Ejemplos con hallazgo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Así, la más preciosa y fundamental de las adquisiciones del espírituel alfabeto, que da alas de inmortalidad a la palabranace en el seno de las factorías cananeas y es el hallazgo de una civilización mercantil, que, al utilizarlo con fines exclusivamente mercenarios, ignoraba que el genio de razas superiores lo transfiguraría convirtiéndole en el medio de propagar su más pura y luminosa esencia.
Además, no apareció con el nombre de su autor sino con el seudónimo de Adelaida Ral , y esto hubiera hecho aun más difícil su hallazgo.
Satisfecho de su hallazgo, mostrólo a sus dos vecinos, una mano aleve avanzó entonces por detrás y arrancóle de las suyas la obra maestra.
Mas, con gran sorpresa suya, pasó todo el día del lunes, y pasó también el martes, y llegó y pasó asimismo el miércoles, sin que ningún coche parase a la puerta, ni atravesase una sola visita las antesalas, ni recibiera el oso del vestíbulo en su bandeja ninguna tarjeta, ni llegara tampoco el menor recado, la más insignificante misiva de atención, de interés o de consuelo Aterróla entonces aquella soledad, que no sabía explicarse, porque ignoraba que la opinión había atravesado en el dintel de su puerta el cadáver de Jacobo, mas cuando llegaron a su noticia las voces que corrían y supo que una pérfida y misteriosa mano explotaba el funesto hallazgo de la capa de pieles, para hacer recaer sobre ella las sospechas del crimen, tuvo en su soledad vértigos de ira, estremecimientos de fiera acorralada, y decidió desafiar frente a frente a la calumnia con un golpe de enérgica audacia.
Sir Roberto, asombrado, creyendo encontrar un nuevo modelo de que colocar en el British Museum, quiso aplicar al hallazgo su método experimental, y recibió, en cambio, un espontáneo abanicazo que, en la irascibilidad de sus nervios excitada, le sacudió el tío Frasquito con su abanico de mandarín en lo alto de la cabeza.
El hallazgo era negativo, es decir, había descubierto que la mejor organización de los estados es la desorganización, la mejor de las leyes la que las anula todas, y el único gobierno el que tiene por misión no gobernar nada, dejando que las energías sociales se manifiesten como les da la gana.
Depositaría su hallazgo en casa de su hermana Candelaria hasta ponerle presentable.
Decíale doña Lupe que inventase algún específico, alguna papa cualquiera o antigualla que con nombre peregrino y nuevo pasase por prodigioso hallazgo, pero él se resistía porque lo consideraba impropio de la ciencia.
—Perdone vuestra Majestad mi atrevimiento, que no es mucho perder los sentidos con la alegría del hallazgo desta amada prenda.
Antonio, los cuales de allí a tres dias vinieron desalados y deseosos por saber si alguna nueva sabia el duque de Cornelia, que Fabio, que los fué a llamar, no les pudo decir ninguna cosa de su hallazgo, pues no la sabia.
Antonio, sino que yo quiero hacer un personaje en esta trágica comedia, y ha de ser el que pide las albricias del hallazgo de la señora Cornelia y de su hijo, que quedan en mi casa?.
Como el duque y Lorenzo oyeron tratar del hallazgo de Cornelia y de albricias, preguntaron qué era aquello.
Juan, no acabais de poner la alegría y el contento destos señores en su punto, pidiendo las albricias del hallazgo de la señora Cornelia y de su hijo?.
Ya en esto se le arrasaban los ojos de lágrimas, y al duque lo mismo, enternecidos, el uno con la pérdida de su esposa, y el otro con el hallazgo de tan buen cuñado, pero considerando que pareceria flaqueza dar muestras con lágrimas de tanto sentimiento, las reprimieron y volvieron a encerrar en los ojos, y los de D.
Sulpicia no dió el niño al criado del duque, sino a otro en su cambio: Cornelia no parece, él se culpa de todo, y dice que cada y cuando que la señora Cornelia parezca, la recebirá como a su verdadera esposa: mirad, señor Lorenzo, si hay mas que decir, ni mas que desear, sino es el hallazgo de las dos tan ricas como desgraciadas prendas.
Sacó en esto de la faldriquera un pañuelo randado para limpiarse el sudor que llovia de su rostro como de alquitara, y apénas le hubo visto Cortado, cuando le marcó por suyo: y habiéndose ido el sacristan, Cortado le siguió y le alcanzó en las gradas, donde le llamó y le retiró a una parte, y allí le comenzó a decir tantos disparates al modo de lo que llaman bernardinas, cerca del hurto y hallazgo de su bolsa, dándole buenas esperanzas, sin concluir jamas razon que comenzase, que el pobre sacristan estaba embelesado escuchándole, y como no acababa de entender lo que le decia, hacia que le repitiese la razon dos y tres veces.
