que me vaya a mi casa a tener cuenta en el gobierno della y de mi mujer y de mis hijos, sin saber si la tengo o los tengo? ¿No hay más sino a troche moche entrarse por las casas ajenas a gobernar sus dueños, y, habiéndose criado algunos en la estrecheza de algún pupilaje, sin haber visto más mundo que el que puede contenerse en veinte o treinta leguas de distrito, meterse de rondón a dar leyes a la caballería y a juzgar de los caballeros andantes? ¿Por ventura es asumpto vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en vagar por el mundo, no buscando los regalos dél, sino las asperezas por donde los buenos suben al asiento de la inmortalidad? Si me tuvieran por tonto los caballeros, los magníficos, los generosos, los altamente nacidos, tuviéralo por afrenta inreparable, pero de que me tengan por sandio los estudiantes, que nunca entraron ni pisaron las sendas de la caballería, no se me da un ardite: caballero soy y caballero he de morir si place al Altísimo.
¿Quién piensas tú que arrojó a Horacio del puente abajo, armado de todas armas, en la profundidad del Tibre? ¿Quién abrasó el brazo y la mano a Mucio? ¿Quién impelió a Curcio a lanzarse en la profunda sima ardiente que apareció en la mitad de Roma? ¿Quién, contra todos los agüeros que en contra se le habían mostrado, hizo pasar el Rubicón a César? Y, con ejemplos más modernos, ¿quién barrenó los navíos y dejó en seco y aislados los valerosos españoles guiados por el cortesísimo Cortés en el Nuevo Mundo? Todas estas y otras grandes y diferentes hazañas son, fueron y serán obras de la fama, que los mortales desean como premios y parte de la inmortalidad que sus famosos hechos merecen, puesto que los cristianos, católicos y andantes caballeros más habemos de atender a la gloria de los siglos venideros, que es eterna en las regiones etéreas y celestes, que a la vanidad de la fama que en este presente y acabable siglo se alcanza, la cual fama, por mucho que dure, en fin se ha de acabar con el mesmo mundo, que tiene su fin señalado.
Caballero andante soy, y no de aquellos de cuyos nombres jamás la Fama se acordó para eternizarlos en su memoria, sino de aquellos que, a despecho y pesar de la mesma envidia, y de cuantos magos crió Persia, bracmanes la India, ginosofistas la Etiopía, ha de poner su nombre en el templo de la inmortalidad para que sirva de ejemplo y dechado en los venideros siglos, donde los caballeros andantes vean los pasos que han de seguir, si quisieren llegar a la cumbre y alteza honrosa de las armas.

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