Ejemplos con horizontes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

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Un horizonte del agujero negro incluye un volumen, y agujeros negros más masivos tienen horizontes más grandes e incluyen volúmenes más grandes.
Era más bien un ensueño plácido, en el que su cuerpo se dilataba con estiramientos de voluptuosidad y su imaginación corría por los risueños horizontes del optimismo.
Antes al contrario: a medida que se iba haciendo independiente, iba mirando con menos apego los reducidos horizontes de la aldea.
Por todo este conjunto desentonado y angustioso, habían trocado Simón y Juana su pintada casita de aldea, sus hermosos horizontes y sus floridos linderos, cuatro años antes del momento en que el lector y yo entramos en la villa de que se trata.
Animados por ese sentimiento, entrad, pues, a la vida, que os abre sus hondos horizontes, con la noble ambición de hacer sentir vuestra presencia en ella desde el momento en que la afrontéis con la altiva mirada del conquistador.
Las lamentaciones del padre abrieron nuevos horizontes a la malicia del pequeño.
Había desembarcado a las diez de la noche, aún no hacía veinticuatro horas que pisaba tierra, y su mentalidad era la de un hombre que viene de lejos, a través de las inmensidades oceánicas, de los horizontes sin obstáculos, y se sorprende viéndose asaltado por las preocupaciones que gobiernan a las aglomeraciones humanas.
Sus ojos contemplaban nuevos horizontes, nuestro destino no está en el placer y las satisfacciones egoístas: nos debemos al dolor y al sacrificio.
Ulises recordaba con nostalgia su vida de comandante de trasatlántico: una vida amplia, mundial, de incesantes y variados horizontes, de muchedumbres cosmopolitas.
Los veteranos que se calentaban al sol, junto a las barcas en seco, al tender su vista, habituada al sondeo de los dilatados horizontes, alcanzaban a ver un punto casi imperceptible, un grano de arena danzando a capricho de las olas.
Y fue de ver como el señor Joaquín, ensanchando los horizontes de su comercio, acaparó todas las especialidades nacionales culinarias: tiernos garbanzos de Fuentesaúco, crasos chorizos de Candelario, curados jamones de Caldelas, dulce extremeña bellota, aceitunas de los sevillanos olivares, melosos dátiles de Almería y áureas naranjas que atesoran en su piel el sol de Valencia.
Había brindado con todas las bebidas del mundo, incluso con las fermentaciones diabólicas de los negros, se había rozado con hembras de todos los colores, pardas, bronceadas, verdes y rojas, y, sin embargo, después de una vida de aventuras, notábase en él la honrada simplicidad de esos marinos, ascetas de los horizontes inmensos que, al abordar los puertos cosmopolitas, sienten el contacto de todas las podredumbres, sin llegar a contaminarse con ellas, sacudiéndolas apenas vuelven al desierto del océano.
El millonario lanzó al pasar una mirada melancólica sobre su yate enorme y gallardo, una mirada en la que vió Aresti la nostalgia de la vida del mar, de los amplios horizontes, de la existencia libre, sin las miserias y preocupaciones terrestres.
Tal vez en este aislamiento huraño, , les ocurría lo que a ciertos escritores de la Iglesia que, atenaceados por la castidad, describían placeres inauditos, aberraciones monstruosas que nunca habían existido, abriendo con esto nuevos horizontes a la desmoralización.
Arboles azules sobre campos morados, horizontes amarillos, casas más grandes que los árboles y personas más grandes que las casas, cazadores con escopetas que parecían escobas y majos andaluces, con el trabuco sobre las piernas, montados en briosos corceles que tenían aspecto de ratas.
¡Cómo amaría la claridad del cielo, los celajes veladores, los horizontes límpidos y serenos! Pues así te amo yo, así, ni más ni menos.
Permanecía yo en mi sitio predilecto hasta que las sombras invadían la ciudad, hasta que se apagaban en los horizontes y en las cimas los últimos reflejos del sol, y Villaverde encendía sus luces, y Véspero, el amado Véspero, bañaba la vega en apacible y misteriosa claridad.
Voy a decirlo, ¡porque en esta tierra no tiene porvenir la juventud! ¡Porque los horizontes son obscuros! Y todos, usted, don Juan, y usted, Linares, y yo, todos los villaverdinos, sin excepción alguna, nos empeñamos en cerrar a los jóvenes el camino de la prosperidad.
Aire espacio libertad, se ahogaba en las calles tortuosas, con sus paredes que parecían aproximarse para cerrarle la marcha, necesitaba horizontes inmensos, para no creerse aplastado, para poder ensanchar sus pulmones y arrojar la cruel madeja de suspiros que se apelotonaba en su garganta.
Mudáronse después los horizontes de nuestra vida, y, por lo que a mí toca, ví a mi alrededor nuevos seres amados, otros niños, muy parecidos a los que jugaban conmigo en la casa paterna, y que jugaban a los mismos juegos que nosotros.
Y era que se habían desplegado súbitamente ante mis ojos todos los horizontes melancólicos de la vida.
Su hermano Nicolás había de parar en canónigo, y quién sabe, quién sabe si en obispo En fin, que por todos lados se ofrecía a la joven pareja horizontes sonrosados.
Y era tal su confianza en la seguridad de aquel refugio, que al perderlo, experimentó por vez primera esa sensación tristísima de las irreparables pérdidas y del vacío de la vida, sensación que en plena juventud equivale al envejecer, en plena familia equivale al quedarse solo, y marca la hora en que lo mejor de la existencia se corre hacia atrás, quedando a la espalda los horizontes que antes estaban por delante.
Por algunos huecos del caserío se ven horizontes esteparios y luminosos, tapias de cementerios coronadas de cipreses, esbeltas chimeneas de fábricas como palmeras sin ramas, grandes extensiones de terreno mal sembrado para pasto de las burras de leche y de las cabras.
Entre la vetusta Ciudad, cabeza de Obispado, en que ocurrieron los famosos lances de , y la insigne Capital de aquella estacionaria Provincia, donde hay todavía muchos moros vestidos de cristianos, álzase, como muralla divisoria de sus respectivos horizontes, un formidable contrafuerte de la Sierra más erguida y elegante de toda España.
Amaneció con el viento al SO fresquito, y los horizontes cerrados.
De la misma suerte estuvo lloviendo con los horizontes cerrados.

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