Olvidábaseme de decir cómo la enamorada mesonera descubrió a la justicia no ser verdad lo del hurto de Andres el jitano, y confesó su amor y su culpa, a quien no respondió pena alguna, porque en la alegría del hallazgo de los desposados se enterró la venganza y resucitó la clemencia.
Atónito quedó Andres viendo el amor que le mostraban, y en breves razones Doña Guiomar contó la pérdida de su hija y su hallazgo con las certísimas señas que la jitana vieja habia dado de su hurto, con que acabó D.
—Calla, hija Preciosa, dijo su padre, que este nombre de Preciosa quiero que se te quede en memoria de tu pérdida y de tu hallazgo, que yo como tu padre tomo a cargo el ponerte en estado que no desdiga de quien eres.
Tanto se admiraron desto como del hallazgo de su hija, y mandó el corregidor a la jitana que fuese por los vestidos de D.
No quiso vestirse por entonces, hasta que estuviesen junto de donde don Quijote estaba, y así, dobló sus vestidos, y el cura acomodó su barba, y siguieron su camino, guiándolos Sancho Panza, el cual les fue contando lo que les aconteció con el loco que hallaron en la sierra, encubriendo, empero, el hallazgo de la maleta y de cuanto en ella venía, que, maguer que tonto, era un poco codicioso el mancebo.
Finalmente, la moza parecía bien a todos, y ninguno la conoció de cuantos la vieron, y los naturales del lugar dijeron que no podían pensar quién fuese, y los consabidores de las burlas que se habían de hacer a Sancho fueron los que más se admiraron, porque aquel suceso y hallazgo no venía ordenado por ellos, y así, estaban dudosos, esperando en qué pararía el caso.
Allí concertaron que el capitán y Zoraida se volviesen con su hermano a Sevilla y avisasen a su padre de su hallazgo y libertad, para que, como pudiese, viniese a hallarse en las bodas y bautismo de Zoraida, por no le ser al oidor posible dejar el camino que llevaba, a causa de tener nuevas que de allí a un mes partía la flota de Sevilla a la Nueva España, y fuérale de grande incomodidad perder el viaje.
Si me holgué con el hallazgo, no hay para qué decirlo, pues fue tanto el contento como la admiración de pensar de donde podía venirnos aquel bien, especialmente a mí, pues las muestras de no haber querido soltar la caña sino a mí claro decían que a mí se hacía la merced.
Dichosa buscada y dichoso hallazgo dijo a esta sazón Sancho Panza, y más si mi amo es tan venturoso que desfaga ese agravio y enderece ese tuerto, matando a ese hideputa dese gigante que vuestra merced dice, que sí matará si él le encuentra, si ya no fuese fantasma, que contra las fantasmas no tiene mi señor poder alguno.
Y vente ahora tras mí poco a poco, o como pudieres, y haz de los ojos lanternas, rodearemos esta serrezuela: quizá toparemos con aquel hombre que vimos, el cual, sin duda alguna, no es otro que el dueño de nuestro hallazgo.
Y, aunque no halló mas de lo hallado, dio por bien empleados los vuelos de la manta, el vomitar del brebaje, las bendiciones de las estacas, las puñadas del arriero, la falta de las alforjas, el robo del gabán y toda la hambre, sed y cansancio que había pasado en servicio de su buen señor, pareciéndole que estaba más que rebién pagado con la merced recebida de la entrega del hallazgo.
Pero yo, por facilitar más el negocio y por no dejar de la mano tan buen hallazgo, le truje a mi casa, donde en poco más de mes y medio la tradujo toda, del mesmo modo que aquí se refiere.
Estando, pues, en la ciudad, sin saber qué hacerme, pues a don Fernando no hallaba, llegó a mis oídos un público pregón, donde se prometía grande hallazgo a quien me hallase, dando las señas de la edad y del mesmo traje que traía, y oí decir que se decía que me había sacado de casa de mis padres el mozo que conmigo vino, cosa que me llegó al alma, por ver cuán de caída andaba mi crédito, pues no bastaba perderle con mi venida, sino añadir el con quién, siendo subjeto tan bajo y tan indigno de mis buenos pensamientos.
Parecióles bien lo que Sancho Panza decía, y así, determinaron de aguardarle hasta que volviese con las nuevas del hallazgo de su amo.

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