Ejemplos con hija

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sus únicos antojos eran los de su hija, y a éstos solían acudir con mano longánime los señores.
Sentía que su hija no había estado antes en el convento, que le habían querido engañar, por caridad.
Siempre que usted me prometa no intentar ver a su hija, yo le concedo permiso.
Para que su gran delito le sea perdonado, tendrá usted que hacer firmísimo propósito de enmienda y prometerme que nunca, nunca, con ningún motivo, dirá usted a Belarmino una palabra desabrida ni le mentará la hija, más que hija, aunque no lo sea de la carne que usted le ha hecho perder.
El engaño caritativo del Padre Alesón fué decirle a Belarmino que Angustias, por el bien parecer, se alojaba en un convento, hasta el día del desposorio, y que, por lo pronto, para evitar situaciones difíciles, lo más prudente era que no se viesen padre e hija.
Besaba el papel con ahinco, y sollozaba: Hija de mis entrañas, hija de mis entrañas , como las madres.
La hija del pecado vuelve al pecado, que es su elemento.
Medita, hijo, medita, en quietud y a la sombra, la burrada que ibas a cometer, dejando el servicio de Dios y su pingüe soldada, por el servicio de una criatura mortal, hija de un zapatero remendón, que ni tú ni ella tenéis para llevaros un mendrugo a la boca.
Si vamos a medir con cuidado, más pierde tu hijo en su reputación que la hija de Belarmino en la suya.
¿Qué iba a hacer él, sin oficio ni beneficio, casado con una pitusa, hija de un remendón que no tiene sobre qué caerse muerto? Yo no podría aprobar semejante desatino.
Pues chico, te lo voy a decir yo: es la hija de Belarmino.
Debía conservar el lastre, bien que procurase seguir aumentando la energía ascendente, debía esforzarse, costase lo que costase, en no ir olvidando el idioma vulgar, a fin de usar de él con su hija y con alguna otra persona de su afecto, si fuese menester.
Puede llegar un momento en que no pueda hablar con mi hija, porque no la entienda ni me entienda y hasta me tome por loco , y el corazón se le quedaba en suspenso.
Belarmino besó a su hija con ternura y largueza Luego se la encomendó al aprendiz, dándole de paso una moneda de cinco céntimos:
Si los señores, tan generosos siempre, decidiesen darle educación, enviarla a un colegio y hacer ver a Juana que se interesan por la niña, no sería extraño que esta mujer, en parte por egoísmo, en parte por vanagloria, cambiase de sentimientos y concluyese muy pronto por alardear de tener una hija que va para señorita.
La Juana, por el momento, no soltó prenda, pero ya casada, y así que sacó el genio, declaró que no se dejaba engañar por Belarmino, y que Angustias era una hija de tapadillo.
La niña es hija legítima de una hermana de Belarmino, mujer infeliz, viuda de recién casada, que murió de sobreparto, dejando ese recuerdo vivo, esa niña.
Prosiguió solo don Restituto: ¿hija espúrea acaso? ¿De él o de ella? De manera que ¿nos la han estado pegando?.
La hija, Angustias, ésa sí hace compañía frecuente a su padre, como ustedes habrán visto.
Un usurero apellidado Bellido se lo embargó todo, dejándole en la calle con su mujer y su hija.
Mis mejores amigos eran Celesto y Angustias, la hija de Belarmino.
Si se arruinabaproseguía pensando Belarmino, su deber era entrar como oficial con el nuevo zapatero y trabajar porque a la hija no le faltase lo preciso.
Mas después de casados, como quiera que ella no lograba hijos propios, comenzó a odiar al marido y a cavilar que la niña era hija disimulada de Belarmino, con que la criatura tampoco se libraba del odio de la apasionada mujer.
Lo cierto es que Angustias no era hija de Belarmino, sino de una hermana suya que, a poco de morírsele el marido, murió ella de sobreparto.
Cuando abrazaba y besaba a su hija, o la miraba en adoración, o pensaba en ella, sentíase más madre que padre.
Pero, ¿y su hijita de sus entrañas? Cuando Belarmino decía entre sí hija de mis entrañas , la frase adquiría casi sentido literal.
El trazado de la vida de Belarmino era una página escrita con falsilla, y en la cabecera de la página un signo sagrado: la hija de sus entrañas.
Belarmino despertó de su meditación para besar y abrazar a su hija, silenciosamente, con ahinco y ternura, todavía más exagerados que de ordinario.

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