Ejemplos con historias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Qué tierras las de la vega! Por algo, según las historias, lloraban los moros al ser arrojados de allí.
¿Qué le importaban las historias viejas de don Salvador y el tío ?.
De aquí, sin duda, los interminables noviazgos de mi tierra, en los cuales además se dan los más bellos ejemplos de firme constancia que pueden registrar las historias de amor.
Referidas estas historias por D.
Doña Luz no era una soñadora mística, distaba infinito de vivir en continuo arrobo, veía, comprendía y apreciaba cuanto ocurría en torno de ella en el mundo real, pero los lances y sucesos de Villafría la interesaban menos, aunque los veía de cerca, que los lances y sucesos que las historias y novelas relataban, que la poesía acertaba a presentarle o que ella misma fantaseaba en ocasiones.
No todas las historias que yo refiero han de ocurrir en Villabermeja.
, es decir, esperanzas convertidas en realidades, reflejos de aquella época que fué la juventud del autor, la mía, la de todos los que hoy van encaneciendo, sueños que, gracias al milagro de la imprenta y a la fantasía del narrador, jamás perderán su magia, muertos que vivirán siempre, artistas que conquistarán inextinguibles aplausos, sucesos idos que no pasarán nunca, retratos que no se borrarán jamás, frases, suspiros, notas, lineas, paises, aventuras, galanteos, puerilidades, llantos, risas, profecías, historias, toda un alma rica de ilusiones y de observación, de gloria y de sentimientos, toda una colección de años encerrados en un libro, siempre frescos y coloreados con su vigor primitivo, a la manera que el trasparente y bruñido cristal encierra en corto espacio olorosas y puras las mil flores cuyos gérmenes, esparcidos por el extenso llano, nacieron al beso del ardiente sol de un día de primavera.
¡Como que estas historias ayudan bastante a la educación matrimonial! Sabiéndolas de memoria, las mujeres viven más avisadas, y a poquito que los maridos se deslicen ¡tras!, ya están cogidos.
Me sé estas historias al dedillo.
A esto dijo el ventero que se engañaba, que, puesto caso que en las historias no se escribía, por haberles parecido a los autores dellas que no era menester escrebir una cosa tan clara y tan necesaria de traerse como eran dineros y camisas limpias, no por eso se había de creer que no los trujeron, y así, tuviese por cierto y averiguado que todos los caballeros andantes, de que tantos libros están llenos y atestados, llevaban bien herradas las bolsas, por lo que pudiese sucederles, y que asimismo llevaban camisas y una arqueta pequeña llena de ungüentos para curar las heridas que recebían, porque no todas veces en los campos y desiertos donde se combatían y salían heridos había quien los curase, si ya no era que tenían algún sabio encantador por amigo, que luego los socorría, trayendo por el aire, en alguna nube, alguna doncella o enano con alguna redoma de agua de tal virtud que, en gustando alguna gota della, luego al punto quedaban sanos de sus llagas y heridas, como si mal alguno hubiesen tenido.
Señor respondió don Quijote, eso no puede ser menos en ninguna manera, y caería en mal caso el caballero andante que otra cosa hiciese, que ya está en uso y costumbre en la caballería andantesca que el caballero andante que, al acometer algún gran fecho de armas, tuviese su señora delante,vuelva a ella los ojos blanda y amorosamente, como que le pide con ellos le favorezca y ampare en el dudoso trance que acomete, y aun si nadie le oye, está obligado a decir algunas palabras entre dientes, en que de todo corazón se le encomiende, y desto tenemos innumerables ejemplos en las historias.
Pero, con todo eso, yo me esforzaré a decir una historia que, si la acierto a contar y no me van a la mano, es la mejor de las historias, y estéme vuestra merced atento, que ya comienzo.
Si esto ha sido por orden del rey nigromante de vuestro padre, temeroso que yo no os diese la necesaria y debida ayuda, digo que no supo ni sabe de la misa la media, y que fue poco versado en las historias caballerescas, porque si él las hubiera leído y pasado tan atentamente y con tanto espacio como yo las pasé y leí, hallara a cada paso cómo otros caballeros de menor fama que la mía habían acabado cosas más dificultosas, no siéndolo mucho matar a un gigantillo, por arrogante que sea, porque no ha muchas horas que yo me vi con él, y.
Preguntóle si traía dineros, respondió don Quijote que no traía blanca, porque él nunca había leído en las historias de los caballeros andantes que ninguno los hubiese traído.

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