Ejemplos con golpeaba
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
Además, la ofendía de palabra y obra, la humillaba y la golpeaba.
Las violaciones eran preparadas cuando Buendía espiaba a sus víctimas, luego las seguía hasta los sanitarios hasta esperar que estuvieran solas y con un una navaja las amenazaba, las golpeaba y violaba.
El ataque ocurrió cuando Alex se encontró con El Tenia en un paso subterráneo, mientras él golpeaba a una prostituta.
Curiosamente en la mayoría de los sketchs en los que participaba en sus programas, interpretaba el papel de suegro aquel a quien, en arranques de ira causadas por su torpeza golpeaba repetidamente.
El asesino reconoció que Rosana se defendió durante unos instantes y que, cuando vio que ya no le golpeaba con las manos y los pies, la dejó caer.
Celio se burló de Vatia Isaúrico al arreglar su silla de magistrado decorándola con unas tiras de cuero, ya que era conocido en Roma que el padre de Vatia Isaúrico lo golpeaba con una tira de cuero, lo que era vergonzoso para el nombre de la familia.
Dentro de los mismos seis meses, la reina también fue tomada como trofeo de guerra y debía atar los zapatos de una reina que la golpeaba y abusaba de ella.
Bajo un cobertizo brillaba el ojo inflamado de una fogata, y junto a ella el , de pie ante el yunque, golpeaba con el martillo una barra de hierro ígneo.
Con la diestra armada de un palillo golpeaba lentamente uno de los parches, y así permanecía inmóvil, en actitud reflexiva, con el pensamiento concentrado en su improvisación, contemplando el inmenso horizonte del mar a través de sus dedos.
El tamborilero, con su redondo instrumento acostado en una rodilla, golpeaba el parche cadenciosamente, mientras su compañero soplaba en la larga flauta de madera, adornada con tallas de primitiva rudeza hechas a cuchillo.
El tamborilero había recobrado el instrumento de manos del , y golpeaba con su baqueta el redondo parche.
Se golpeaba el pecho y luego le señalaba a él.
Su burdo contendiente aún no se había detenido una sola vez: golpeaba la piedra, con la cabeza baja, mostrando la pasividad resignada del buey que abre un surco sin fin.
Oyó un canto lúgubre que rasgaba como un lamento la calma de la noche, y vió pasar a un hombre, vacilante sobre sus piernas, que parecía ebrio, llevando a cuestas a otro, envuelto en una sábana, con un brazo colgante que le golpeaba a cada paso.
El agua del cielo golpeaba los vidrios de la ventana del camaranchón.
No podía hablar y se golpeaba la cabeza con los puños.
