Ejemplos con generación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las abuelas de Jaime habían conservado de generación en generación un grueso diamante sin tallar, recuerdo del heroico capitán por el generoso hospedaje de los Febrer.
Vuestra energía viril tendrá con ello un estímulo más poderoso, puesto que hay la virtualidad de un interés dramático mayor, en el desempeño de ese papel, activo esencialmente, de renovación y de conquista, propio para acrisolar las fuerzas de una generación heroicamente dotada, que en la serena y olímpica actitud que suelen las edades de oro del espíritu imponer a los oficiantes solemnes de su gloria.
A vuestra generación toca impedirlo, a la juventud que se levanta, sangre y músculo y nervio del porvenir.
La crítica de la realidad democrática toma formas severas en la generación de Taine y de Renán.
La humanidad, renovando de generación en generación su activa esperanza y su ansiosa fe en un ideal, al través de la dura experiencia de los siglos, hacía pensar a Guyau en la obsesión de aquella pobre enajenada cuya extraña y conmovedora locura consistía en creer llegado, constantemente, el día de sus bodas.
Y ningún otro espectáculo puede imaginarse más propio para cautivar a un tiempo el interés del pensador y el entusiasmo del artista, que el que presenta una generación humana que marcha al encuentro del futuro, vibrante con la impaciencia de la acción, alta la frente, en la sonrisa un altanero desdén del desengaño, colmada el alma por dulces y remotos mirajes que derraman en ella misteriosos estímulos, como las visiones de Cipango y El Dorado en las crónicas heroicas de los conquistadores.
Si con relación a la escuela de la voluntad individual, pudo Goethe decir profundamente que sólo es digno de la libertad y la vida quien es capaz de conquistarlas día a día para sí, con tanta más razón podría decirse que el honor de cada generación humana exige que ella se conquiste, por la perseverante actividad de su pensamiento, por el esfuerzo propio, su fe en determinada manifestación del ideal y su puesto en la evolución de las ideas.
¿Quién podrá, por consiguiente, tomarle cuenta de la sangre que se derramó, de las lágrimas que se vertieron, de todo lo que pudo suponer aquella lucha postrera de la actual generación cubana, cuando él fue la primera víctima, prestándose a su propia inmolación? De ese modo, redimió todo lo que pudiera pensarse que hubo de sombrío en su obra, aceptando para él, espontáneamente, la parte más sombría.
Mas a poco de esto, hacía veinticinco años a la fecha de nuestra historia tales cosas iba viendo nuestro señor don Manuel que volvió a tomar la capa, que por inútil había colgado en el rincón más hondo del armario, y cada día se fue callando más, y escribiendo menos, y arrebujándose mejor en ella, hasta que guardó las plumas, y muy apegado ya a la clemente temperatura del país y al dulce trato de sus hijos para pensar en abandonarlo, determinó abrir escuela, si bien no introdujo en el arte de enseñar, por no ser aun este muy sabido tampoco en España, novedad alguna que acomodase mejor a la educación de los hispanoamericanos fáciles y ardientes, que los torpes métodos en uso, ello es que con su Iturzaeta y su Aritmética de Krüger y su Dibujo Lineal, y unas encendidas lecciones de Historia, de que salía bufando y escapando Felipe Segundo como comido de llamas, el señor Valle sacó una generación de discípulos, un tanto románticos y dados a lo maravilloso, pero que fueron a su tiempo mancebos de honor y enemigos tenaces de los gobiernos tiránicos.
¿Qué mejor recompensa para el esfuerzo de nuestros mayores, para el esfuerzo definitivo que nosotros hicimos? Vivamos, por consiguiente, persuadidos de esa idea, vivamos perfectamente compenetrados de que la generación que nos precediera fue mucho más desgraciada, mucho más sacrificada que la nuestra.
¿No es esto bastante premio para nuestro esfuerzo? ¡Si no nos ha sido posible, si no nos ha de ser posible llegar también a conseguir la felicidad, pensemos que esta será sin duda el premio de una generación posterior: el nuestro lo tenemos ya, lo hemos conseguido!.
¿Qué importa? Nosotros somos en Cuba la generación que consiguió realizar la libertad.
Ahora, para experimentar en toda su intensidad este consuelo, es preciso hacer un esfuerzo por llegar a una determinada altura moral y mental, porque es preciso darnos cuenta de que ese renacimiento y ese bienestar que mañana nos esperan, tal vez no los gozaremos nosotros, los gozarán tan solo los que vengan detrás de nuestra generación.
Discutía con un grupo de pastores de la sierra: hombres negruzcos y retorcidos como sarmientos, con chaquetones pardos y abarcas y polainas, hembras con pañuelos rojos y faldas mugrientas y remendadas que pasaban de generación a generación.
Por esto la monarquía española ha bostezado de tristeza, transmitiendo la melancolía de una a otra generación.
Con la marcha del estudiante acababan en casa de los Luna las veladas, en las que el campanero, el pertiguero, los sacristanes y demás empleados del templo escuchaban la voz clara y bien acentuada de Gabriel, que les leía como un ángel, unas veces las vidas de los santos, otras los periódicos católicos que llegaban de Madrid, y en ciertas noches un con tapas de pergamino y ortografía anticuada, venerable ejemplar que había pasado en la familia de generación en generación.
Pero también conoce algunas quejas de esa generación mexicana de grandes clásicos.
¡Idealismo!dirán los desengañados, los hijos de esta generación egoísta y sensual.
He dado en creer que su lectura será provechosa para la actual generación.
A las veces renuncio a copiar estas páginas envejecidas en la gaveta, y que acaso no serán entendidas de la generación presente, que ha de leerlas deprisa en el folletín de un periódico.
Ya su generación pone el oído a los consejos de la escuela realista.
Cansada de su inútil escrutinio y guardando las llaves, que formaban apretado racimo, digno del arsenal de una compañía de ladrones, doña Lupe se sentó a meditar, y poniéndose una mano sobre el pecho de algodón y acariciándoselo, se rascó con los dedos de la otra la frente, allí donde principia el cabello, como quien estimula la generación de una idea, y dijo: Pues si efectivamente no le ha dado nada, hay que reconocer que ese hombre es el mayor de los indecentes.
He aquí por qué el suegro, a pesar de encontrarse cronológicamente una generación más atrás que su yerno, estaba moralmente bastantes años delante.
Si los escuderos fuéramos hijos de los caballeros a quien servimos, o parientes suyos muy cercanos, no fuera mucho que nos alcanzara la pena de sus culpas hasta la cuarta generación, pero, ¿qué tienen que ver los Panzas con los Quijotes? Ahora bien: tornémonos a acomodar y durmamos lo poco que queda de la noche, y amanecerá Dios y medraremos.
Pues desde entonces, de mano en mano, fue aquella orden de caballería estendiéndose y dilatándose por muchas y diversas partes del mundo, y en ella fueron famosos y conocidos por sus fechos el valiente Amadís de Gaula, con todos sus hijos y nietos, hasta la quinta generación, y el valeroso Felixmarte de Hircania, y el nunca como se debe alabado Tirante el Blanco, y casi que en nuestros días vimos y comunicamos y oímos al invencible y valeroso caballero don Belianís de Grecia.
Decía mucho bien del gigante Morgante, porque, con ser de aquella generación gigantea, que todos son soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado.

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