Ejemplos con hurañas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La Iglesia católica, que se titula universal, era cruel e inabordable para ellos en la isla, pagando su adhesión con hurañas repulsiones.
Era un muchacho argentino, que regresaba a su tierra después de varios años de vida en París, el inventor de este apodo un día que hablando con Maltrana se lamentaba del carácter de sus compatriotas, tachándolas de hurañas y poco sociables.
Eran las hembras remadoras más desmedradas que los hombres, feas y hurañas.
Por estribor veían los españoles, a lo lejos, el grandioso espectáculo de las cimas nevadas, de cerca, los cantiles abruptos, las masas rocosas cortadas como a pico, hurañas y resecas, con vagos toques de vegetación en algunas encañadas, por babor veían la , merecedora de tal nombre si se le añadiera el calificativo de.
Las señoritas habían ido de paseo con Rafaela, los chicos correteaban con sus amigos, después de clase, y Leandra, desmintiendo en aquellos días sus hurañas costumbres, buscaba fuera de casa el alivio de su honda nostalgia.
La muchacha también llevaba una cesta de blanco mimbre, cuyas tapas movíanse al compás de la marcha, haciendo que el interior sonase a hueco, pero no se preocupaba de ella, atenta únicamente a mirar con ceño a los transeúntes demasiado curiosos o a pasear ojeadas hurañas de la señora al cochero o viceversa.
Después de comer, la madre y las hijas sentáronse en el salón, y allí permanecieron más de una hora, silenciosas, hurañas y malhumoradas.
Así como el duque de Zaragoza fue célebre y simpático por sus hurañas resistencias, Falfán de los Godos tuvo fama por lo contrario.
El tropel de las caballerías, esguazando el río, camino de la estancia, hizo levantar a los vocingleros totíes y a las hurañas palomas rabiches que habían bajado a beber o a bañarse a la lengua del agua, abrigadas por las tendidas ramas de los robles.
Y después del cambio de zalemas, Kamaralzamán preguntó al viejo: Pero ¿por qué tienen unas caras tan hurañas y unas maneras tan frías, tan heladas y tan poco hospitalarias todos esos habitantes?.
Ahora, que el genio protector de los pastoriles recreos, espejo y remembranza de la feliz Arcadia de los poetas bucólicos, que las Ninfas y las Hadas y las Napeas bienhechoras, de aquellas aguas, de aquellos prados y de aquellas arboledas, conjuren las hurañas nubes, para que el día de la fiesta depongan los odres de sus diluvios, y dejen que luzca el sol en toda su pompa, que nunca será tanta que amengüe el brillo de los refulgentes astros que han de surcar, en el esbelto vaporcillo de La Pitorra, las mansas y cristalinas aguas del afortunado Pipas.
Eran las hembras remadoras más desmedradas que los hombres, feas y hurañas.
lo Absoluto discurre por sus barbas hurañas.
No bien habían comenzado sus preces, cuando un rumor extraño se había hecho sentir entre las espesuras de la maleza que rodeaba a los aventureros, y ciertas formas vagas y hurañas aparecían rápidamente por detrás de los árboles como visiones del infierno.

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