Ejemplos con industriosa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la ciudad de Úbeda, industriosa por excelencia, algunas de sus actividades artesanales tradicionales abrieron paso a un verdadero desarrollo industrial básico y potente, que pudo generar plantas industriales de considerable tamaño que alcanzaron su auge en el tercer cuarto del siglo XX.
¿Cómo podía convenir una guerra a la industriosa Alemania? Por momentos iba ensanchando su acción: cada mes conquistaba un mercado nuevo, todos los años su balance comercial aparecía aumentado en proporciones inauditas.
No tardé en reconocerla: era Delfina Gil, la industriosa confitera y empresaria de pompas fúnebres.
Al anochecer del día siguiente vieron que a un lado y otro del tren en marcha se iniciaba la aglomeración de alegres pueblecillos, de granjas admirables, de quintas escondidas entre bosques espesos, vieron la muchedumbre de fábricas y talleres con sus chimeneas humeantes, las estaciones de una y otra línea transversal, los edículos y almacenes, los gasómetros, el sin fin de construcciones que anuncian la vida industriosa y opulenta de una gran metrópoli.
El imperio era grandísimo, y lo poblaba una raza industriosa y guerrera.
En último término, entre montañas, se adivinaba la villa heroica é industriosa: el humo de las fundiciones y fábricas se confundía con el cielo plomizo.
Desaparecen los municipios libres, sus defensores suben al cadalso en Castilla y en Valencia, el español abandona el arado y el telar para correr el mundo con el arcabuz al hombro, las milicias ciudadanas se transforman en tercios que se baten en toda Europa sin saber por qué ni para qué, las ciudades industriosas descienden a ser aldeas, las iglesias se tornan conventos, el clérigo popular y tolerante se convierte en fraile, que copia, por imitación servil, el fanatismo germánico, los campos quedan yermos por falta de brazos, sueñan los pobres con hacerse ricos en el saqueo de una ciudad enemiga, y abandonan el trabajo, la burguesía industriosa se convierte en plantel de covachuelistas y golillas, abandonando el comercio como ocupación vil, propia de herejes, y los ejércitos mercenarios de España, tan invictos y gloriosos como desarrapados, sin más paga que el robo y en continua sublevación contra los jefes, infestan nuestro país con un hampa miserable, de la que salen el espadachín, el pordiosero con trabuco, el salteador de caminos, el santero andante, el hidalgo hambrón y todos los personajes que después recogió la novela picaresca.
Ambos se emparejaron, entrando en la industriosa villa como dos antiguos conocidos.
¡Los trapos, ay! ¿Quién no ve en ellos una de las principales energías de la época presente, tal vez una causa generadora de movimiento y vida? Pensad un poco en lo que representan, en lo que valen, en la riqueza y el ingenio que consagra a producirlos la ciudad más industriosa del mundo, y sin querer, vuestra mente os presentará entre los pliegues de las telas de moda todo nuestro organismo mesocrático, ingente pirámide en cuya cima hay un sombrero de copa, toda la máquina política y administrativa, la deuda pública y los ferrocarriles, el presupuesto y las rentas, el Estado tutelar y el parlamentarismo socialista.
Es sabido que el virreinato de Buenos Aires incluía las cuatro intendencias del Alto Perú, hoy Bolivia, en donde había una raza oprimida que descendía directamente de los pueblos Inca: raza industriosa y civilizada bajo cuyo trabajo había florecido antes el país.
Del mismo modo, creemos de suma importancia que sea conocida nuestra situación actual por las naciones europeas, en donde el sobrante de capitales y de una población activa e industriosa, se hubieran abierto paso hasta nosotros, hace tiempo, sin las continuas revueltas y agitaciones que nos han atormentado, y que hacían incierta, por no decir imposible, toda especulación industrial o cualquier empresa fundada en la estabilidad de nuestros gobiernos e instituciones.
Ya no podría ver aquellos ojos que habían quedado abiertos como para mirar más allá de la muerte, ni podría estrechar aquella mano industriosa que descorriera el velo a tantos misterios para que él los penetrase.
Lo que hoy es emigración era la porción más industriosa del país, puesto que era la más rica, era la más instruida, puesto que pedía instituciones y las comprendía.
En el corte se notaba la mano industriosa, pero indocta, de la necesidad, en el calzado dominaba el charol marchito, cuando no con grietas, los guantes denunciaban, a larga distancia, muchos restregones de miga y alguna jabonadura: abundaban las cadenas de similor, y no escaseaba la pedrería falsa.
En algunos de esos rincones de la industriosa ciudad se fabrican los objetos que después el campesino podrá tener para aligerar sus siembras:.
¡Gloria y ventura al barco! Tal vez, si de más industriosa parte procede, trae los forjados hierros que arman para el trabajo la mano de los hombres, la tejida lana, el metal rico, en las redondas piezas que son el acicate del mundo, tal vez trozos de mármol y de bronce, a que el arte humano infundió el soplo de la vida, o mazos de papel donde, en huellas de diminutos moldes, vienen pueblos de ideas.
sabia Córdoba y la industriosa Valencia nada tuviesen que echar de menos en su hermosa ciudad,.
Un sol hermoso y despejado empezaba a entibiar la atmósfera vivificante de la mañana, y dando sobre las velas hinchadas de la nave llenaba de vida aquel estrecho mundo lanzado sobre los abismos por la industriosa osadía del hombre.
También sentí como una especie de recrudescimiento de amor hacia el mundo abierto, público y conocido, hacia el siglo XIX, hacia la civilización moderna, cosas todas que no veíamos hacía algunos días, y de las cuales nos hablaban aquella villa tan industriosa, aquel olor a carbón de piedra, aquellos barcos en que se podía ir a todas partes, aquellas olas que surqué tantas veces.
En toda N**, ciudad de muchos miles de habitantes, industriosa, rica, llena de fábricas, no había un solo ciudadano que disputase ni envidiase a Vidal su privilegio de la Biblioteca.
Ni en los porches ni en los portales valía guarecerse, porque el viento y el agua los invadían, cada mochuelo se iba a su olivo, se cerraban puertas con estrépito, poco a poco se apagaban los ruidos de la ciudad industriosa, y los elementos desencadenados campaban por sus respetos, como ejército que hubiera tomado la plaza por asalto.
El genio del comercio, de la ganancia industriosa no pudo contenerse dentro de mí, salió por donde pudo, y empecé a intentar ciertos tratos lícitos per se, pero no muy conformes con la dignidad de mi oficio.
Tal doctrina no puede producir otro efecto, que los experimentados en el Imperio Romano, a no corregirse semejante modo de pensar, inadaptable a toda nación culta, que desea, como debe, hacerse industriosa y rica.
No tardé en reconocerla: era Delfina Gil, la industriosa confitera y empresaria de pompas fúnebres.
Al anochecer del día siguiente vieron que a un lado y otro del tren en marcha se iniciaba la aglomeración de alegres pueblecillos, de granjas admirables, de quintas escondidas entre bosques espesos, vieron la muchedumbre de fábricas y talleres con sus chimeneas humeantes, las estaciones de una y otra línea transversal, los edículos y almacenes, los gasómetros, el sin fin de construcciones que anuncian la vida industriosa y opulenta de una gran metrópoli.
El imperio era grandísimo, y lo poblaba una raza industriosa y guerrera.
- No conduce la naturaleza, aunque tan próvida, sus obras a la perfección el primer día, ni tampoco la industriosa arte, vanlas cada día adelantando, hasta darles su complemento.

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