Ejemplos con historiador

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El historiador Michael Beschloss y el columnista político del New York Times Tom Wicker consideran, por su parte que Kennedy no habría conseguido su nominación.
El historiador y ensayista Antonio Elorza calificó a estos boicoteadores como ejemplos de un nuevo fascismo rojo.
Domicio Calístrato, un historiador quizá del siglo I a.
Jack le dice al historiador que ya no hay más que decir, y le pide que se retire.
Este debate tuvo sus raíces en la antigüedad, se conservan siete vidas o biografías de Homero, todas posiblemente legendarias, diferentes y algunas bastante remotas, aunque tiene especial crédito una que le hace natural de Quíos y ciego, se le atribuyeron muchas obras, no sólo esas dos: Calino hizo suya La Tebaida sobre el tema de Los siete contra Tebas, que posteriormente dramatizó Esquilo, Arquíloco y Aristóteles le asignaron la composición del Margites y Píndaro la Cipriada, un poema sobre los hechos anteriores a la Guerra de Troya, el historiador Tucídides, por su parte, le creía autor del Himno a Apolo Delio y también hay otros himnos que le han sido atribuidos.
Miguel Maticorena Estrada es un historiador y catedrático peruano.
A pesar de esto, Louis Riel aún sigue siendo un enigma, siendo a la vez, como observó el historiador James Maurice Stockford Careless, profesor de la Universidad de Toronto, un criminal y un héroe al mismo tiempo.
Sin embargo, el historiador Thomas Flanagan dice que una enmienda realizada al North-West Territories Act, que eliminó la provisión de que los juicios de crímenes punibles con la pena de muerte tenían que realizarse en Manitoba, implicó que el juicio podría realizarse dentro de los Territorios del Noroeste, y que por tanto no hacía falta que se llevara a cabo en Winnipeg.
Johann Wolfgang von Goethe , novelista, dramaturgo, poeta, científico, geólogo, botánico, anatomista, físico, historiador de ciencias, pintor, arquitecto, diseñador, economista, director de teatro, minero, filósofo humanista alemàn,.
En reconocimiento al trabajo de Serres y Meckel, el historiador de la biología británico Russell bautizó a la ley del paralelismo como la ley de Meckel-Serres.
Aquel suceso tuvo un historiador como no se conoce otro en el mundo, el padre Garau, santo jesuita, pozo de ciencia teológica, rector del Seminario de Monte-Sión, donde ahora está el Instituto, autor del libro , un monumento literario que no vendo por todo el dinero del mundo.
Yo, mero historiador, a los hechos me atengo, y ésos voy a referirle.
Con estas célebres palabras del Fausto podría empezar un futuro historiador de la poderosa república el Génesis, aún no concluído, de su existencia nacional.
Y Lamprecht, el historiador psicológico, lanzaba, como los otros profesores, el credo de la superioridad absoluta de la raza germánica.
Desnoyers sabía de él que era profesor auxiliar de Universidad, que había publicado algunos volúmenes, gruesos y pesados como ladrillos, y figuraba entre los colaboradores de un Seminario histórico , asociación para la rebusca de documentos, dirigida por un historiador famoso.
A las doce menos cuarto llegó la condesa de Albornoz, imponiendo a todo el mundo su desvergüenza y su cinismo, haciendo fango en el mismo cieno, según la enérgica expresión de un historiador antiguo.
Es cosa muy cargante para el historiador verse obligado a hacer mención de muchos pormenores y circunstancias enteramente pueriles, y que más bien han de excitar el desdén que la curiosidad del que lee, pues aunque luego resulte que estas nimiedades tienen su engranaje efectivo en la máquina de los acontecimientos, no por esto parecen dignas de que se las traiga a cuento en una relación verídica y grave.
Era fresca la mañana, y daba muestras de serlo asimesmo el día en que don Quijote salió de la venta, informándose primero cuál era el más derecho camino para ir a Barcelona sin tocar en Zaragoza: tal era el deseo que tenía de sacar mentiroso aquel nuevo historiador que tanto decían que le vituperaba.
Por el mismo caso respondió don Quijote, no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno, y echarán de ver las gentes como yo no soy el don Quijote que él dice.
¡Donosa cosa de historiador! ¡Por cierto, bien debe de estar en el cuento de nuestros sucesos, pues llama a Teresa Panza, mi mujer, Mari Gutiérrez! Torne a tomar el libro, señor, y mire si ando yo por ahí y si me ha mudado el nombre.
Los duques le dejaron sosegar, y se fueron, pesarosos del mal suceso de la burla, que no creyeron que tan pesada y costosa le saliera a don Quijote aquella aventura, que le costó cinco días de encerramiento y de cama, donde le sucedió otra aventura más gustosa que la pasada, la cual no quiere su historiador contar ahora, por acudir a Sancho Panza, que andaba muy solícito y muy gracioso en su gobierno.
A eso dijo Sancho, no sé qué responder, sino que el historiador se engañó, o ya sería descuido del impresor.
Así es replicó Sansón, pero uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar, o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser, y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna.
Lo de hasta aquí son tortas y pan pintado, mas si vuestra merced quiere saber todo lo que hay acerca de las caloñas que le ponen, yo le traeré aquí luego al momento quien se las diga todas, sin que les falte una meaja, que anoche llegó el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller, y, yéndole yo a dar la bienvenida, me dijo que andaba ya en libros la historia de vuestra merced, con nombre del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, y dice que me mientan a mí en ella con mi mesmo nombre de Sancho Panza, y a la señora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos nosotros a solas, que me hice cruces de espantado cómo las pudo saber el historiador que las escribió.
Quizá de esta suerte le podrá acontecer a este historiador: que no se atreverá a soltar más la presa de su ingenio en libros que, en siendo malos, son más duros que las peñas.
Y, al tiempo que el cura se prevenía para decirle algunas razones de consuelo, le suspendió una voz que llegó a sus oídos, que en lastimados acentos oyeron que decía lo que se dirá en la cuarta parte desta narración, que en este punto dio fin a la tercera el sabio y atentado historiador Cide Hamete Benengeli.
Fuera de que Cide Mahamate Benengeli fue historiador muy curioso y muy puntual en todas las cosas, y échase bien de ver, pues las que quedan referidas, con ser tan mínimas y tan rateras, no las quiso pasar en silencio, de donde podrán tomar ejemplo los historiadores graves, que nos cuentan las acciones tan corta y sucintamente que apenas nos llegan a los labios, dejándose en el tintero, ya por descuido, por malicia o ignorancia, lo más sustancial de la obra.
Con esta imaginación, le di priesa que leyese el principio, y, haciéndolo ansí, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo.
Ahí anda el señor Reinaldos de Montalbán con sus amigos y compañeros, más ladrones que Caco, y los doce Pares, con el verdadero historiador Turpín, y en verdad que estoy por condenarlos no más que a destierro perpetuo, siquiera porque tienen parte de la invención del famoso Mateo Boyardo, de donde también tejió su tela el cristiano poeta Ludovico Ariosto, al cual, si aquí le hallo, y que habla en otra lengua que la suya, no le guardaré respeto alguno, pero si habla en su idioma, le pondré sobre mi cabeza.

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