Ejemplos con inconcebibles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Eran inconcebibles para mi hasta que las ví, y no era un jovencito con respecto a la vida y los tremendos abismos de la degradación humana.
Mientras, Ubú rey sube los impuestos a cifras inconcebibles, castigando a pequeños y grandes comerciantes, haciendo constante uso corrupto de su poder.
Cuando hablamos de pinceles, afirmamos que es una herramienta ciertamente modesta, pero sin su invención muchos de los documentos culturales de la humanidad, hoy serían inconcebibles.
Otros con menos méritos que tú, se han elevado a alturas inconcebibles.
«No peruanos, el crimen y la deidad son inconcebibles.
inconcebibles lejanías.
Juan en toda la primera parte de mi drama, y son en ella tan inconcebibles como imperdonables sus equivocaciones, hasta en las horas.
Traía el cabello recogido en dos trenzas sobre los hombros, con dos ligeros rizos flotantes sobre las sienes, un corpiño de terciopelo negro abrochado hasta el cuello con botones de plata, y un delantal blanco en cima de una falda gris, por bajo cuyos ribetes se la veía bajar sobre dos piececitos inconcebibles, metidos dentro de dos escarpines de charol con hebillitas de plata.
Huascar, el más noble de la sangre de los Incas, el que con más derecho pudiera aspirar a ser elegido por monarca, el más valiente guerrero, fue nombrado caudillo del Perú, y por no profanar el templo con los gritos de venganza, el pueblo corrió al suntuoso pórtico, y allí Vericochas y Huascar encendían las iras, los hacían conocer que el crimen y la deidad eran inconcebibles, que los venidos del Oriente no podían ser hijos del Sol, que eran mortales y sucumbían al valor.
la ''Buena Gloria'', repito, continuó después en toda su escandalosa solemnidad, a despecho de sermones, de anatemas y del entremés citado, atravesó impávida épocas de tirantez e intolerancia, y sin que nada haya podido contra ella, logró aclimatarse en la moderna atmósfera de fósforo y vapor, y aquí existen todavía en uso sus inconcebibles prácticas.
En efecto, o es la magia de aquel gracioso pincel, o verdaderamente el corte y disposición de los tales vestidos era infinitamente superior a los inconcebibles arreos de que hoy nos vemos cargados.
Estas mujeres tienen caprichos inconcebibles: nadie odiaba más a esa muchacha que mi Antuca: ¡y véala usted de repente interesándose por ella! Bien comprendo que nuestro amigo el señor administrador de correos se habrá empeñado con ella, pero ya que tomaba a pechos el servirlo ¿por qué no hablar antes conmigo?, ¡yo le hubiera indicado los medios de que este no fuese un trabajo tan estéril!.
Andando el tiempo me persuadí de que la moda impone a sus esclavos exigencias verdaderamente inconcebibles.
Pero es verdad que naturalezas como la de Carlos suelen padecer anomalías inconcebibles también como su destino, y repentinamente ven algo del cielo que soñaron en la mirada de una belleza, en la sonrisa de un niño, en el canto de un ave, en el aroma de una flor.
-¡Vamos, mi querido Athos! Realmente tenéis ideas inconcebibles.
¿Cómo es posible que ese hombre tan despejado, tan penetrante, tan instruido, no haya podido mejorar su fortuna, o haya perdido la que tenía, cuando ese otro tan encogido, tan torpe, tan rudo, ha hecho inconcebibles progresos en la suya? ¿No debe esto atribuirse a la casualidad, a fatalidades, a mala estrella? Así se habla muchas veces, sin reflexionar que se confunden lastimosamente las ideas, y se quieren enlazar con íntima dependencia causas y efectos que no tienen ninguna relación.
¿Quién sabe lo que se descubrirá en los tiempos futuros y el aspecto que presentará el mundo de aquí a diez siglos? Seamos enhorabuena cautos en creer la existencia de fenómenos extraños y no nos abandonemos con demasiada ligereza a sueños de oro, pero guardémonos de calificar de naturalmente imposible lo que un descubrimiento pudiera mostrar muy realizable, no demos livianamente fe a exageradas esperanzas de cambios inconcebibles, pero no las tachemos de delirios y absurdos.
, ¡a quién ofendía con ello! ¡Y a mi se me amontonaban en tropel las respuestas que estaban reclamando aquellas preguntas inconcebibles en labios tales, corolarios artificiosos, o, cuando menos, muy mal deducidos de unas teorías repugnantes a mi naturaleza de mujer de honradas inclinaciones y a mis sentimientos de enamorada! Y pude dominar mi indignación, por respeto a las intenciones de mi madre, que no eran, que no podían ser las que cualquiera tendría derecho a leer en la letra descarnada de sus precedentes advertencias, encomios y recomendaciones, cualquiera menos yo, que conocía hasta qué punto cegaban a aquella señora las pompas y vanidades del mundo, y con qué facilidad transigía con los riesgos más graves, si la costumbre los autorizaba y si sus planes de bambolla los pedían.
Desde entonces niego yo que pueda nadie enfermar, y mucho menos morir, de susto, puesto que sobreviví a tal cúmulo de horrores, tan extraños e inconcebibles en mi edad y especiales condiciones de temperamento.

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