Ejemplos con horrorizaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El impacto de verse a sí mismo le abrumaba, incluso lo horrorizaba, por lo que los dioses oscuros le ofrecieron ayudarlo a lo que este accedió.
Cuando ella estaba en la audición, su abuela estaba hospitalizada, pues a ella le horrorizaba esto, es muy inteligente y le encanta usar computadoras.
El recuerdo de aquellos promontorios negruzcos, del mar gris, de los pantanos fangosos, me horrorizaba.
Experimentaban Lucía y Pilar vago temor, y sobre todo, cosa pueril, o mejor dicho, eminentemente femenina, les horrorizaba la idea de que en las estrecheces y revueltas de los pasadizos pudiesen encontrar ratas.
Para ella no había ya alemanes, ni ingleses, ni franceses, sólo existían hombres: hombres con madres, con esposas, con hijas, y su alma de mujer se horrorizaba al pensar en los combates y las matanzas.
Su solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a cometer.
La lidia las aburría o las horrorizaba, pero la salida de la cuadrilla las enardecía, y movíanse nerviosamente en sus asientos al ver el desfile de jacarandosas figurillas, que, a la luz del sol, destacábanse sobre la arena del redondel como ascuas de oro con el brillo de sus alamares.
Me horrorizaba al oír hablar de naciones, de políticas, de diferencias religiosas, de guerras, de congresos, invenciones todas de la necedad humana que al mismo tiempo que ha establecido leyes, estados, privilegios, dogmas, ha inventado cañones y fusiles para destruirlo todo.
La desventurada no sabía ya qué partido tomar: se horrorizaba al pensar que entre los miles de habitantes de este enjambre no había uno que le dijera el nombre de la calle donde estaba el único asilo que podía acoger a la huérfana abandonada, sola, injuriada, medio muerta de miedo y dolor.
¡Nuevo y doloroso misterio! Hubiera dado muchos días de vida por saber todo con claridad, y al mismo tiempo se horrorizaba al pensar que iba a saberlo.
A una exaltación sentimental sucedía un marasmo del espíritu que causaba atonía moral, la horrorizaba pensar que en tales días eran indiferentes para ella virtud y crimen, pena y gloria, bien y mal.
Por lo demás, no quería pensar en su situación, le horrorizaba, por varios conceptos.
Nada le desa­gradaba tanto como un acto de violencia personal y, ade­más, tenía especial interés en no asesinar a lady Clementi­na con algún medio que pudiese llamar la atención de la gente, pues le horrorizaba la idea de convertirse en el hombre de moda en casa de lady Windermere o de ver fi­gurar su nombre en los sueltos de los periódicos que lee el vulgo.
¿volvería pie atrás, desafiaría el mal humor de su madre? No, no se atrevía, no estaba el suyo para escenas fuertes, le horrorizaba la idea de una filípica embozada, como solían ser las de su madre, de un discurso de moral utilitaria.
Te vió hace algunos días, cuando estabas regando las flores, y pudo admirar un momento los encantos de tu cara, y él, que hasta ese momento no quería ver a ninguna mujer y se horrorizaba de tratar con ellas, está loco de amor por ti.
Pero su soledad le horrorizaba.
La desventurada no sabía ya qué partido tomar: se horrorizaba al pensar que entre los miles de habitantes de este enjambre no había uno que le dijera el nombre de la calle donde estaba el único asilo que podía acoger a la huérfana abandonada, sola, injuriada, medio muerta de miedo y dolor.
Por muchos días lo olvidó todo para no pensar más que en su salud, la horrorizaba la idea de la locura y el miedo del dolor desconocido, extraño, del cerebro descompuesto.
La actividad le horrorizaba.
Lo que no le había dicho era que él tenía mucho miedo, que así como se alegraba de ver rotas aquellas relaciones que iban a acabar con la poca salud que le quedaba y a dejarle en ridículo a los mismos ojos de Ana, le horrorizaba la idea de verse frente a frente de don Víctor con una espada o una pistola en la mano.
Se horrorizaba de sí mismo.
Me horrorizaba la desesperación de aquella mujer y no podía persuadirme que el cielo permitiera llevase a efecto una resolución tan impía, oraba pidiendo a Dios que me diera la suficiente elocuencia para hacerla volver a su juicio.
Al principio, por miedo que lo arrojara a la calle, a la vida de vagabundo, que le horrorizaba, porque es casi imposible para un perro, sin el pillaje y el escándalo, al principio, digo, Quin procuró mantenerse en la gracia de su dueño haciendo olvidar el vicio grosero de su crecimiento aborrecido, a fuerza de ingenio.
¿Por qué ir más lejos? Él, amo sí lo quería, la vida de perdis le horrorizaba: si le admitían, se quedaría allí.
y Juan se horrorizaba a sí mismo.
¡Nuevo y doloroso misterio! Hubiera dado muchos días de vida por saber todo con claridad, y al mismo tiempo se horrorizaba al pensar que iba a saberlo.
Todo lo que le sucedía a ella, aquel perder las carnes y la esbeltez, aquellas arrugas, aquel abultar de los pómulos que la horrorizaba haciéndola pensar en la calavera que llevaba debajo del pellejo pálido y empañado, aquel desgano tenaz, aquellos insomnios, aquellos mareos, aquellas irregularidades aterradoras de los fenómenos periódicos de su sexo, eran otros tantos crímenes que debían atormentar con feroces remordimientos la conciencia del mísero Bonifacio.

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