Ejemplos con hoteles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A finales del siglo XIX se convirtió en lugar de veraneo para los barceloneses y se construyeron numerosos edificios, así como algunos hoteles.
El plato es muy popular y figura en todos los menús de los hoteles y restaurantes de toda Indonesia, así como en los restaurantes indonesios existentes en occidente.
En los hoteles de Niza, falansterios de la corrupción mundial correcta e hipócrita, se había visto agraciado en la obscuridad de su cuarto por las más inesperadas visitas.
Privada de poder hablar con Febrer, que ignoraba el inglés, lo saludaba con el brillo amarillento de sus dientes y volvía a su trabajo, siendo una figura decorativa de los de los hoteles.
Se me dirá que lo mismo sucede en los hoteles, en las calles, en los ferrocarriles, dondequiera que se congregan las gentes.
Los que habitaban hoteles lujosos iban a instalarse en villas y de los alrededores, los pobres, cansados del rancho del matadero, se enganchaban para trabajar en obras públicas del interior.
Los hoteles estaban llenos, muchos personajes se contentaban con una habitación de doméstico.
Desfilaban ante sus ojos los recuerdos de algunos meses antes, cuando se había iniciado su amor, de cinco a siete de la tarde, bailando en los hoteles de los Campos Elíseos que realizaban la unión indisoluble del tango con la taza de té.
Estos militares convertidos en jueces le recordaban los que ella había visto en los tés y los grandes bailes de los hoteles ¿Qué francés puede resistirse a la atracción femenina?.
Recorrió los establecimientos públicos de día y de noche, hizo averiguaciones en los hoteles, tomó carruajes para visitar las afueras más pintorescas.
Al fin le aburría la modorra colonial de Batavia, y tornaba a Europa, rompiendo su matrimonio, para reanudar la existencia en los grandes hoteles, pasando de las estaciones invernales a las playas de lujo.
La vida en los hoteles más caros, el automóvil por meses, los trajes de grandes costureros para la mujer y la niña, los veraneos en las playas de moda, el patinaje invernal en Suiza, eran para él una especie de uniforme de respetabilidad que le mantenía en el mundo de los poderosos, permitiéndole entrar en todas partes.
Las familias germánicas enriquecidas por el comercio se habían alojado en los hoteles.
Junto al agua, a lo largo del puerto, estaban las construcciones europeas, las casas de comercio con sus rótulos dorados, los hoteles, los Bancos, los cinematógrafos y cafés-concíertos, y una torre macíza con otra más pequeña superpuesta: la llamada Torre Blanca, resto de las fortificaciones bizantinas.
Conocía esta música dulzona, la de Toselli, lamento de pasión que removía el alma de las viajeras en los de los grandes hoteles.
Las más de las mañanas aguardaba en vano frente a los puestos de los ostricarios, escuchando a los músicos que saludaban con sus romanzas y sus mandolinas las ventanas cerradas de los hoteles.
Había viajado por todo el mundo, sin olvidar uno solo dé los lugares vistos, podía repetir los títulos de los ochenta grandes hoteles en que se alojan los que dan la vuelta a la tierra.
De los hoteles y restoranes, en fúnebre soledad, surgieron los guías como un enjambre de avispas súbitamente despertadas.
Meses antes los había encontrado en todas partes, llenando los hoteles, apoderándose de los cafés, ostentando en las calles sus sombreros verdes y sus camisas de cuello abierto, que les hacían ser reconocidos inmediatamente.
Un éxito la última noche de Hay hoteles que ya se han cerrado.
Estaban allí los árboles menos simétricos, limpios y derechos que en Vichy, más desigual el suelo de la ruta, más virgen la hierba de los linderos, menos barnizadas, pulidas y flamantes las quintas y hoteles que ambos lados del camino guarnecían.
Grandes salones, un café igual a los de las ciudades, comedores en los que caben cientos de personas, largos y complicados pasillos, lo mismo que en los hoteles, dormitorios de alta numeración, almacenes, músicas, y la gente formando clases separadas, estableciendo divisiones sociales, lo mismo que si estuviéramos en tierra.
Volvería trayendo millones, y otra vez conocerían la existencia opulenta, con viajes de lujo por todo el mundo, grandes hoteles, automóvil a perpetuidad, y podrían sacar del cautiverio de la usura los collares de perlas y las joyas luminosas.
Más de una vez había protestado en los hoteles de la facilidad con que daban alojamiento a ciertas aventureras, con grave peligro de la paz matrimonial.
Pasaban ante la ventanilla del carruaje los hoteles vistosos del Campo del Volantín, donde se albergaba la aristocracia de la villa, después las verjas y escalinatas de la Universidad de Deusto, mientras por el lado opuesto desarrollaba la ría sus revueltas entre los descargaderos y los barcos anclados.
Yo conozco empleados de hoteles que poseen más lenguas y sin embargo, el mundo ingrato no ensalza su sabiduría.
En el ensanche, erguía sus torres de un gótico ridículo la iglesia de los jesuítas, con su residencia anexa, y en torno de ella se alineaban con rigidez geométrica, los hoteles y caserones de los nuevos capitalistas, enriquecidos fabulosamente por las minas de la noche a la mañana.
En este barrio levítico de París, con sus hoteles para curas y familias religiosas, sombríos como conventos, y sus almacenes de imaginería piadosa que infestan el globo de santos charolados y risueños, se verificó la gran transformación de Gabriel.
El lujo se apresuró a levantar allí villas y palacios, la especulación, hoteles y casinos, sólo la piedad se quedó con las manos quietas.
No lo cambiara Barbarita por ninguno de los modernos hoteles, donde todo se vuelve escaleras y están además abiertos a los cuatro vientos.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba