Ejemplos con herraduras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pino: El Burro de la granja Raloo, como mascota de la familia Winks, es muy lento y aburrido, nunca corre, pero carga leche en la carreta del padre de Piggley, pero en realidad corre con tanata energía por comer tanta avena, en un episodio Piggley y susu amigos, trataron de hacer de que el Burro pino sea el caballo más veloz, sin hacer un ensallo de dos páginas, los burros no tienen herraduras, exepto pino.
Tuvo como resultado numerosos desbrozamientos y una mejora de las técnicas: pase de la rotación bienal a una trienal, utilización de estiércol, aparición de las espuelas y de las herraduras para los caballos, etc.
Durante los cuatro meses que duró la marcha, además de los enfrentamientos con los indígenas, pasaron un gran número de carencias y penalidades porque en aquellos parajes, el terreno era difícil y pedregoso y a los caballos se les dificultaba el caminar porque se les habían gastado las herraduras.
En otra escena se muestra un dormitorio de mujer donde vemos tirados unos zapatos de hombre, otros de mujer y finalmente unas herraduras.
Allí encontramos: cerraduras con sus respectivas llaves, cuchillos, garfios, clavos para adornar las puertas, herraduras para los animales de tiro y carga y los clavos especiales para ellas, cerrojos, etc.
Todos están impacientes por recibir sus regalos y Bodoque saca de su saco uns herraduras las cuales les entrega como regalos a sus amigos.
En las casas de los mineros más potentados circulaban todo tipo de perfumes, joyas, porcelanas y objetos suntuosos, y se dice que hasta las herraduras de los caballos eran de plata.
Sus herraduras, los estribos, la bayoneta y otros objetos del libertador están exhibidos como testimonio en el museo.
Peto suele representar objetos: pistolas, herraduras, trozos de papel, llaves, libros, etc.
En la primera sala, los visitantes pueden apreciar pedazos de platos, cuchillos, tenedores, restos de lozas, pailas, ollas herrumbradas, estribos, herraduras, latas y sardinas que consumían los solados aliados.
Las criaturas básicas se parecen a herraduras.
Con los caballos resultaba difícil desplazarse por la arena, vióse obligado a dejar atrás sus armas de fuego, herraduras, recambios bolsas de agua e incluso la ropa.
Escudo a la española, el jefe de oro, con los cuatro palos de gules, que es de Aragón, y de sinople con dos herraduras de oro, en pal, acompañadas de dos y dos flores de almendro en su color.
Los comienzos de los viajes a motor por carretera se hicieron sobre caminos primiticos plagados de púas de herraduras de caballo.
Entre el resto de materiales encontrados destacan cerámicas, brocales, herraduras de caballo, huesos de animales, piezas de bronce de atuendos y muebles.
Si se trata de la escalada en hielo sus inicios se le atribuyen a los pastores de los alpes, por el siglo XVI, quienes se ataban a los pies unos aparatos similares a las herraduras en los cuales adosaban Alpenstocks, de esta forma podían transitar por las cumbres nevadas.
Tampoco se supo en qué tiempo inverosímil Salvador ensilló su caballo por sí mismo, y mientras Rita clamaba a todos los santos del cielo y el pastor se quedaba con un palmo de narices, él volaba hacia Rucanto, en velocísima carrera, que levantaba chispazos de lumbre bajo las herraduras del potro.
En éstas y otras, y devorados por los comensales, amén de los pucheros bien atacados, dos docenas de pollos en salsa, media arroba de carne estofada y una calderada de arroz con leche, repartió entre ellos don Simón un mazo de puros del estanco, encargó a cada uno de los doce subalternos el mayor esmero en el cumplimiento de la comisión que se les había dado, los favoreció con un afectuoso apretón de manos, pagó la comida a los diez y ocho, y los piensos de otros tantos caballos, más algunas herraduras que hubo que poner a tres o cuatro de los últimos, y seguido de la consabida media docena de personajes que formaban su estado mayor, bajó al corral.
Y caminando siempre, y meditando sobre este y otros puntos, y rara vez hablando, el agua seguía cayendo espesa y muy fría, y el candidato no veía chispa, digo mal, veía las que sacaban las herraduras del caballo que precedía al suyo, al resbalar sobre los morrillos, y esto sucedía frecuentemente al borde de un precipicio, en cuyo fondo se despeñaba rugiendo un torrente, cada vez más impetuoso con el caudal de la lluvia.
Y el caballo blanco, el rojo, el negro y el pálido los aplastaban con indiferencia bajo sus herraduras implacables: el atleta oía el crujido de sus costillajes rotos, el niño agonizaba agarrado al pecho maternal, el viejo cerraba para siempre los párpados con un gemido infantil.
yo sentí estremecido el suelo por las herraduras de su caballo.
Los examinó detenidamente, revisó sus cascos a ver cómo estaban de herraduras, arregló los aparejos, mientras escuchaba dentro de la taberna un alegre y continuado retozar, salpicado de frases tiernas, carcajadas y no pocos golpes.
En el camino, húmedo y barroso por la lluvia tenaz que cayera dos días antes, se veían innumerables huellas de herraduras y de pesadas llantas.
Torciendo luego a la derecha, en dirección a la catedral, cuya corpulenta fábrica dominaba todo el pueblo, tomaron la calle del Condestable, en la cual, por ser estrecha y empedrada, retumbaban con estridente sonsonete las herraduras, alarmando al vecindario que por ventanas y balcones se mostraba, para satisfacer su curiosidad.
Parecía que la misma tierra, sacudiéndose bajo las herraduras de nuestros caballos, nos echaba hacia adelante.
Los franceses encontraron el país tranquilo, y creyeron llegar felizmente a Cádiz, pero bajo las herraduras de sus caballos iba naciendo la yerba de la insurrección.
¡Si sabré yo quién es Napoleón!, yo que le he visto, que le he hablado, que le he servido, que tengo aquí en el brazo derecho la señal de las herraduras de su caballo, cuando.
El cuarto bajo servía de oficina a las ruidosas ocupaciones de un machacador de hierro, que surtía de sartenes, asadores y herraduras a todo el barrio del Barquillo.
De allí le ha sacado Malambruno con sus artes, y le tiene en su poder, y se sirve dél en sus viajes, que los hace por momentos, por diversas partes del mundo, y hoy está aquí y mañana en Francia y otro día en Potosí, y es lo bueno que el tal caballo ni come, ni duerme ni gasta herraduras, y lleva un portante por los aires, sin tener alas, que el que lleva encima puede llevar una taza llena de agua en la mano sin que se le derrame gota, según camina llano y reposado, por lo cual la linda Magalona se holgaba mucho de andar caballera en él.
Mas ellas, que, a lo que pareció, debían de tener más gana de pacer que de ál, recibiéronle con las herraduras y con los dientes, de tal manera que, a poco espacio, se le rompieron las cinchas y quedó, sin silla, en pelota.

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