Ejemplos con honrado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Yo no soy un borracho, yo no soy una chimenea, yo no soy un pisaverde, yo no soy un cerdo, yo soy un hombre honrado, trabajador y justo.
Además, eres honrado, veraz y tienes buen corazón, todo lo que se necesita para ser sacerdote caritativo y digno.
Bajo impresiones tan embriagadoras, vestida con lo mejor que tenía, y su hija con lo más elegante de su bien provisto ropero, estuvo una semana haciendo visitas que siempre había desdeñado, y pagando otras que debía de muy atrás, sólo por buscar ocasiones de anunciar su salida para Madrid, adonde la llevaba el delicado cargo con que el país había honrado a su marido.
Lo mismo rechaza el amor brutal de , que el honrado y caballeroso de o el suave y delicadísimo de.
Al pillo, ¡garrotazo!, y al honrado, ¡Vengan esos cinco!, ¡usted es mi amigo! Un rey que no permita que el rico atropelle al pobre y se burle de él, que no deje que nadie se muera de hambre queriendo trabajar Vamos, creo que me explico.
¿Y su salud? Yo creo, Gabriel, que ésa está peor que tú ¡Los hombres! ¡Con su honor y demás mentiras! Lo honrado es tener caridad, compasión al semejante, y no hacer mal a nadie.
Tú eres un hombre honrado piensa en tus hijas.
Así, así es como se castiga a los pillos y triunfa el hombre honrado y hay paz.
Era un infeliz, un muerto de hambre , pero muy honrado é incapaz de emparentar con una familia de ladrones.
Todos decían lo mismo: se extrañaban de que un hombre como él, religioso, honrado y sin otro defecto que robar algo en el peso, permitiera que su criado acompañase a la hija del enemigo de la huerta, de un hombre malo, del cual se afirmaba que había estado en presidio.
Además, ¡qué demonio! después de tanto trabajo y tan buena cosecha, bien podía un hombre honrado permitirse un poco de expansión.
Había que trabajar y ser honrado.
Parecíale que sus hortalizas crecían con menos rapidez que las de los vecinos, quiso él solo cultivar todas las tierras, trabajaba de noche a tientas, el menor nubarrón de granizo le ponía fuera de sí, trémulo de miedo, y él, tan bondadoso, tan honrado, hasta se aprovechaba de los descuidos de los labradores colindantes para robarles una parte de riego.
¡Hermoso porvenir! Sea usted honrado, trabaje usted mucho, para verse arruinado, sin otro recurso que pedir limosna en la puerta de San Juan a los hijos de mis amigos.
No podría entrar en vuestras tiendas: soy el dueño de , un quebrado, uno a quien embargan y que ningún comerciante honrado puede considerar como amigo.
Bueno, aceptaba su invitación porque le creía un joven formal y honrado.
No sería millonario, no soñaría con palacios en el Ensanche y brillantes trenes de lujo, pero al llegar a la vejez se pasearía por una tienda acreditada, con zapatillas bordadas, gorro de terciopelo y la prosopopeya de un honrado patriarca, viendo a los hijos talludos tras el mostrador, como activos dependientes, y a Tónica, hermosa a pesar de los años, con el pelo blanco y los ojos de dulce mirada animándole el arrugado rostro.
Y como si presintiese lo que pensaba su mujer y quisiera apaciguarla de antemano, lanzaba a la obesa señora una mirada de ternura, como un hombre honrado y de costumbres intachables recordando su tranquila luna de miel.
¿De quién era aquel pie que debajo de la mesa pisaba el suyo? ¿Qué rodilla era la que tan audazmente acariciaba su falda de seda? Del señor Cuadros, de aquel honrado padre de familia que contestaba a sus palabras con melosos gestos y parecía medirla de arriba abajo con sus ojos encandilados.
La viuda, siempre sonriente, se asombraba de sus frases de doble sentido, de los guiños picarescos con que acompañaba sus palabras, y hasta le parecía ¡oh poder de la ilusión! que había en su persona un perfume extraño que comenzaba a crispar los nervios de doña Manuela, algo del ambiente de aquella mala piel de la calle del Puerto, que el protector se había traído sin duda a su hogar honrado.
Yo la fundé, tu pobre padre mantuvo la reputación del establecimiento honrado, y ahora tiemblo al pensar lo que ocurriría si Antonio se arruinase en la Bolsa como otros tantos.
Sus instintos de comerciante honrado, amigo de la regularidad, sublevábanse al pensar en un medio tan vergonzoso de adquirir dinero.
Era el hombre honrado y modesto que deseaba, si no fuese más que un dependiente de comercio, tal vez aceptase ¿pero es que ella ignoraba quién era su familia? Estaba enterada por una parroquiana amiga de su mamá y de sus hermanitas.
Reconozco que si encontrase un hombre honrado, trabajador y humilde como yo, que quisiera admitir a mi desgraciada amiga, me tendría por muy feliz.
Dijiste una vez y lo has repetido muchas veces jamás me casaré con quien no sea digna de mí, y no es digna de ser esposa de un hombre honrado aquélla cuyos padres Lo diré de una vez.
Siempre le vimos como pariente nuestro, como individuo de la familia, igual a mí, igual a mis tías, pero el honrado viejo nunca quiso aceptar tales distinciones, nunca accedió a nivelarse con aquellos que consideraba sus amos.
Nada afligía tanto su honrado corazón como la idea de que Barbarita se enterara de aquel chasco del Viático.
Aquí José tiene poca suerte es muy honrado y le engaña cualisquiera.
Por lo bestia que es, parece honrado sin serlo.
Te escupirán, y tú te creerás honrado con la saliva de los militares.

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