Ejemplos con guardo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por su parte, los mineros de Guardo se refugiaron en la zona leonesa de Cistierna.
El Partido Socialista tenía fuerza en la capital, en los cotos mineros de Barruelo de Santullán y Guardo, en el núcleo ferroviario de Venta de Baños y en las Casas del Pueblo esparcidas por las aldeas de la llanura, en especial por la zona de Baltanás.
Los mayores núcleos obreros de la provincia de Palencia eran los pueblos mineros de la Montaña: Barruelo de Santullán y Guardo.
En la provincia, la mayor resistencia se produjo en las zonas mineras de Barruelo de Santullán y Guardo.
A medio camino entre Guardo y Cervera de Pisuerga.
Hijo de un empleado de una explotación minera de Guardo, Landáburu dio sus primeras patadas al balón en el equipo de su pueblo, posteriormente en el equipo del Colegio San José de Valladolid y de ahí, aún siendo juvenil, al Real Valladolid.
Entonces se levanto a curiosear, se fue a lo que parecía un joyero y al abrirlo encontró algo que le impacto bastante, una cuenta de el collar perdido del el retrato de la bisabuela Carlota, lo guardo y se fue a la cama.
Guardo mi primer dólar y sigo ahorrando e invirtiendo mi dinero, recuerda, nunca olvidé cómo se sentía ser pobre, añadió.
También guardo una seleccion de contenidos visuales varios que me regaló para un cumpleaños en forma de delux VHS box.
Se le guardo luto como un héroe nacional después de su muerte.
Infante se había hecho una persona impopular en Santa Fe por el despotismo con que actuaba y los abusos que había cometido, se cuenta que iba a las cantinas donde luego de beber abundante licor preguntaba con voz amenazante mientras desenvainaba hasta la mitad su sable ¿Cuanto se debe?, a lo cual la asustada mesonera respondía que nada, Infante envainando el sable respondía burlonamente: ¿Porque se asusta?¿No sabe usted que yo guardo las monedas en el sable?.
Hasta el mismo Don Roberto Gómez Bolaños, por años, se negó a revelar lo que contenía dichosa bolsita, pero al final se decidió a hablar y mencionó que la bolsa trae los posibles rencores y venenos, y los guardo muy bien para que no se escapen, y para que no haya rencor ni veneno en mis libretos.
Los amores son la esencia de mi vida y los guardo en mi corazón como si fuesen una perla del Oriente.
Lo de menos, para usted, es si yo guardo la vigilia o no.
Yo creo en la Virgen del Sagrario y un poquito en Dios, ¿pero en esos señores? ¡Si los conocieran como yo! Pero, en fin, todos hemos de vivir, y lo malo no es tener defectos, sino ocultarlos, hacer la comedia como el sinvergüenza de mi yerno, que ahí donde lo ves, grandote como un castillo, se da golpes de pecho, besa el suelo lo mismo que las beatas, está deseando mi muerte, creyendo que guardo algo en mi arcón, y quita lo que puede del cepillo de la Virgen, y roba las velas y hace trampas en el cobro de las misas, y ya estaría en la calle si no fuese por mí, que pienso en mi hija, siempre enferma, y en los pobrecitos de mis nietos.
Conservo íntegras las creencias en que fuí criado, guardo incólume la fe de mis padres, y ella ha sido para mí, en mis horas negras, en mis días tristes, fuente de consuelo, faro salvador, ella alivió mis dolores y restañó siempre las heridas más hondas de mi corazón con el bálsamo de las eternas esperanzas.
¿Yo? Pienso retardar todo lo posible ese viaje, y tiempo me queda para malgastar antes los cuatro cuartos que guardo.
—¡Ay! ¡guardo allá en el alma tales memorias de no sé qué felicidades perdidas!.
Guardo la fatídica yema para otro, sí, para otro, en quien ahora recaen todos mis odios.
Ningún rencor te guardo: Entonces estaba rabiosa.
Le guardo todas las consideraciones que ella se merece, porque no puedes figurarte lo buena que es.
Pero si no hay nada, me guardo mi súplica por ahora, únicamente me permito hacerla de un modo condicional, ¿qué le parece a usted?, mirando a lo futuro, y para el caso de que lo que ahora no sucede, sucediera mañana o pasado.
¿Cómo voy a colocarlo yo? Téngalo usted, yo guardo el recibo y vendré todos los trimestres a recoger el premio.
Mire usted, después que Dios me ha dado al , no le guardo rencor a la otra Porque yo soy tanto como ella por lo menos Como no sea más.
¿Para qué las han hecho así? La verdadera ley es la de la sangre, o como dice Juan Pablo, la Naturaleza, y yo por la Naturaleza le he quitado a la el puesto que ella me había quitado a mí Ahora la quisiera yo ver delante para decirle cuatro cosas y enseñarle este hijo ¡Ah!, ¡qué envidia me va a tener cuando lo sepa! ¡Qué rabiosilla se va a poner! Que se me venga ahora con leyes, y verá lo que le contesto Pero no, no le guardo rencor, ahora que he ganado el pleito y está ella debajo, la perdono, yo soy así.
Yo no guardo rencor a nadie digo, no se lo guardo a ella, porque.
No le guardo rencor, y como me apuren mucho, hasta le tomaré cariño Tres mamás va a tener este rico, esta gloria: yo, que soy la mamá primera, ella la mamá segunda, y usted la mamá tercera.
Yendo una noche mi mayor a pedir limosna en casa del corregidor desta ciudad, que es un gran caballero y muy gran cristiano, hallámosle solo, y parecióme a mí tomar ocasion de aquella soledad para decille ciertos advertimientos que habia oido decir a un viejo enfermo deste hospital acerca de cómo se podia remediar la perdicion tan notoria de las mozas vagamundas, que por no servir dan en malas, y tan malas, que pueblan los hospitales de los perdidos que las siguen, plaga intolerable y que pedia presto y eficaz remedio: digo que queriendo decírselo, alcé la voz, pensando que tenian habla, y en lugar de pronunciar razones concertadas, ladré con tanta priesa y con tan levantado tono, que enfadado el corregidor, dió voces a sus criados que me echasen de la sala a palos, y un lacayo que acudió a la voz de su señor, que fuera mejor que por entónces estuviera sordo, asió de una cantimplora de cobre que le vino a la mano, y diómela tal en mis costillas, que hasta ahora guardo las reliquias de aquellos golpes.
Que esta reliquia guardo para el duro trance que me amenaza mi porfía, que en tu mismo rigor se fortalece.

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