Ejemplos con impotente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Doña Carlota arregla el matrimonio de su nieta con Antonio de Guzmán sin saber que el es impotente doña Carlota muere, entonces Hipólita comienza a ser maltratada por su suegra hasta que una noche un forastero cae preso en la propiedad de Doña Adelaida, una vez detenido le dice que no lo liberara hasta que se acueste con Hipólita en la oscuridad y engendre un hijo ya que Antonio no puede hacerlo, y en el pueblo comienzan a esparcirse rumores de que Antonio es homosexual.
Balint detecta la resistencia del médico en la tendencia a obturar con un impotente ud.
Catalina permanecía impotente al ver como su patria se despedazaba por la ambición de los ingleses y la cobardía de los franceses, dividida entre su fidelidad a los Valois y su calidad de reina de Inglaterra.
Se crearon las Juntas de Defensa, un movimiento sindical militar no previsto en la legislación, en lo que era un claro desafío al gobierno del liberal Manuel García Prieto que, impotente para controlarlas, se vio obligado a dimitir.
Los rumores más locos circulan sobre la virilidad del joven hombre: algunos pretenden que es impotente, ya que no pudo consumir su primer matrimonio.
Y el gobierno se echó a un lado al sentirse impotente para ofrecer oposición.
La reacción absolutista se siente impotente frente a la voluntad de cambio de la burguesía, quien incremento su poder económico como consecuencia del desarrollo industrial.
Al haber asistido impotente a la muerte de Sofía, decide comenzar la carrera médica, con la oposición de la familia que consideraba impropio que un príncipe tuviese un oficio.
Jigsaw se levanta y escapa, dejando a Tapp completamente impotente.
La computadora, desesperada e impotente para resolver la situación, decidió cerrar automáticamente las compuertas de la cueva y evitar así la salida de aquellos terribles seres al exterior.
En este tipo de historias, suele reducirse al ser humano a algo insignificante, impotente y condenado en un universo poblado de deidades monstruosas, mecánico y materialista, un pequeñísimo punto en la vastedad infinita del cosmos.
Género de político podría llamarse al afanoso remedo de cuanto hacen los preponderantes y los fuertes, los vencedores y los afortunados, género de abdicación servil, como en la que en algunos de los encadenados para siempre a la tortura de la sátira por el libro de Thackeray, hace consumirse tristemente las energías de los ánimos no ayudados por la Naturaleza o la fortuna, en la imitación impotente de los caprichos y las volubilidades de los encumbrados de la sociedad.
Su cólera se revolvió impotente contra la solidez inconmovible de la madera.
Al fin huía de la soledad del camarote, que le atormentaba con los deseos de una venganza impotente.
Miranda le enseñó los puños, y un sentimiento de impotente y fría rabia apoderose de su espíritu.
Y tuvo que permanecer al borde del camino, impotente y triste, siguiendo con ojos sombríos el convoy doloroso Al cerrar la noche ya no fueron vehículos cargados de hombres enfermos los que desfilaban.
Débil é impotente en aquel banco de jardín, era más grande y respetable que Julio Desnoyers con toda su juventud y sus gallardías.
Creyó a la maldad humana impotente para cambiar en tan corto espacio el aspecto de un pueblo.
La muchedumbre sin armas, herida a mansalva desde aquella altura, rugía impotente, y en un arranque de desesperación, intentó arrojarse al asalto del templo, pero tropezó con un obstáculo que acababa de interponerse entre los dos bandos, una barrera azul y roja en la que brillaban cañones de fusil y correajes lustrosos.
La caballería, impotente para contenerla, se limitaba a ir con ella, creyendo evitar así mayores desmanes.
Pero el millonario contestaba con voz quejumbrosa, impotente ya para revolverse.
La desgracia era impotente para él, estaba abroquelado y aunque ella corriese a estrecharle entre sus brazos, la caricia mortal sería un roce insignificante.
Esto es una abdicación de la Iglesia, una confesión de la anarquía musical en que ha vivido y vive, un reconocimiento de que su antigua liturgia es impotente para conmover al pueblo, y que ha muerto ya.
Currita dio una rápida media vuelta, apretando los puños y echando atrás la cabeza cual si fuera a embestir al mayordomo, fijando en él la mirada de sus claros ojos, enormemente abiertos, que reflejaban toda la ira del que recibe un salivazo en el rostro, todo el espanto del que ve derrumbarse una última esperanza, toda la solapada e impotente amenaza que encierra el terror del débil, aniquilado por una mano más fuerte.
El cansancio de la noche precedente, pasada en el baile del marqués de Butrón, le rindió bien pronto y durmióse al fin pensando en su madre, que le llevaba de la mano, como cuando era niño, al santuario de la Virgen de Regla, encaramado sobre un peñasco, dominando el mar que se confunde en el horizonte con el cielo, como si fuese imposible presentar dos imágenes distintas del infinito, y vuelve después, soberbio siempre y constante, a estrellarse contra las rocas de la costa, mugiendo como una desesperación eterna e impotente.
¡Vanos propósitos! ¡Empeño inútil! Me refugiaba yo en el recuerdo de Angelina, como en un puerto salvador, me repetía una y mil veces cuanto ella me había dicho, sus palabras más tiernas, sus frases más doloridas, las expresiones que más hondamente habían penetrado en mi corazón, y cuando me creía victorioso y alardeaba de haber triunfado en mí mismo, la voz de Gabriela, el eco de su piano, el ruido de su falda, el aroma de sus vestidos, cualquiera cosa suya me hacía estremecer, y me sentía débil como un niño, impotente para resistir una mirada, la más indiferente, de sus ojos azules.
El veterinario se había marchado, declarándose impotente para remediar el mal.
Los municipales intentaban oponerse a tan peligroso ejercicio, pero la pareja de pobres hombres era impotente ante tales diablillos, y al fin adoptó la sabia determinación de sonreír con tolerancia y retirarse a un portal.
¡Y ella que pensaba clavarles las puntas de sus dedos como garfios de acero! Lo que sintió era más bien terror, como el que infunde un súbito y horrendo peligro, y tan impotente se vio su voluntad ante aquel pánico, que echó a correr y alejose a escape, sin atreverse ni siquiera a mirar hacia atrás.
Tampoco Julián olvidará el día en que ocurrieron acontecimientos tan extraordinarios, día dramático entre todos los de su existencia, en que le sucedió lo que no pudo imaginar jamás: verse acusado, por un marido, de inteligencias culpables con su mujer, por un marido que se quejaba de ultrajes mortales, que le amenazaba, que le expulsaba de su casa ignominiosamente y para siempre, y ver a la infeliz señorita, a la verdaderamente ofendida esposa, impotente para desmentir la ridícula y horrenda calumnia.

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