Ejemplos con huy

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Plau al Senyor Rey que los d'Arago ussen tota aquella possesió que han acostumbrat de ussar tro el día de huy et revoca totas quals se vol cosses feytes en contrari.
En el lado borbónico el mariscal Boufflers había sido sustituido por el mariscal François de Neufville de Villeroy como comandante en los Países Bajos Españoles, pero Marlborough continuó conquistando ciudades y tomó Bonn, Huy y Limburgo y solo la reluctancia de los aliados neerlandeses impidió que se enfrentara a las tropas francesas en Flandes en una batalla decisiva.
A esto siguió el sometimiento de Dinant, Huy y Limburgo.
Hotep y Huy se burlan de sus esfuerzos transformando sus bastones en víboras con trucos de mágia, sin embargo, la cobra de Moisés devora las dos de los sacerdotes.
Como tributo a Ramsés por parte de Moisés, los sacerdotes Hotep y Huy le ofrecen a Zipora, una madianita capturada, como su esclava.
Actualmente parece haber quedado claro que, pese a llevar su nombre, Hatshepsut Meritra era en realidad hija de la dama Huy, una mujer muy influyente en la corte de entonces, y quizás aquel apelativo tuviese como destino halagar a la reina-faraón.
Otra posibilidad, quizás la que actualmente tiene más adeptos, es que la madre de la reina Hatshepsut Meritra era una poderosa mujer de la corte de entonces, de nombre Huy, y que ostentaba los títulos de Favorita del Faraón, Superiora del harén en los templos de Amón y de Ra, Divina Adoratriz de Amón y de Atum y, sobre todo, Madre de la Gran Esposa Real.
Acabó noveno en la Flecha Valona, su primera carrera del UCI ProTour, y se calcula que hizo la ascensión más rápida al Mur de Huy.
Amay limita con Engis, Huy, Modave, Nandrin, Saint-Georges-sur-Meuse, Verlaine, Villers-le-Bouillet y Wanze.
stat en la ciutat de Valencia, be dos anys e pus quant vos me gitas de vostra terra, e no ha huy deu tan deleytos logar com es la ciutat de Valencia e tot aquell regne.
¡Huy! ¡qué repugnancia! No la puedo pasar.
-¡Huy, huy! ¡Vaya con la sarta de pecados que este hombre mundano me quiere restregar en la conciencia!.
—¡Huy! ¡huy! dijo la dueña: ¡en eso por cierto está mi señora Doña Esperanza! Sepa, señor mio, que no es de las que piensa, porque es mi señora muy principal, muy honesta, muy recogida, muy discreta, muy leida y muy escribida, y no hará lo que usted la suplica, aunque la cubriese de perlas.
Huy, huy, te nos has ido, duce higo de Caria.
-¡Huy sí¡ ¡Qué estudiosa me saliste! ¡No seas teatral! No te queda hacerte la santurrona.
—¡Huy! Naturalista el joven.
—¡Huy! Y hasta valentón te has vuelto.
— ¡Huy! ¡qué repugnancia! No la puedo pasar.
-¡Huy! ¡Pues lo mío! ¡No te digo nada! ¡Un cinturón de oro, con piedras azules, y todo hecho de escamitas!.
-¡Huy, qué miedo! Iremos luego al río.
-¡Huy.
¡Huy! ¡Válgame Dios!.
-¡Huy! ¡Bendita sea tu boca, amén, que tienes tú más gracia que el salero del mundo! Pero ¿no ve usted, Ramona, qué hijo tan alhaja tengo?.
¡Huy! ¡Bendita sea tu, boca, que te comería a besos!.
¡Por qué lloras tú, gloria de tu madre, que vales más que las pesetas! ¡Huy! ¡Qué hijo tan hermoso me ha dado Dios! ¿Verdad, Martín, que ni el Rey de España tiene un hijo como éste? Mírale, mírale, cómo se ríe ya.

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