Ejemplos con hurto

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El golpe fue cruel, porque al oírle, Diógenes sintió que le arrancaban de allá, muy hondo, algo que era la esperanza de la vida, la más arraigada de todas las esperanzas, por ser la última, que no se arranca nunca sin llevarse detrás lágrimas de los ojos y sangre del corazón Cególe un movimiento feroz de ira, porque nada hay más ilógico que el terror, y pareciéndole aquello un robo descarado que venía a hacerle, revolvióse furioso contra el médico como si fuera él quien pretendiera hacerle el hurto, y arrojóle a la cara cuantas injurias y obscenidades encontraron en la sentina de su alma la cólera y el horror Asustados y sorprendidos el médico y el fondista, retiráronse al punto, dejando a Diógenes solo, revolcándose furioso, comprendiendo por la postración y la angustia que le embargaron al punto tras su arrebato, que el médico no exageraba ni mentía, que la muerte se aproximaba, en efecto, y que era forzoso condenarse o capitular.
Mientras tanto, los trabajos alfonsinos tocaban a su término, y Jacobo, creyendo haber pagado a buen precio con la entrega de sus papeles el logro de sus ambiciones, importunaba de continuo a Butrón y hacíase presente a todas horas en el centro de hombres políticos que dirigían los trabajos del partido, en demanda de una cartera que jamás se le había prometido en serio, pero que se le había hecho vislumbrar a lo lejos como precio de su hurto, en los tiempos en que era la consigna barrer para adentro.
Y la prima se levantaba y echaba a correr con su plato en las manos, para evitar el hurto de un merengue o de media manzana, y el juego se celebraba con estrepitosas carcajadas, como si fuese el paso más gracioso del mundo.
Poníase una al agujero para verle, y luego otra, y porque le pudiesen ver mejor, andaba el negro paseándole el cuerpo de arriba abajo con el torzal de cera encendido: y despues que todas le hubieron visto, hasta las negras bozales, tomó Loaysa la guitarra, y cantó aquella noche tan estremadamente, que las acabó de dejar suspensas y atónitas a todas, así a la vieja como a las mozas, y todas rogaron a Luis diese órden y traza como el señor su maestro entrase allá dentro, para oirle y verle de mas cerca, y no tan por brújula como por el agujero, y sin el sobresalto de estar tan apartadas de su señor, que podia cogerlas de sobresalto y con el hurto en las manos, lo cual no sucederia ansí, si le tuviesen escondido dentro.
Él respondió que por dallos contento a todos desde aquel punto se las concedia, advirtiéndoles que las estimasen en mucho, porque era no pagar media anata del primer hurto que hiciesen, no hacer oficios menores en todo aquel año, conviene a saber, no llevar recaudo de ningun hermano mayor a la cárcel ni a la casa de parte de sus contribuyentes, piar el turco puro, hacer banquete cuando, como y adonde quisieren, sin pedir licencia a su mayoral, entrar a la parte desde luego con lo que entrujasen los hermanos mayores, como uno dellos, y otras cosas que ellos tuvieron por merced señaladísima, y los demas con palabras muy comedidas las agradecieron mucho.
Acudieron luego los ministros de la justicia a desbalijar el pollino, y a pocas vueltas dieron con el hurto, de que quedó tan espantado Andres y tan absorto, que no pareció sino estatua sin voz, de piedra dura.
—¿No veis cuál se ha quedado el jitanico podrido de hurtar? apostaré yo que hace melindres, y que niega el hurto con habérsele cogido en las manos: que bien haya quien no os echa en galeras a todos, mirad si estuviera mejor este bellaco en ellas, sirviendo a su Majestad, que no andarse bailando de lugar en lugar, y hurtando de venta en monte: a fe de soldado, que estoy por darle una bofetada que le derribe a mis piés.
El pecho, los dedos, los brincos, el dia señalado del hurto, la confesion de la jitana, y el sobresalto y alegría que habian recebido sus padres cuando la vieron, con toda la verdad confirmaron en el alma de la corregidora ser Preciosa su hija, y así cogiéndola en sus brazos se volvió con ella adonde el corregidor y la jitana estaban.
Atónito quedó Andres viendo el amor que le mostraban, y en breves razones Doña Guiomar contó la pérdida de su hija y su hallazgo con las certísimas señas que la jitana vieja habia dado de su hurto, con que acabó D.
Olvidábaseme de decir cómo la enamorada mesonera descubrió a la justicia no ser verdad lo del hurto de Andres el jitano, y confesó su amor y su culpa, a quien no respondió pena alguna, porque en la alegría del hallazgo de los desposados se enterró la venganza y resucitó la clemencia.
Satisfecho de lo que saber queria el capitan del segundo bajel que venia a la cristianesca, dejó de embestir al de Hazan, y acudió al del cadí, y a la primera rociada mató mas de diez turcos de los que dentro estaban, y luego le entró con grande ánimo y presteza, mas apénas hubieron puesto los piés dentro, cuando el cadí conoció que el que le embestia no era cristiano, sino Alí bajá, el enamorado de Leonisa, el cual con el mismo intento que Hazan, habia estado esperando su venida, y por no ser conocido habia hecho vestidos a sus soldados como cristianos, para que con esta industria fuese mas cubierto su hurto.
Sacó en esto de la faldriquera un pañuelo randado para limpiarse el sudor que llovia de su rostro como de alquitara, y apénas le hubo visto Cortado, cuando le marcó por suyo: y habiéndose ido el sacristan, Cortado le siguió y le alcanzó en las gradas, donde le llamó y le retiró a una parte, y allí le comenzó a decir tantos disparates al modo de lo que llaman bernardinas, cerca del hurto y hallazgo de su bolsa, dándole buenas esperanzas, sin concluir jamas razon que comenzase, que el pobre sacristan estaba embelesado escuchándole, y como no acababa de entender lo que le decia, hacia que le repitiese la razon dos y tres veces.
Temblando y pasito, y casi sin osar despedir el aliento de la boca, llegó Leonora a untar los pulsos del celoso marido, y asimismo le untó las ventanas de las narices, y cuando a ellas le llegó, le parecia que se estremecia, y ella quedó mortal, pareciéndole que la habia cogido en el hurto.
Y hubo parecer entre ellos de que a todos nos arrojasen a la mar envueltos en una vela, porque tenían intención de tratar en algunos puertos de España con nombre de que eran bretones, y si nos llevaban vivos, serían castigados, siendo descubierto su hurto.
Pero de lo que yo agora me temo es de pensar si aquellos franceses le habrán dado libertad, o le habrán muerto por encubrir su hurto.

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