Ejemplos con gobernantes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Investigó la ubicación y el tamaño de las pirámides y elaboró una lista de la sucesión regia y la duración de los reinados, con la hipótesis de considerar que los gobernantes más antiguos eligieron las mejores localizaciones para sus pirámides, mientras que los posteriores debían construir en lugares menos favorables.
Los gobernantes de las regiones son designados directamente por el gobierno central.
Soldados, policías y detectives mostraban una estrecha y constante vigilancia en el edificio que albergaba a los supremos gobernantes ingleses del Mandato.
Algunos eruditos creen que Pandión II fue una figura inventada para rellenar un hueco en la cronología de los gobernantes míticos de Atenas.
Sucesivos gobernantes franceses buscaron anexar la región a Francia.
A los gobernantes de varios altepetl como Motecuhzoma Xocoyotzin se les denominó hu y tlahtoani.
Se conoce el nombre de algunos de los gobernantes de Toniná, gracias a haber sido localizadas algunas inscripciones en los monumentos de la ciudad, siendo dichos nombres:.
Al final de la regencia de la reina-faraón Hatshepsut, los gobernantes de la antigua Siria intentaron liberarse del yugo de la hegemonía egipcia.
La familia también afrontó la oposición de los gobernantes de Egipto y el Imperio Otomano.
Los gobernantes y reyes de Arabia Saudita también consiguieron más poder.
Ya en Islandia, la historia relata que sus gobernantes tuvieron que tomar una decisión amarga.
Durante la primera mitad del siglo XVIII las costas correntinas sufrieron intentos ataques, lo que sumado a la experiencia recogida en otras ciudades de frontera movió a los gobernantes de Corrientes a buscar una nueva alternativa a la simple represalia de los ataques que habían llevado hasta entonces: acuerdos de paz y reducciones aborígenes a cargo de sacerdotes jesuitas.
El conflicto duró poco, pues ninguno de los gobernantes ni ciudades nombradas por Nicomedes I como protectores de sus hijos más pequeños - y por tanto de Etazeta - acudió en su ayuda.
Sir Hector Munro, héroe que derrotó a tres gobernantes indios, y que comandaba una fuerza de apoyo, no pudo enfrentarse a Tipu y levantó la retirada hacia Madrás, abandonando toda su artillería en Conjeevaram.
Más tarde fue desterrado a España por las disputas entre los gobernantes de Asunción.
De los gobernantes posteriores solo hay testimonios en la propia Nubia.
, Minardil se encontraba en Pelargir, cuando una flota de Corsarios, comandada por los Gobernantes de Umbar, atacó la ciudad remontando el Anduin.
Debido a un acontecimiento fortuito el hallazgo de pequeñas piezas arqueológicas en el Chaco, la participación de los Wagner en el discernimiento de su antigüedad y la repercusión mediática que había tenido el asunto , algunos de los gobernantes santiagueños parecieron comprender la importancia del asunto y comenzaron a apoyar económicamente las investigaciones.
Tal triunvirato estaba constituido por Cirilo Antonio Rivarola, Carlos Loizaga y José Antonio Bedoya como gobernantes paraguayos.
Estas realizaciones que el desarrolló, traducían un viejo ideal ya pregonado muchas veces por gobernantes, estadistas y legisladores, pero que no pasaron de la proyección del intento, la sugerencia y el consejo.
Es interminable la cantidad de personajes públicos, deportistas, artistas, escritores, militares, gobernantes, médicos de gran renombre en el Perú, son en caso de:.
Unos habían sido almirantes de las flotas del rey, otros, gobernantes de lejanos territorios, algunos dormían el sueño eterno en la catedral de La Valette con otros ilustres mallorquines, y Jaime había contemplado sus tumbas en una visita a Malta.
Cuando en la noche le hizo saber su camarada el viaje de los gobernantes con todo el misterio de una noticia que aún no era pública, se limitó a contestar, después de reflexivo mutismo:.
Pero es de defensa, y los gobernantes no tienen culpa de ello.
Cada dos años, esta humilde estación, por donde pasaban los bienaventurados de la tierra, millonarios de los dos hemisferios, damas bellas y curiosas, gobernantes de naciones, grandes artistas, cambiaba de jefe.
Escribía Manuelillo, en semejanza de lo que estaba en boga entonces, unas letrillas y artículos de costumbres que ya mostraban a un enamorado de la buena lengua, pero a poco se soltó por natural empuje, con vuelos suyos propios, y empezó a enderezar a los gobernantes que no dirigen honradamente a sus pueblos, unas odas tan a lo pindárico, y recibidas con tal favor entre la gente estudiantesca, que en una revuelta que tramaron contra el Gobierno unos patricios que andaban muy solos, pues llevaban consigo la buena doctrina, fue hecho preso don Manuelillo, quien en verdad tenía en la sangre el microbio sedicioso, y bien que tuvieron que empeñarse los amigos pudientes de don Manuel para que en gracia de su edad saliese libre el Pindarito, a quien su padre, riñéndole con los labios, en que le temblaban los bigotes, como los árboles cuando va a caer la lluvia, y aprobándole con el corazón, envió a seguir, en lo que cometió grandísimo error, estudios de Derecho en la Universidad de Salamanca, más desfavorecida que otras de España, y no muy gloriosa ahora, pero donde tenía la angustiada doña Andrea los buenos parientes que le enviaban las farinetas.
Su asesinato fué una conspiración de las autoridades constituidas, gobernantes, ricos y sacerdotes, los mismos que hoy son sus devotos y explotan su recuerdo.
No había quien sirviera para ministro, y extranjeros fueron todos los gobernantes con Felipe V y Fernando VI, extranjeros los que vinieron a restaurar las perdidas industrias, a roturar las tierras abandonadas, a establecer los antiguos riegos y fundar colonias en los páramos frecuentados por fieras y bandidos.
¿Y los gobernantes, las leyes y las costumbres de la sociedad?preguntó el campanero.
Siempre que el arcipreste venía a Cebre, pasaba un ratito en el estanco y cartería, donde se charlaba de política por los codos, se leían papeles de Madrid, y se enmendaba la plana a todos los gobernantes y estadistas habidos y por haber, oyéndose a menudo frases del corte siguiente: Yo, Presidente del Consejo de Ministros, arreglo eso de una plumada.

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